Con apoyo de la CEPAL, Ecuador fortalece su estrategia nacional de bioeconomía
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Ecuador fortalece su hoja de ruta bioeconómica con el respaldo de la CEPAL, convirtiéndose en referente para otros países de la región.

En el marco del compromiso de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) por promover la transformación productiva y sostenible de la región, Adrián Rodríguez, jefe de la Unidad de Desarrollo Agrícola, participó en una misión técnica en Ecuador con el objetivo de fortalecer las capacidades nacionales en bioeconomía. Como parte de la visita participó en el lanzamiento de la Cuenta Satélite de Bioeconomía (ver nota aparte) y en el evento Bioeconomía en la industria: el sector productivo como protagonista del futuro sostenible, organizado por la Cámara de Industrias y Producción de Ecuador (CIP).
Durante su intervención, Rodríguez advirtió sobre el estancamiento estructural que enfrenta América Latina y el Caribe, caracterizado por tres trampas del desarrollo: una baja capacidad para crecer, una institucionalidad y gobernanza poco efectivas, y una alta desigualdad que limita la cohesión social y la movilidad.
¿Por qué la bioeconomía es clave para la transformación productiva?
Frente a los desafíos estructurales que enfrenta América Latina y el Caribe, Rodríguez remarcó la necesidad de repensar las estrategias de desarrollo productivo. En esta línea, la CEPAL promueve políticas que impulsen procesos de sofisticación, diversificación y cambio estructural orientados a elevar la productividad y fomentar un crecimiento más sostenible e inclusivo.
Esta visión supera el enfoque tradicional de las políticas industriales centradas exclusivamente en la manufactura, para dar paso a un concepto más amplio que abarca también sectores estratégicos de base primaria y de servicios. En este contexto, la bioeconomía se perfila como una de las actividades productivas con alto potencial transformador.
“La bioeconomía permite la agregación de valor, la diversificación productiva y el desarrollo territorial. Además, articula agendas globales como la Agenda 2030, el cambio climático y la biodiversidad”, afirmó Rodríguez. Por su parte, María Paz Jervis, Presidenta Ejecutiva de la CIP, destacó que “la bioeconomía representa una oportunidad estratégica para reimaginar nuestros sistemas productivos: producir sin destruir, innovar sin excluir, crecer regenerando”.
Desde la CEPAL, la bioeconomía se define como el conjunto de actividades relacionadas con la producción, utilización, conversión y regeneración de recursos biológicos para satisfacer las necesidades humanas, generando al mismo tiempo impactos positivos en distintos sectores económicos. Esta versatilidad le otorga una gran capacidad de articulación con otros sectores estratégicos para la transformación productiva, como la economía circular, la agricultura sostenible, la transición energética, la industria farmacéutica y los servicios modernos habilitados por las TIC.
Políticas integrales para activar el potencial bioeconómico
Para que esta transformación se materialice, Rodríguez subrayó que es indispensable avanzar en la implementación de políticas públicas articuladas en diez ámbitos: marcos regulatorios e institucionales; políticas de ciencia, tecnología e innovación; servicios de extensión tecnológica; infraestructura pública; financiamiento e incentivos; formación de capital humano; transformación digital; promoción del emprendimiento; atracción de inversión (incluyendo la extranjera directa); e internacionalización de productos y servicios bioeconómicos.
Estas áreas deben ser gestionadas de forma coordinada por una gobernanza participativa que promueva la colaboración entre los sectores público, privado, académico y territorial. En este contexto, Rodríguez mencionó la necesidad de fortalecer un conjunto de capacidades institucionales denominadas TOPP: técnicas, operativas, políticas y de prospectiva. Estas permiten diseñar, implementar y evaluar políticas eficaces, gestionar de manera eficiente los recursos, construir consensos políticos y anticipar cambios en el entorno regional y global.
Ecuador como ejemplo regional de buenas prácticas en bioeconomía
Rodriguez aprovechó el espacio para destacar el trabajo de Ecuador, país que ha avanzado significativamente en la adopción de la bioeconomía como eje de su estrategia de desarrollo. La CEPAL ha identificado oportunidades concretas en cinco cadenas agroindustriales —banano, cacao, tagua, palma y arroz— mediante el estudio Bioeconomía para la diversificación productiva y la agregación de valor: Biorrefinerías de residuos en cadenas agroindustriales, coordinado por la Dra. Lourdes M. Orejuela-Escobar.
Además, uno de los hitos más relevantes fue el desarrollo de la primera Cuenta Satélite de Bioeconomía del país, herramienta que permite cuantificar el aporte económico del sector bioeconómico al PIB nacional. Esta iniciativa no solo fortalece la toma de decisiones basada en evidencia, sino que también posiciona a Ecuador como referente regional.
La misión técnica en Ecuador se suma a una serie de esfuerzos que la CEPAL ha venido acompañando en los últimos años. En su conjunto, estas acciones reflejan una hoja de ruta replicable para otros países de América Latina y el Caribe que buscan transitar hacia un desarrollo más sostenible y con base en sus recursos biológicos.