Announcement
Intervención de Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL, en la inauguración del Seminario Internacional Desarrollo, Urbanización y Áreas Metropolitanas en la República de Corea y América Latina.
22 de marzo de 2017
Santiago de Chile
Sala Raúl Prebisch
CEPAL
Ji-eun YU, Embajador de la República de Corea en Chile,
Representantes de The Seoul Institute,
Representantes gubernamentales,
Representantes de organismos públicos y privados,
Investigadores académicos,
Colegas de la CEPAL y del Sistema de las Naciones Unidas en Chile, Amigas y amigos,
En nombre de la Secretaría Ejecutiva, Alicia Bárcena, les doy la más cordial bienvenida a la CEPAL, la casa de las Naciones Unidas en América Latina y el Caribe. Es un gran honor para nosotros acoger este seminario internacional que brindará una oportunidad valiosa de intercambio de experiencias sobre el desarrollo urbano sostenible en las áreas metropolitanas de Corea y América Latina.
Las agendas globales de las Naciones Unidas como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la Nueva Agenda Urbana adoptada en Habitat III, reconocen el desarrollo urbano como elemento fundamental a integrar en los esfuerzos globales hacia el desarrollo sostenible. Vivimos en un mundo cada vez más urbano donde el 54% de la población global vive en ciudades y se constata un proceso acelerado de transición urbana, en particular en Asia y África. Para 2030 se proyecta que el 60% de la población global vivirá en ciudades. Sin embargo, 70% de las emisiones de CO2 se originan en las ciudades por lo que las políticas urbanas sostenibles tienen una importancia fundamental para abordar el cambio climático y la implementación del Acuerdo de París.
El futuro sostenible de América Latina y el Caribe está estrechamente ligado al desarrollo urbano sostenible. Somos la región en desarrollo más urbanizada del planeta con un 79,5% de su población viviendo en áreas urbanas. En América del Sur, esta cifra alcanza el 83%.
En el contexto actual, el principal desafío regional ya no es resolver los problemas de la rápida transición rural-urbana, sino mejorar la calidad de vida, cerrar las brechas de la desigualdad y lograr la sostenibilidad en sus ciudades. La población urbana total está aumentando de forma importante. Se estima que, impulsado en gran medida por el crecimiento vegetativo de la población en las ciudades, al año 2030 América Latina y el Caribe tendrá más de 92 millones de personas adicionales viviendo en ciudades, lo que plantea una demanda adicional para la infraestructura y los servicios urbanos y un reto para la planificación sostenible de las ciudades y áreas metropolitanas.
Dentro de las dinámicas de los sistemas urbanos de América Latina y el Caribe, en muchos países se puede observar un elevado grado de concentración de la población, de funciones administrativas y de la renta económica en un pequeño grupo de grandes ciudades y áreas metropolitanas. Según datos del Panorama Territorial de la CEPAL (2015) los índices de concentración geográfica del Producto Interno Bruto y la población en la región superan de forma considerable lo observado en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Ejemplo ilustrativo de esta concentración es que el Estado de São Paulo, el Estado de México con la Ciudad de México y la Provincia y Ciudad de Buenos Aires, aportaban casi 25% del PIB regional en el año 2010 (CEPAL 2015). Si bien para las próximas décadas se proyecta mayor crecimiento poblacional en las ciudades intermedias de la región, es importante reconocer que muchas de estas ciudades se encuentran o dentro de o en cercana proximidad territorial y económica con las principales áreas metropolitanas de la región.
En América Latina y el Caribe, la gobernanza, gestión y planificación sostenibles de las metrópolis están estrechamente vinculadas con los desafíos principales del desarrollo sostenible. A pesar de los grandes esfuerzos y logros parciales de los gobiernos respecto a la reducción de la pobreza y, en menor medida, de la desigualdad, los países y las ciudades de la región permanecen entre los más desiguales del mundo. En varias ciudades principales los coeficientes de Gini en la distribución de ingresos superan el 0.5 e incluso el 0.6. La desigualdad también se manifiesta en las grandes brechas de calidad urbanística y acceso a servicios y equipamientos urbanos. Pese a los esfuerzos de los países aún el 21% de la población urbana de la región vive en asentamientos precarios, por lo que la informalidad urbana es aún un reto fundamental para la igualdad en las ciudades.
