Nota informativa
Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), presentó hoy los avances del Plan de Desarrollo Integral (PDI) para El Salvador, Guatemala, Honduras y el sur-sureste de México, que aborda las causas estructurales de la migración irregular con una perspectiva de desarrollo y de integración, destacando su enfoque innovador y su capacidad de generar sinergias con el Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones al desplazamiento forzado (MIRPS), y con múltiples actores, públicos y privados, particularmente en el contexto de la crisis del COVID-19, que golpea fuertemente a México y a los países de Centroamérica.
Bárcena intervino en un panel sobre socios estratégicos en la III Reunión Anual del MIRPS, realizada este martes 8 de diciembre de forma virtual. En ella, reconoció la labor del Gobierno de España, así como la de El Salvador como Presidente Pro Témpore de la iniciativa. También felicitó al Gobierno de Guatemala, quien asumió la Presidencia en la sesión.
El encuentro fue inaugurado por Alexandra Hill Tinoco, Ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador; Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados; y Luis Almagro, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), y contó con la participación de Ministros y Viceministros de Relaciones Exteriores de los países integrantes del MIRPS (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá), además de otras personalidades.
El Plan de Desarrollo Integral para El Salvador, Guatemala, Honduras y el sur-sureste de México es un plan innovador porque pone al desarrollo sostenible en el centro, resaltó Bárcena. Cuenta, además, con el compromiso político de los cuatro gobiernos y articula propuestas del todas las agencias, fondos y programas del Sistema de Naciones Unidas que actúan en la región, dijo.
“El PDI propone sinergias y acciones conjuntas, por eso nos complace ser parte del MIRPS. El objetivo es ampliarlo y que abarque a toda Centroamérica”, declaró la máxima representante de la CEPAL durante el encuentro.
El Plan, elaborado desde 2018 por 21 agencias de las Naciones Unidas, coordinadas por la CEPAL, se basa en cuatro pilares -desarrollo económico, bienestar social, sostenibilidad ambiental y ciclo migratorio- e incluye 15 programas temáticos y 114 proyectos listos para poner en marcha que involucran un costo total de 45.000 millones de dólares en cinco años.
Bárcena explicó que la redacción del documento que detalla las propuestas del Plan está finalizada y que se espera presentarlo oficialmente en marzo de 2021 durante una conferencia que convocará a múltiples actores, entre ellos, a donantes internacionales.
“El COVID-19 golpea duramente a los países del norte de Centroamérica y México. En 2020, alrededor de 12 millones de personas caerán en situación de pobreza en estos países. El impacto de la crisis en los Estados Unidos golpea principalmente a migrantes, con impacto negativo en las remesas”, sostuvo Bárcena.
“La posición fiscal de estos países se ha visto afectada por el gasto realizado para enfrentar la pandemia. Además, los huracanes ETA e IOTA han afectado a más de 4 millones de personas y generado pérdidas de magnitud superior al 70% de la producción en el sector agrícola”, aseguró la alta representante durante la reunión. Por ello, urge garantizar el acceso de estos países a fondos concesionales y al Fondo Verde del Clima, remarcó.
La CEPAL estima que este año el producto interno bruto (PIB) de México caerá 9%, el de El Salvador 8,6%, el de Honduras 8% y el de Guatemala 2,5%.
“La pandemia del COVID-19 profundiza los desafíos estructurales de la región y exige una respuesta integral y de gran magnitud. Se requiere una respuesta ambiciosa para capitalizar el potencial de desarrollo de la región”, planteó.
“Hablamos de 60 millones de personas que pueden constituir un gran mercado. Hablamos de países que tienen una situación geográfica privilegiada, con acceso a ambos océanos, alta concentración de recursos naturales y biodiversidad, una extraordinaria diversidad cultural, una vocación integracionista, amplias poblaciones juveniles crecientemente escolarizadas, e importantes capacidades productivas que deben ser magnificadas”, subrayó.
El desafío hoy, dijo Bárcena, es abordar las causas estructurales de la migración, entre ellas, el crecimiento insuficiente, la pobreza y la desigualdad (el 10% de mayor ingreso obtiene hasta 70 veces más que el 10% más pobre); el alto crecimiento demográfico en ciudades y el gran rezago rural; la vulnerabilidad al cambio climático; los elevados niveles de violencia; el diferencial salarial con Estados Unidos, y las necesidades de reunificación familiar.
“La propuesta, entonces, es un plan con el desarrollo en el centro para abordar las causas estructurales de la migración irregular. Es imprescindible construir este espacio de desarrollo y cambiar el paradigma dominante para que la movilidad humana sea una opción y no una obligación. Y sabemos que contamos con el compromiso político de los cuatro países”, concluyó Bárcena.