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La CEPAL participa en curso sobre Diplomacia Energética: La energía como asunto de Estado

4 de julio de 2023|Nota informativa

Evento organizado por altas autoridades del gobierno de República Dominicana

La CEPAL participó en el Curso de Diplomacia Energética organizado por altas autoridades de la República Dominicana, con el objetivo de fortalecer la cooperación internacional en materia de energía. Durante el evento, se abordaron las implicaciones estratégicas del sector energético como asunto de Estado; fomentando el diálogo y la colaboración para impulsar el desarrollo sostenible del sector. Este evento fue organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX), Ministerio de Energía y Minas (MEM) y el Instituto de Educación Superior en Formación Diplomática y Consular (INESDYC) de República Dominicana. El curso cuyo lema ha sido “La energía como asunto de Estado”, ha sido dirigido a diplomáticos y funcionarios del sector energético que requieren de herramientas de gestión para promover proyectos de inversión, así como estar preparados para potenciar los intereses nacionales del ámbito energético.

La CEPAL participó activamente en el Curso de Diplomacia Energética, organizado por altas autoridades de la República Dominicana, con el propósito de fortalecer la cooperación internacional en el ámbito energético. Durante el evento, se analizaron las implicaciones estratégicas del sector energético como una cuestión de Estado, fomentando el diálogo y la colaboración para impulsar un desarrollo sostenible en el sector.

El curso, cuyo lema versó: "La energía como asunto de Estado", fue organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX), el Ministerio de Energía y Minas (MEM) y el Instituto de Educación Superior en Formación Diplomática y Consular (INESDYC) de República Dominicana. Estuvo dirigido a diplomáticos y funcionarios del sector energético, con el objeto de proporcionar herramientas de gestión para promover proyectos de inversión, así como estar preparados para potenciar los intereses nacionales en el ámbito energético.

En la sesión inaugural, el Ministro de Relaciones Exteriores, Sr. Roberto Álvarez, resaltó la relevancia de la energía para la economía nacional y el desarrollo del país. Destacó la importancia de que los diplomáticos utilicen sus habilidades para identificar, negociar y asegurar suministros energéticos estables, continuos y a precios asequibles, con el fin de mantener la competitividad y el desarrollo económico.

Posteriormente, el Ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, agradeció la disposición de las autoridades para colaborar en esta iniciativa conjunta. Enfatizó la importancia de buscar oportunidades para establecer alianzas estratégicas que generen sinergias y mejoren el acceso a los mercados energéticos.

En esta ocasión, la CEPAL estuvo representada por la Sra. Rayén Quiroga Martínez, Jefa de la Unidad de Agua y Energía de la División de Recursos Naturales. Durante su presentación en la Sesión 4 del curso, abordó los aspectos clave de la transición energética en América Latina y el Caribe. Se destacó la importancia de esta transición en el contexto actual y se analizaron los desafíos y oportunidades que enfrenta la región en este proceso, que se describe a continuación.

 

La Sra. Quiroga comenzó expresando que estamos ante una nueva década perdida en la región. Al analizar las diferentes crisis que se han atravesado se ha podido demostrar un ciclo de “crisis en cascadas”, configurándose hacía el final del período un crecimiento estancado y desigualdad energética. En consecuencia, la región ha experimentado una nueva década perdida en términos de desarrollo económico y social. Según datos recientes, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en la región durante el periodo comprendido entre 2014 y 2023 fue de apenas un 0.8%, lo que ha tenido graves repercusiones en la calidad de vida de la población (aumento pobreza extrema, desempleo y mayor restricción fiscal).

Uno de los principales efectos de esta década perdida ha sido el aumento de la pobreza extrema y la desigualdad. En la región, aproximadamente 16.1 millones de personas carecen de acceso a la electricidad, y 77 millones no cuentan con sistemas de cocción limpia, dependiendo en su mayoría de leña y carbón. Además, se estima que el 15.5% de la población sin acceso a la energía reside en viviendas precarias, agravando aún más las condiciones de vulnerabilidad.

La inequidad energética también se manifiesta en la brecha entre los diferentes estratos socioeconómicos. El quintil más vulnerable de la población tiene en promedio 9 veces menos acceso a la electricidad que el quintil de mayores ingresos, y esta brecha se duplica en las áreas rurales. En el Caribe, aproximadamente 6.5 millones de personas carecen de acceso a la electricidad, mientras que en Sudamérica la cifra asciende a 4.9 millones, y en América Central y México se estima que 3.7 millones de personas se encuentran en esta situación.

