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Se requiere un cambio en el modelo de integración del Caribe -el cual parece estar limitado por el tamaño, el diseño y la inercia- para forjar espacios de convergencia más amplios, que aborden ámbitos como la producción, el marco institucional y las fronteras económicas, planteó hoy Winston Dookeran, ex Canciller de Trinidad y Tabago y actual Secretario General de la Universidad EUCLID, durante una conferencia magistral dictada en la sede principal de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Santiago de Chile.
A manera de visibilizar la situación y la mirada del Caribe y contribuir a la reflexión y la acción subregional, el economista y político trinitense participó en el Ciclo de Conferencias Magistrales organizado para conmemorar el 75º aniversario de la CEPAL. Dookeran ofreció una presentación titulada “Estructura y sinergia en el desarrollo: el escenario del Caribe y su futuro”, la quinta de la serie iniciada en julio y programada hasta febrero de 2024.
Dookeran, quien fue recibido por el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, partió describiendo a la Comisión como una “cuna de ideas del desarrollo”, reconocida internacionalmente.
“La CEPAL se ha mantenido firme como una institución con valores y dignidad”, que “nunca se ha desviado de la búsqueda del bien público del desarrollo” y que “se ha mantenido fiel a la misión de buscar nuevas ideas” para el avance de los países, dijo.
En su presentación, el ex Ministro de Finanzas de Trinidad y Tabago analizó la forma en que la estructura de la economía caribeña está cambiando en un mundo multipolar, examinó la “geometría” de la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, se refirió a las dificultades de la subregión para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y abordó las limitaciones y restricciones que impiden al Caribe acceder y aprovechar el financiamiento para el desarrollo.
“La clave para abordar los retos de desarrollo del Caribe reside en la estrategia del cambio estructural”, aseguró Dookeran, recalcando que, en una era pos-COVID-19, urge contar con “amortiguadores” para absorber los choques económicos, tema que debería ser parte de la agenda de reformas a la arquitectura financiera internacional, afirmó.
Durante su exposición, el también académico trinitense destacó el rol de la gobernanza, el fortalecimiento de las instituciones y la redefinición del papel del Estado para cerrar la brecha entre la teoría y la práctica y alcanzar el desarrollo esperado.
Urge diseñar un marco institucional para promover la “equidad social sostenible”, sostuvo. Esto incluye cobertura universal de salud, ingresos mínimos garantizados para todos y gobernanza comunitaria robusta e inclusiva, dijo.
“Ha llegado el momento de redefinir los papeles del Estado y del mercado en el proceso de desarrollo. Un nuevo papel del Estado, ni controlador ni facilitador, debe hacer posible el cambio. Debe explorarse una nueva sinergia entre el Estado y el mercado: un papel ‘catalizador’ para el Estado”, remarcó.
Dookeran planteó, asimismo, la necesidad de prepararse para el avance tecnológico que supone la inteligencia artificial, lo que involucra, entre otras cosas, la digitalización de la economía y medidas para promover el cambio técnico en las pequeñas y medianas empresas.
Durante su intervención, José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL, resaltó que “el Caribe es tan bello como vulnerable y frágil. Muchos países del Caribe se caracterizan por tener importantes vulnerabilidades multidimensionales que dificultan su camino hacia el desarrollo sostenible de largo plazo”.
Al ser particularmente vulnerable a los impactos del cambio climático, “la subregión parece atrapada en un ciclo de desastres, recuperación con bajo crecimiento, préstamos, grandes déficits y deuda que desafían los esfuerzos por avanzar hacia un desarrollo resiliente y sostenible”, contextualizó el máximo representante del organismo regional de las Naciones Unidas.
Como respuesta a este complejo escenario, Salazar-Xirinachs destacó que líderes y lideresas del Caribe se han mostrado unidos y han alzados sus voces en los distintos foros mundiales, llamando a redoblar los esfuerzos para enfrentar el cambio climático y lograr justicia climática; buscar apoyo para abordar los desastres naturales; y reformar la arquitectura financiera global para hacerla más justa e inclusiva.
Los diplomáticos caribeños han contribuido decisivamente a los esfuerzos por reinventar el orden económico global, mencionando, por ejemplo, la Iniciativa Bridgetown, liderada por la Primera Ministra de Barbados Mia Amor Mottley; la Iniciativa sobre Financiación para el Desarrollo en la Era del COVID-19 y Después, impulsada por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y copresidida por el Primer Ministro de Jamaica; y el Fondo para Pérdidas y Daños, promovido por la Alianza de pequeños estados insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés) y concretado bajo la Presidencia de Antigua y Barbuda durante la COP27, entre otras.
Antigua y Barbuda acogerá, además, la Cuarta Conferencia Internacional sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y liderará los debates hacia un nuevo y ambicioso Programa de Acción.
El actual Presidente del 78 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Embajador Dennis Francis de Trinidad y Tabago, también ha subrayado la necesidad de defender la causa de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, resaltó José Manuel Salazar-Xirinachs.
"En la CEPAL nos sentimos honrados de ayudar a elevar la perspectiva del Caribe y contribuir a la reflexión y la acción subregional sobre el desarrollo sostenible", concluyó.