La segregación residencial socioeconómica y el acceso desigual a la vivienda y al suelo urbano persisten como otras expresiones de la inequidad. Es importante notar que en contextos metropolitanos el patrón de segregación puede también profundizar las brechas entre los ingresos municipales para financiar los servicios locales. Esto en particular en el caso de las ciudades dormitorios donde muchos trabajadores se desplazan a otro municipio por motivos de empleo y su contribución económica no se recauda en su comunidad local. Sin mecanismos adecuados de transferencia de recursos entre municipios esta situación conlleva el riesgo de la polarización del estándar urbano (CEPAL 2014).
El rápido crecimiento urbano en América Latina y el Caribe ha generado complejos sistemas de ciudades y grandes zonas metropolitanas con entidades administrativas subdivididas en territorios y que pueden abarcar varios territorios por fuera de la municipalidad central. Además, las áreas metropolitanas pueden extenderse entre distintos órganos de gobierno local estadual o nacional. Esta situación genera desafíos propios de la gobernanza y administración multinivel donde en muchos casos las necesidades de la gestión de servicios públicos no siempre coinciden con límites administrativos.
La coordinación y gestión metropolitana se vuelve cada vez más urgente al considerar los crecientes desafíos ambientales como la gestión de recursos naturales, entre ellas, las cuencas hídricas y áreas naturales que brindan servicios ecosistémicos para el territorio metropolitano en extensión. Evidentemente, los impactos del cambio climático y los desastres naturales tampoco respetan las fronteras de subdivisiones administrativas, y resaltan la necesidad de la colaboración y coordinación entre varios niveles de territorio, gobierno e instituciones en una región altamente vulnerable.
Entre los retos de la coordinación metropolitana la movilidad se destaca como otro desafío principal para mejorar la calidad de vida y el uso del tiempo de los residentes urbanos y para abordar la contaminación y las emisiones urbanas de gases efecto invernadero, en particular cuando constatamos que en la región el 38% de las emisiones urbanas de GEI se originan de la quema de combustibles para el transporte.
Para la CEPAL el desarrollo urbano y la gestión metropolitana sostenibles constituyen una oportunidad clave para aterrizar la propuesta del Gran Impulso Ambiental, que entendemos como un paquete de políticas e inversiones coherentes para promover la sostenibilidad ambiental con igualdad. Para la CEPAL es este un elemento fundamental para la implementación y concreción de la Agenda 2030.
La CEPAL también viene apoyando la implementación de la Agenda 2030 y la Nueva Agenda Urbana en ciudades y áreas metropolitanas de la región a través de su cooperación con la Red Mercociudades, en el marco de un curso para desarrollar capacidades estratégicas de gestión urbana. Junto con esto, en el mes de agosto discutiremos el Plan de Acción Regional para implementar la Nueva Agenda Urbana y los ODS tanto a nivel local como a través de políticas nacionales.
La República de Corea comparte algunas importantes similitudes con respecto a su configuración urbana con nuestra región, por ejemplo, su elevado porcentaje de urbanización que en 2015 alcanzó el 82.5%. Asimismo, posee una alta concentración espacial de las actividades económicas. El PIB producido en el área metropolitana de Seú-Incheon alcanza más de 46.3% del PIB nacional y 47.5% de los empleos de la República de Corea se concentran en la misma área metropolitana (UN Habitat 2016). No obstante, tenemos una gran diferencia y es que, junto con el acelerado proceso de urbanización, la República de Corea logró altos niveles de desarrollo industrial. Otra diferencia notable es el diseño e implementación de sólidas estrategias y planes nacionales de desarrollo, donde las políticas nacionales de desarrollo urbano junto con políticas de desarrollo de largo plazo de áreas metropolitanas como Seúl, generan fuertes sinergias.
En este contexto, la experiencia de la República de Corea resulta de mucho interés para América Latina. A su vez, la importancia compartida sobre el desarrollo metropolitano para el desarrollo sostenible, brinda una oportunidad fructífera de intercambio de experiencias.
Tenemos muchos temas que abordar y muchos desafíos que enfrentar, por ello les deseo que estas jornadas de trabajo sean fructíferas.
Muchas gracias y le cedo la palabra Señor Embajador.