Además, los impactos de las sucesivas crisis en cascada han exacerbado la vulnerabilidad energética en la región. El aumento en los precios de los combustibles fósiles, como el gas, el petróleo y el carbón, ha generado dificultades en el pago de las facturas de electricidad. Estos shocks se han amplificado a través de los costos de energía y transporte, generalizando la inflación y afectando aún más a los hogares de los quintiles más vulnerables.

Ante este panorama, es fundamental implementar políticas y estrategias que fomenten un crecimiento económico inclusivo y sostenible, así como garantizar el acceso equitativo a la energía. La superación de la década perdida requiere de un enfoque integral que aborde los desafíos estructurales y promueva la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos de la región.

Expresó también que en los últimos 50 años, el suministro de energía primaria ha aumentado 2.3 veces, y la participación de las energías renovables ha crecido del 25% al 33%. A pesar de la reducción de costos de energías renovables, representan solo el 33% de la oferta (2021). Esto significa que la energía solar y eólica han crecido más rápido que las fósiles. Por otra parte el gas cada vez más ha ido sustituyendo y al petróleo.

A pesar de este progreso, Las energías renovables (hidroeléctrica, solar, eólica y geotérmica) representan alrededor del 46% de la Oferta Primaria de Energía (OPE) en la región, mientras que las fuentes de energía basadas en combustión (leña y bagazo) constituyen el 54% restante. Los combustibles fósiles siguen siendo la principal fuente de energía, representando aproximadamente el 67% de la matriz energética, mientras que las renovables contribuyen con el 33% restante. El transporte y la industria tienen una alta demanda de combustibles fósiles, representando el 36% y el 29% respectivamente. En resumen, aunque se ha progresado en la incorporación de energías renovables en la matriz energética regional, aún queda trabajo por hacer para lograr una mayor diversificación y reducir la dependencia de los combustibles fósiles en la región. Esto implicará impulsar la adopción de tecnologías limpias, mejorar la eficiencia energética y fomentar políticas que impulsen una transición hacia una matriz energética más sostenible.

Por otra parte, expresó que La intensidad energética del Producto Interno Bruto (PIB) en la región ha experimentado una disminución del 17% desde 1990. Esto significa que se ha logrado reducir la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de valor económico. Esto refleja los avances en eficiencia energética, tecnologías más limpias y una mayor conciencia sobre el uso responsable de los recursos energéticos.  En consecuencia, la reducción de la intensidad energética del PIB es un indicador positivo, ya que implica una economía más sostenible y menos dependiente de los recursos energéticos.

Respecto de la generación eléctrica la región ha alcanzado un 59% de energías renovables, superando a otras regiones. Lamentablemente una gobernanza inadecuada del sector eléctrico ha concentrado la inversión privada en generación, afectando calidad y seguridad energética. Por otra parte, la eficiencia energética está estancada en los sectores de agricultura y comercio, sin cambios significativos en industria manufacturera. Medidas de eficiencia energética se han venido intensificando desde 2010, lo que ha representado el 75% del total. De este total el 33%  ha correspondido al sector residencial y 25 % al transporte (25%), consignando que este último es sector más consumidor de energía total y cuya eficiencia energética aumentó 64%, en las últimas dos décadas.

Más adelante la Sra. Quiroga especificó que la región cuenta con infraestructura existente de transmisión de electricidad y gas natural, ofreciendo oportunidades para interconexión de electricidad renovable e hidrógeno verde entre países. Sin embargo, enfatizó que la ausencia y falta de acuerdos políticos y desconfianza entre países limitan su aprovechamiento. Con todo, la electrificación de transporte podría abrir el camino para integración regional y desarrollo del mercado eléctrico sólido. Respecto de la inversión extranjera, se han logrado identificar inversiones de 159,2 mil millones de USD destinadas a  energías renovables entre 2005 y 2021, superando a las energías fósiles desde 2011.   Este total se desglosa de la siguiente manera: Solar (39%) y eólica (30%) lideran, seguidas por biomasa (12%), hidroeléctrica (9%) y geotérmica (1%).

Concluyendo su intervención abordó uno de los temas más importantes que la CEPAL ha estado promoviendo en el último tiempo: la promoción y aceleración de la transición energética en los países de la región. Con el objetivo de avanzar hacia un modelo energético más sostenible y resiliente, la CEPAL ha identificado cinco pilares de acción simultánea.

