Descripción
Este artículo pretende analizar los efectos de la globalización
sobre los sistemas financieros de Argentina, Brasil y México,
países que recibieron la mayor parte de la inversión extranjera
en la región en el decenio de 1990. Esos capitales estaban
formados en su mayor parte por flujos de cartera y por adquisición
de acciones de los sistemas financieros locales. El movimiento
no fue homogéneo, debido a los diferentes grados de
apertura y las políticas macroeconómicas adoptadas. En lo que
toca a las inversiones de cartera, los efectos de la apertura se
concentraron en segmentos distintos y por ello tuvieron impactos
diferenciados sobre los sistemas financieros. Las experiencias
recientes de esos países muestran que todavía hay
espacio de maniobra para las políticas económicas nacionales
en el contexto de la globalización financiera, aunque sea limitada
la capacidad de esas políticas para atenuar los efectos
perversos de las corrientes financieras. En función de la apertura
de los sistemas financieros locales, se advierte la importancia
creciente de las instituciones extranjeras en los países
analizados. Esa tendencia deriva de las medidas de liberalización
adoptadas para hacer viable la capitalización de los sistemas
bancarios, así como de las estrategias de competencia de
los bancos que intentan captar nuevas fuentes de utilidades y
fortalecer su posición en los mercados globalizados. El predominio
de las instituciones extranjeras, aunque se traduzca en
una mayor solidez patrimonial de los sistemas bancarios nacionales,
puede tener un impacto macroeconómico adverso,
sobre todo en México y Brasil, que todavía conservan una
relativa soberanía monetaria.