La estrategia del Caribe para cerrar la brecha en la implementación del agua en la Semana Regional del Agua 2025
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Santiago, 8 de octubre de 2025 — En la Sesión 2 de la Semana Regional del Agua 2025, el Sr. Alva Browne , Secretario Permanente del Ministerio de Infraestructura, Servicios Públicos, Aviación Civil y Transporte de Granada, pronunció un discurso inaugural que enmarcó la seguridad hídrica como elemento vital de la resiliencia climática para las islas pequeñas y la región de América Latina y el Caribe en general. En nombre del Gobierno de Granada y el Caribe, instó a priorizar la ejecución por encima del diagnóstico y describió tres pilares para cerrar la brecha de implementación: Integración, Inversión e Inclusión, tres "I" clave .

Saludos de apertura y agradecimientos: Distinguidos representantes de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe, la Alianza Mundial para el Agua, colegas de los gobiernos socios, la sociedad civil, la academia y el sector privado: Buenas tardes.
Es un honor y un privilegio haber sido invitado a compartir algunas reflexiones con ustedes en nombre del Gobierno de Granada y, por extensión, de los gobiernos y pueblos del Caribe. Les traigo también los más cordiales saludos y mejores deseos del Honorable Dickon Mitchell, Primer Ministro de Granada y Ministro de Servicios Públicos, a cuya cartera corresponde el crucial tema de la gobernanza del agua.
Permítanme, en primer lugar, agradecer a la CEPAL y sus socios por convocar esta Semana Regional del Agua bajo un tema tan oportuno y adecuado: Cerrar la brecha de implementación para la seguridad hídrica.
Para nosotros en el Caribe, esto no es una discusión abstracta. Es nuestra realidad cotidiana: define el ritmo de nuestras vidas y la resiliencia de nuestras islas. Es la base de nuestra existencia y la del planeta.
La realidad de la seguridad hídrica en Granada: En Granada, Carriacou y Petite Martinique (por supuesto, somos una nación formada por tres islas), la disponibilidad de agua se ha convertido en uno de nuestros desafíos climáticos más urgentes.
En mayo de 2024, Granada declaró una crisis hídrica nacional —la peor desde 2010— tras meses de sequía que dejaron los embalses en mínimos históricos. Las comunidades sufrieron racionamientos e interrupciones del servicio; nuestra Autoridad Nacional de Agua y Alcantarillado colaboró con la Cruz Roja para transportar agua en camiones cisterna a las parroquias rurales. Fue un duro recordatorio de que nuestros sistemas no estaban preparados para las largas temporadas secas que ahora enfrentamos.
Apenas seis meses después, en noviembre de 2024, la situación cambió. Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra, dañando tuberías y cortando el servicio a parroquias enteras. En algunas zonas, esas inundaciones causaron mayores pérdidas que las del huracán Beryl, apenas unos meses antes.
Amigos, colegas: Estamos viviendo lo que yo llamo extremos hidroclimáticos: pasamos de sequías a inundaciones, de escasez a exceso de agua, todo en un mismo año. Y según nuestra empresa nacional de servicios públicos, casi el 40 % del agua tratada se sigue perdiendo por fugas, lo que demuestra la presión a la que están sometidos nuestros sistemas.
Para nuestra isla hermana Carriacou, donde las familias dependen de la recolección de agua de lluvia, la sequía de 2024 y los daños a los sistemas de desalinización después de Beryl demostraron cuán delgados son realmente nuestros márgenes de seguridad.
Progreso y reforma institucional: Sin embargo, a pesar de estos desafíos, hay progreso. A través del Proyecto del Sector Hídrico Resiliente al Clima de Granada (G-CREWS), estamos modernizando la infraestructura, reformando las políticas y construyendo una base institucional más sólida para la gestión sostenible del agua.