La Sr. Quiroga, explicó que en primer lugar, se busca universalizar el acceso a la electricidad mediante el uso de fuentes renovables y reducir la pobreza energética. Esto implica garantizar que todas las personas tengan acceso a servicios eléctricos confiables, limpios y asequibles. En segundo lugar, se busca aumentar la participación de las energías renovables en la matriz energética, tanto a nivel centralizado como distribuido. Esto incluye el fomento de tecnologías como la solar, eólica, almacenamiento y otros portadores energéticos sostenibles. En tercer lugar, se busca mejorar la eficiencia energética en todos los sectores económicos, así como en el ámbito residencial y de la construcción. Esto implica promover el uso eficiente de la energía y la adopción de prácticas y tecnologías que reduzcan el consumo energético.  En cuarto lugar, se busca fortalecer la complementariedad, la integración y la interconexión entre los sistemas energéticos de la región. Esto implica promover la cooperación y la coordinación entre los países para asegurar un suministro energético confiable y eficiente.

Finalmente, se busca incrementar la seguridad energética y la resiliencia regional ante los impactos externos. Esto implica diversificar las fuentes de energía y fortalecer la infraestructura energética para hacer frente a desafíos como el cambio climático y los eventos naturales extremos.

Para lograr estos objetivos, se ha calculado que se requiere una inversión equivalente al 1.3% del Producto Interno Bruto (PIB) anual de la región durante una década. Esta inversión permitiría avanzar en la universalización del acceso a la electricidad basada en fuentes renovables, generar 7 millones de empleos verdes, reducir las emisiones de CO2 en un 31.5% y mejorar la integración, resiliencia y seguridad energética de la región.

La transición energética promovida por la CEPAL busca ser inclusiva, justa y sostenible. Este proceso de transformación del sistema energético requiere un nuevo ecosistema de gobernanza, inversiones estratégicas y marcos regulatorios modernos, así como la adaptación de las instituciones a través de políticas públicas y programas con hojas de ruta claras. Con estos esfuerzos conjuntos, la región de América Latina y el Caribe puede avanzar hacia un futuro energético más sostenible y próspero para todos, señaló.

Para acelerar la transición energética en la región, es esencial implementar políticas clave. Esto implica desbloquear la financiación necesaria, mejorar la planificación y la integración energética regional, y desarrollar un nuevo ecosistema de gobernanza. En este sentido, iniciativas como el FOREPLEN, implementado desde 2018, desempeñan un papel fundamental al promover la seguridad y sostenibilidad energética en la región.

Además, es necesario promover políticas y programas de eficiencia energética en los sectores productivos, reduciendo así el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero, al mismo tiempo que se fomenta la competitividad y la sostenibilidad en las industrias.

Por último, es crucial impulsar la demanda y oferta de energías renovables, promoviendo la innovación, el empleo y el crecimiento económico. Estas acciones estratégicas acelerarán la transición hacia un futuro energético más sostenible, resiliente y en línea con los objetivos de desarrollo sostenible de la región.

Respecto de la transición y su aplicación más específica, la Sra. Quiroga, explicó que la CEPAL ha venido impulsando la transición energética como motor de desarrollo transformador para la región. Con ello se busca expandir sectores industriales relacionados, generar valor agregado y crear empleos e ingresos verdes. Para lograrlo, se capitaliza el conocimiento y las capacidades en energía renovable y minerales críticos. En la región, destacan cinco desarrollos tecnológicos clave: eólica y solar, almacenamiento, hidrógeno verde, litio y cobre, y electromovilidad. Estos avances permitirían impulsar la transición energética con vigor, promoviendo empleos de calidad, así como capturar valor a lo largo de las cadenas productivas, fomentando un desarrollo sostenible y resiliente en la región.

Concluyó que: La transición energética impulsa el crecimiento de industrias en la región. La energía eólica y solar, junto con el almacenamiento, están en crecimiento con precios competitivos. Se proyecta que el hidrógeno verde representará el 18% de la demanda final de energía para 2050, generando ventas anuales de más de 2.5 billones de dólares y más de 30 millones de empleos verdes a nivel mundial. La región alberga más de la mitad de los recursos mundiales de litio y contribuye con el 31.4% de la producción mundial. Chile y Perú son los principales productores globales de cobre. La participación de vehículos eléctricos en las ventas globales aumentó del 2.2% al 8.3% entre 2018 y 2021, y los autobuses eléctricos representan el 4% de la flota global en 2021. Estas industrias están impulsando el desarrollo sostenible, la creación de empleo y la reducción de emisiones en la región.