Descripción
Introducción Este documento se centra en el análisis de la inversión realizada por las Empresas Maquiladoras de Exportación (EME) en la década de los noventa, reconociendo que el motor de crecimiento de este sector ha sido el elevado grado de desregulación con el que estas empresas han operado desde su aparición a mediados de la década de los sesenta hasta nuestros días. El ciclo de expansión de las EME ha pasado por dos periodos. El primero, va de 1964 a 1973, durante el cual se constituye y crece erráticamente manteniendo un peso poco significativo en la actividad industrial del país. El segundo, entre 1974 hasta nuestros días en donde incrementa su importancia en los flujos comerciales, el empleo y la inversión. Durante este segundo periodo y coincidente con el ciclo de reformas económicas emprendidas a partir de 1982 se puede observar una fase de especialización industrial regional acompañada por una diversificación tecnológica. Las ramas ligadas a la industria automotriz junto con la electrónica y la industria textil han alcanzado un predominio definitivo, aunque la presencia de otros sectores sigue mostrando un comportamiento positivo. En especial la industria de la confección ha mostrado un crecimiento acelerado debido a la caída de las barreras arancelarias por el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN). No obstante que las EME cuentan con más de 30 años de existencia, el análisis de la dinámica de la inversión ha sido escaso debido a la falta de información, por lo que variables como empleo, número de establecimientos y flujos comerciales han sido privilegiados para describir las operaciones de producción compartida. Debe mencionarse la escasa disposición de información al nivel de rama de actividad en lo que toca a inversión fija bruta. El desarrollo en México de la maquila de exportación se produjo en un ambiente de alta protección mucho antes de entrar en vigor las reformas económicas, por lo que la operación de las EME constituyeron un paradigma industrial tanto para la reforma económica como para el TLCAN. En más de un sentido este paradigma fue extendiéndose progresivamente junto al resto de la economía. Aunque la presencia de empresas mexicanas dentro de este tipo de operaciones representa más de dos quintas partes, no existe duda que el principal agente económico ha sido la empresa transnacional manufacturera, particularmente la norteamericana y la asiática. El análisis del proceso de inversión se aborda en primer término cubriendo las principales variables como son los valores de los activos fijos y los cambios en el volumen de la producción industrial. El análisis constata la consolidación de la maquila de exportación como un segmento industrial en expansión y que tiende a representar una importancia creciente de la actividad industrial nacional. En el capítulo dos se aborda con cierto detalle el marco institucional que posibilitó el desarrollo de las EME. El análisis establece cómo las maquiladoras de exportación prefiguraron ciertos aspectos de la reforma económica que se inició en los ochenta, en donde el TLCAN se convirtió en el corolario a la evolución de las disposiciones reglamentarias que dieron vida al Programa Maquilador. Por último, cabe mencionar que con el ascenso de las EME la economía de México lejos de entrar en un proceso de complementariedad entre las nuevas operaciones de subcontratación industrial internacional y la manufactura local se produjo una escisión entre las actividades y empresas orientadas claramente hacia la exportación y aquellas orientadas al mercado interno. Mientras que las primeras han mantenido un ritmo de crecimiento sostenido en su actividad, una balanza de divisa en equilibrio o superávitaria, niveles de empleo estables, la mayoría de las actividades relacionada con el mercado interno, han mostrado un crecimiento errático, niveles altos de capacidad ociosa, endeudamiento elevado, quiebra y perdida de empleos. En este sentido, no sobra reiterar que el reto esencial que tienen las empresas de la manufactura nacional es insertarse en las cadenas de abastecimiento y consumo de las empresas maquiladoras. Cerrar la brecha es una de las tareas pendientes que quedará en la agenda para el siguiente milenio.