La creación de nuestra Unidad de Gestión de Recursos Hídricos y la nueva Ley de Gestión y Regulación de los Recursos Hídricos representan un punto de inflexión: unen la gestión de cuencas hidrográficas, el uso de la tierra y la resiliencia climática bajo un marco coherente.
Nuestra colaboración con la Alianza Mundial para el Agua del Caribe (GWP-C), con sede en Granada, garantiza que estos avances nacionales impulsen el desarrollo de capacidades regionales. Gracias al liderazgo de la GWP-C, la gestión integrada de los recursos hídricos se está convirtiendo en una práctica habitual en los estados caribeños, con el apoyo del intercambio de conocimientos y la financiación de iniciativas de preparación. Por lo tanto, al intentar cerrar la brecha, es fundamental construir los marcos institucionales, legales y regulatorios que permitan una implementación eficaz.
Planificación basada en la ciencia y cooperación regional: Justo en agosto, el Simposio Científico del Caribe sobre el Agua, convocado por GWP-C durante la Semana Mundial del Agua, nos recordó que la ciencia es infraestructura. Los datos, los modelos y el monitoreo son tan esenciales como las tuberías y las bombas.
El mensaje del Simposio fue claro: debemos pasar de los planes al progreso. Y por eso estamos aquí en Santiago esta semana. Los Planes Nacionales de Adaptación deben considerar el agua como un elemento central para la resiliencia climática, no como un tema secundario. Granada se ha tomado esto muy en serio. Por ello, la semana pasada, nuestro Gabinete aprobó el Plan Nacional de Adaptación 2025-2030 revisado, con la seguridad hídrica como pilar central. Este plan establece un programa de acción para mejorar la disponibilidad, modernizar la infraestructura y garantizar la equidad, para que las comunidades rurales y elevadas no se queden atrás.
Junto con nuestro Plan Nacional de Desarrollo Sostenible 2020-2035, esta alineación entre adaptación y desarrollo crea un andamiaje para convertir la ambición en implementación.
Perspectiva regional y voz colectiva: Colegas, el progreso de Granada forma parte de un impulso regional más amplio en el que los países están avanzando en la seguridad hídrica a través de sus Planes Nacionales de Adaptación.
Trinidad y Tobago ya se encuentra en la fase de implementación de su plan, lo que demuestra cómo la reforma institucional y la reutilización de aguas residuales pueden traducir la política en adaptación práctica.
Guyana se encuentra en la etapa de preparación, fortaleciendo los sistemas de datos hidrológicos y alineando su Política de Cambio Climático para allanar el camino para un PNA completo y el acceso a financiamiento climático.
Santa Lucía ha establecido un Plan de Acción Nacional (PAN) dedicado al Agua, centrado en la inclusión, mientras que Barbados sigue liderando con su Programa "Del Techo al Arrecife", que vincula los ecosistemas con la gobernanza del agua. Junto con el recién aprobado PAN 2025-2030 de Granada, que sitúa el agua en el centro de nuestra estrategia nacional de resiliencia, estos esfuerzos demuestran que la región está avanzando con decisión de la planificación a la acción. ¡¡¡Cerrando la brecha!!!
Amigos, nuestra prueba colectiva ahora es la implementación: garantizar la integración, la inversión y la inclusión para obtener resultados reales sobre el terreno.
Para superar esa brecha, debemos centrarnos en tres pilares (y me gusta pensar en ellos como tres "I" clave:
1. Integración : La integración comienza con la gestión del agua, no como un solo servicio público, sino como parte de un sistema nacional más amplio que conecta la tierra, la energía, la agricultura y las personas. En Granada, el establecimiento de nuestra Unidad de Gestión de Recursos Hídricos ha acelerado nuestro progreso hacia la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos, garantizando que las decisiones sobre la protección de cuencas hidrográficas, el uso del suelo y el desarrollo de infraestructuras estén coordinadas en lugar de fragmentadas. Este enfoque integrado nos ayuda a equilibrar las necesidades que compiten entre sí, desde la energía y la agricultura hasta el turismo y el uso doméstico, a la vez que protegemos nuestros ríos y acuíferos para las generaciones futuras.
