CEPAL consolida más de diez años de trabajo en la construcción de una agenda regional para el desarrollo sostenible de la bioeconomía
Áreas de trabajo
Durante el diálogo internacional convocado por el Grupo de Gestión Ambiental de la ONU (EMG), se destacaron los avances y el potencial estratégico de la bioeconomía en América Latina y el Caribe.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó su hoja de ruta regional en materia de bioeconomía durante el evento “EMG Nexus Dialogue Series on Sustainable Bioeconomy: Strengthening Global Coordination, Building Partnerships, and Financing”, en el que participó Adrián Rodríguez, jefe de la Unidad Agrícola del organismo. En su intervención, Rodríguez destacó que la bioeconomía no solo constituye un sector productivo relevante, sino que representa una estrategia clave para avanzar hacia un desarrollo sostenible e inclusivo en la región.
La CEPAL ha trabajado en la promoción de la bioeconomía desde hace más de una década. En 2015, organizó la primera conferencia internacional bajo el lema Conferencia sobre bioeconomía en América Latina y el Caribe 2015. Oportunidades para la agricultura y la agroindustria y en 2017 publicó su primer documento regional (Bioeconomía en América Latina y el Caribe: contexto global y regional y perspectivas). Desde entonces, ha acompañado a diversos países en la formulación de estrategias nacionales, como Costa Rica, que elaboró su Estrategia Nacional de Bioeconomía 2020-2030 con apoyo técnico del organismo y de la Cooperación Alemana. Además, ha contribuido con procesos similares en Colombia, Guatemala, Ecuador y Uruguay.
La bioeconomía fue incluida por primera vez en un documento institucional de la CEPAL en su trigésimo octava sesión, en 2020. En la cuadragésima sesión, celebrada en 2024, el tema fue nuevamente destacado como un motor para una transformación productiva de gran escala. A lo largo de estos años, la Comisión ha producido numerosas publicaciones que abordan aspectos estratégicos como los bioinsumos agrícolas, los empaques biodegradables, las metodologías para medir el aporte económico del sector, y las oportunidades de financiamiento, entre otros.
Una de las contribuciones más destacadas de la CEPAL ha sido el desarrollo de metodologías para medir la contribución de la bioeconomía a las economías nacionales, en coherencia con el Sistema de Cuentas Nacionales. Utilizando Tablas de Oferta y Utilización (SUTs), adaptadas para identificar productos característicos y extendidos de la bioeconomía, se ha podido estimar con mayor precisión su valor agregado, su peso en el comercio exterior y su relación con el consumo, la inversión y los impuestos netos.
La aplicación de la metodología en un grupo de 13 países de región ha permitido estimar que, considerando el conjunto de productos característicos y característicos extendidos, en 2018 la bioeconomía representó en promedio cerca del 28% del valor bruto de producción. Además, aportó más del 14% al producto interno bruto regional, concentró más del 45% de las exportaciones y explicó cerca del 32% del consumo intermedio. El organismo también señaló que, en promedio, los productos de la bioeconomía tienen una tasa implícita de tributación más elevada que los productos no bioeconómicos, lo que podría abrir oportunidades para el diseño de reformas fiscales orientadas a la sostenibilidad.
No obstante, el avance en el ámbito de la medición enfrenta desafíos significativos. Existen limitaciones en la disponibilidad de datos sobre inversión en infraestructura verde y propiedad intelectual, así como una insuficiente detalle en las clasificaciones estadísticas para productos innovadores como biofármacos, biocosméticos y bioplásticos. Además, la actualización de las clasificaciones internacionales —como el CPC y el ISIC— avanza lentamente, lo que dificulta su aplicación generalizada.
Otros aspectos que la CEPAL está incorporando a su trabajo incluyen el uso de matrices insumo-producto para estimar efectos indirectos como el empleo o el ingreso, la inclusión del componente biotecnológico como área emergente. Rodríguez destacó que en estas iniciativas es importante el involucramiento de las entidades nacionales encargadas de elaborar las cuentas nacionales, como los bancos centrales y los institutos nacionales de estadística y ministerios sectoriales de los países de la región. Ese ha sido el caso en Costa Rica y el Ecuador, países que han sido apoyados por la CEPAL en la construcción de cuentas satélite de bioeconomía, con la activa participación de los bancos centrales correspondientes.
Al cierre de su presentación, Rodríguez subrayó que avanzar hacia una bioeconomía sostenible, inclusiva y regionalmente integrada requiere coordinación global, financiamiento adecuado, innovación tecnológica e institucional, y un firme compromiso con la equidad. Reafirmó además el compromiso de la CEPAL de continuar acompañando a los países en el diseño y fortalecimiento de políticas públicas que impulsen este modelo de desarrollo.