La movilidad humana en América Latina y el Caribe ha alcanzado un gran y complejo dinamismo en la última década. En pocos años, diversos países han pasado de ser expulsores de población a receptores netos, con proporciones inéditas de población migrante y refugiada. En balance general, las estimaciones sobre la población migrante en el mundo alcanzan la cifra de 244 millones de personas, lo que representa 3,3% de la población mundial. Las personas migrantes en la región, provienen mayoritariamente de otros países de América Latina y el Caribe, lo que le imprime a la migración actual un carácter crecientemente intrarregional.
Acompaña a este panorama el aumento del status de vulnerabilidad y precariedad en la condición de residencia temporal o permanente. Las comunidades refugiadas y migrantes están ahora más expuestas a abusos, vulneraciones de sus derechos humanos y recorte del ejercicio de derechos fundamentales, incluidos los culturales. Al mismo tiempo, la xenofobia, el discurso de odio y la discriminación hacia las personas migrantes han aumentado en los últimos años. Esta situación muchas veces pone al límite la integridad física y emocional de las personas migrantes y recorta drásticamente sus oportunidades de empleabilidad y acceso a recursos sociales.
A pesar de todas las dificultades y obstáculos, las personas migrantes son agentes claves para el desarrollo de los países y han tenido un papel fundamental en el crecimiento y delimitación sociocultural de las ciudades. Así como también han aportado en la diversidad poblacional que les conforma, teniendo un rol importante en la recreación de los mapas socioculturales en el contexto mundial.
El estudio fue realizado de manera colaborativa entre la CEPAL y UNESCO, en el marco del proyecto de la Cuenta para el Desarrollo (12° Tramo) de las Naciones Unidas “Aprovechamiento de la contribución de la migración internacional al desarrollo sostenible en los países de América Latina y el Caribe” a cargo de la CEPAL.
En el estudio se visibiliza el aporte de los agentes culturales en la integración socio-cultural en las ciudades y comunidades de acogida en Lima, Arequipa y Trujillo. A través de la metodología del Sensemaker, se recolectaron 102 historias de agentes culturales migrantes y refugiados. Esta metodología innovadora se basa en el uso de micro narrativas para el diseño, monitoreo y evaluación de programas de desarrollo. Asimismo, visualiza datos estadísticos basados en una narrativa explicativa, permitiendo la combinación de grandes cantidades de datos y el contexto de una narrativa, basada en microhistorias con anécdotas de personas en sus vidas reales, priorizando las voces e interpretaciones de las personas mismas.