En todo el Caribe, las empresas de servicios públicos siguen lidiando con el agua no contabilizada: la diferencia entre lo que se produce y lo que llega a los consumidores. El Estudio Comparativo de Servicios de Agua del Caribe de 2021 del Banco Interamericano de Desarrollo reveló que las pérdidas oscilan entre el 20 % y el 75 %, con un promedio de alrededor del 46 % en toda la región. Estas ineficiencias no son solo problemas técnicos, sino que se traducen en desperdicio de energía, reducción de ingresos y pérdida de oportunidades para la equidad y la resiliencia climática. Abordarlas es fundamental para la integración, garantizando que los sistemas de agua, energía y tierra funcionen juntos de forma eficiente y sostenible.
Y eso nos lleva a la segunda "I": Inversión, porque la integración requiere los recursos y las asociaciones necesarias para el éxito.
2. Inversión : no se trata solo de atraer fondos: se trata de invertir con prudencia, priorizando la inversión local. Además de buscar subvenciones y préstamos, debemos comprometer presupuestos nacionales que demuestren compromiso y seriedad. En Granada, seguimos priorizando el agua y el saneamiento mediante asignaciones presupuestarias, reformas regulatorias y alianzas que fortalecen la capacidad institucional. Las alianzas público-privadas también desempeñan un papel esencial, ayudando a reducir las pérdidas del sistema, ampliar la reutilización de aguas residuales y modernizar la infraestructura.
Agradecemos profundamente a nuestros socios regionales e internacionales, como el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), cuyo apoyo continuo, incluyendo las recientes donaciones para fortalecer la resiliencia hídrica regional, como en Barbados, refleja una verdadera solidaridad en la financiación de nuestro futuro compartido. Sin embargo, la inversión siempre debe generar impacto. Cada dólar invertido en seguridad hídrica debe generar un retorno en productividad y resiliencia para las generaciones futuras.
3. Inclusión : nos recuerda que la resiliencia se construye con personas, no solo con proyectos. Se trata de reconocer que mujeres y hombres, niñas y niños, nuestros ancianos y mujeres, y las personas con discapacidad experimentan el agua de manera diferente: en cómo acceden a ella, dependen de ella y se ven afectados cuando escasea o no es segura. La inclusión también implica comprender nuestras realidades geográficas. En Granada, nuestras islas hermanas de Carriacou y la Pequeña Martinica dependen en gran medida de la recolección de agua de lluvia y la desalinización, una situación que se refleja en varias otras pequeñas islas del Caribe. Cuando estos sistemas se interrumpen, comunidades enteras enfrentan dificultades. En toda nuestra región, aún existen muchas comunidades rurales y de laderas que permanecen aisladas de redes de agua confiables, donde los líderes locales y los hogares dependen de la creatividad y los conocimientos tradicionales para recolectar y almacenar agua. La verdadera inclusión significa llegar también a estas comunidades, garantizando que incluso las familias más remotas, dondequiera que vivan, compartan por igual la seguridad y la dignidad que brinda el agua potable.
Conclusión : Colegas, el agua es el elemento vital de la resiliencia. Para islas pequeñas como Granada, asegurarla significa proteger nuestra salud, nuestros sistemas alimentarios, nuestras economías y nuestra dignidad. ¡Y estoy seguro de que es lo mismo para todos ustedes!
El Caribe está dispuesto a trabajar con nuestros socios latinoamericanos, la Unión Europea y la comunidad mundial para garantizar que la próxima década sea una de resultados, no de diagnósticos.
En nombre del Gobierno de Granada y del pueblo del Caribe, agradezco a la CEPAL y a nuestros socios por esta plataforma, y reafirmo nuestro compromiso con un Caribe y una América Latina resilientes al clima, inclusivos y con seguridad hídrica para TODOS.
Gracias.
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