La alfabetización proporciona herramientas para que los hombres y las mujeres puedan comprender mejor el mundo y moldearlo a fin de lograr sus aspiraciones. Es fuente de dignidad humana y motor del desarrollo saludable de la sociedad. El Día Internacional de la Alfabetización es una oportunidad para celebrar esta fuerza transformadora y movilizarnos con miras a aprovecharla al máximo.
En el Decenio de las Naciones Unidas para la Alfabetización, que concluye este año, se han registrado grandes progresos. En todo el mundo, los particulares, las comunidades y los países han interactuado con los niños, los jóvenes y los adultos para permitirles alfabetizarse y transformar sus vidas. Como resultado de este esfuerzo, alrededor de 90 millones de jóvenes y adultos se han alfabetizado.
Ahora tenemos que avanzar mucho más. Se estima que aún hay 775 millones de jóvenes y adultos de todo el mundo que no saben leer ni escribir; que 122 millones de niños en edad de cursar estudios primarios y secundarios no asisten a la escuela; y que millones se siguen graduando con un nivel de alfabetización insuficiente. Dos terceras partes de la población analfabeta del mundo está compuesta por mujeres. La persistencia de estas cifras frena nuestros esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y construir las sociedades del conocimiento inclusivas que necesitamos en el siglo XXI.
Debemos avanzar con mayor celeridad para llegar a los más marginados y defender este derecho humano básico. El movimiento mundial por la educación necesita un fuerte impulso. Por eso, este mes pondré en marcha una nueva iniciativa denominada "En primer lugar la educación".
Esta iniciativa se centra en tres prioridades: escolarizar a todos los niños, mejorar la calidad del aprendizaje, y fomentar la ciudadanía global. Hago un llamamiento a los dirigentes del mundo y a todos los que participan en la educación para que se sumen a esta iniciativa. El costo de dejar a millones de niños y jóvenes al margen de la sociedad es mucho mayor que los fondos necesarios para alcanzar los objetivos internacionales en materia de educación.
Cuando se pregunta a cualquier progenitor qué quiere para sus hijos, incluso en las zonas de guerra y de desastre, donde los alimentos, los medicamentos y la vivienda podrían considerarse las prioridades fundamentales, la respuesta es la misma: educación. Cuando se pregunta a un niño o a una niña qué quiere ser cuando crezca, su respuesta tiene como fundamento la educación. La educación es la puerta de acceso al logro de esas aspiraciones.
Un mundo alfabetizado es un mundo más pacífico, armonioso y saludable. Con ocasión del Día Internacional de la Alfabetización, comprometámonos a unirnos para impulsar el programa de la alfabetización.
Ban Ki-moon
Secretario General
Naciones Unidas