Nota informativa
El impacto devastador de la COVID-19 que genera una reducción en los ingresos y altos niveles de inseguridad económica en las familias podría generar un aumento significativo en el número de niños, niñas y adolescentes en trabajo infantil en América Latina y el Caribe, alertó hoy un análisis de CEPAL y OIT que considera imperativo tomar medidas para prevenir esta situación.
“La desaceleración de la producción, el desempleo, la baja cobertura de la protección social, la falta de acceso a seguridad social y los mayores niveles de pobreza son condiciones que favorecen el aumento del trabajo infantil”, dice una Nota Técnica de las dos organizaciones publicada en el marco de la conmemoración del Día Internacional contra el Trabajo Infantil este 12 de junio.
“Los indicadores de trabajo infantil y de trabajo adolescente peligroso podrían incrementarse significativamente si no se implementan medidas y estrategias para reducir el impacto”, agrega el documento.
Un análisis que inicialmente ha abarcado tres países (México, Perú y Costa Rica), basado en los resultados del Modelo de Identificación del Riesgo del Trabajo infantil (MIRTI), desarrollado por CEPAL y OIT, permite estimar que el trabajo infantil podría aumentar entre 1 y 3 puntos porcentuales en la región.
De acuerdo con el análisis, “esto implicaría que al menos entre 109.000 y 326.000 niños, niñas y adolescentes podrían ingresar al mercado de trabajo sumándose a los 10,5 millones que ya están en situación del trabajo infantil actualmente”.
El documento recuerda que el porcentaje de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años en situación de trabajo infantil en América Latina y el Caribe bajó de 10,8% en 2008 a 7,3% en 2016, lo que equivale a una disminución de 3,7 millones de personas en esa situación, hasta el indicador actual de 10,5 millones.
La Nota Técnica de CEPAL y OIT dice que “el aumento del desempleo y la pobreza afectarán severamente el bienestar de las familias, particularmente aquellas en condiciones de pobreza extrema quienes suelen habitar viviendas inadecuadas”.
Además, “uno de los principales factores de inseguridad e inestabilidad económica en los hogares es que la jefa o el jefe del hogar trabaje en condiciones de informalidad, donde la protección social es mínima y los contratos laborales son inexistentes, por lo que el trabajo infantil se convierte en un componente importante de cómo los hogares manejan la inseguridad económica”.
Por otra parte, alerta que el cierre temporal de las escuelas es otro factor que tiene el potencial de aumentar el trabajo infantil.
“Ahora más que nunca niños, niñas y adolescentes deben estar en el centro de las prioridades de acción que, en su conjunto y a través del diálogo social tripartito, ofrezcan respuestas para consolidar los avances en la reducción del trabajo infantil, especialmente en sus peores formas”, destaca el análisis.
Plantea que en un momento de reducción del espacio fiscal de los Estados, el enfoque de prevención sigue siendo el más costo-eficiente. Una vez que el niño o la niña se encuentra en una situación de trabajo infantil, es mucho más complejo y costoso retirarles de la actividad o intervenir para restituir sus derechos.
La Nota Técnica propone acciones para:
- La prevención efectiva.
- La identificación y localización de niños, niñas y adolescentes que trabajan.
- La restitución de los derechos de niños, niñas y adolescentes que trabajan y de sus familias.
El análisis además plantea el establecimiento de transferencias, en consonancia con la propuesta de CEPAL de implementar un ingreso básico de emergencia por seis meses para todas las personas en situación de pobreza en 2020, incluyendo a niños, niñas y adolescentes.
Los datos de los países indican que en gran parte de América Latina y el Caribe siguen en ascenso los casos de coronavirus, y por lo tanto siguen vigentes las medidas de contención de la pandemia recomendadas por OPS/OMS en materia de salud pública, tales como el lavado de manos, la etiqueta respiratoria, el distanciamiento social, evitar el contacto interpersonal y el quedarse en casa.
La OIT y la CEPAL, junto a otras organizaciones, colaboran con la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil con el fin de generar conocimiento para informar y proporcionar evidencia que contribuya a la toma de decisiones de políticas dirigidas a la prevención y erradicación sostenida del trabajo infantil en la región.