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Guillermo Sunkel y Heidi Ullmann
División de Desarrollo Social. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
En las últimas décadas, los países de América Latina han entrado en un proceso de envejecimiento sostenido de la población. El aumento de la cantidad de personas mayores se traducirá en incrementos proporcionales de las demandas sociales, económicas, políticas y culturales específicas de esta población. Esta situación debe abordarse y resolverse mediante políticas públicas que garanticen la inclusión social de estas personas, así como su calidad de vida y la protección y promoción de sus derechos (CEPAL, 2016; Huenchuan, 2013). Al procurar garantizar una mayor autonomía e integración social de las personas mayores, los encargados de la formulación de políticas recurren cada vez más a la creación y puesta en marcha de iniciativas de inclusión digital para personas de edad, con el fin de capacitarlas en el uso y la apropiación de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) para sus actividades cotidianas.
Cada vez resulta más evidente, sin embargo, que el acceso a los medios digitales no es uniforme de un país a otro ni dentro de cada país. Debido a esto, los posibles beneficios no se distribuyen por igual entre los distintos grupos de población. Al igual que otras diferencias económicas y sociales, este acceso desigual puede agravarse ante la falta de políticas adecuadas para garantizar el acceso digital y los beneficios a todos los sectores de la sociedad (Balboni, Rovira y Vergara, 2011). Por lo tanto, las TIC no solo tienen un gran potencial de reducir las desigualdades sociales y económicas que afectan a las personas de edad, sino que también pueden exacerbar las desigualdades económicas o sociales preexistentes. Incluso pueden crear otras nuevas, ante la ausencia de políticas públicas activas que busquen expandir el acceso para quienes se encuentran en los márgenes de la sociedad digital.
Históricamente, las personas mayores han sido consideradas personas con una capacidad disminuida para llevar a cabo actividades productivas relacionadas con el proceso económico. Como parte de la tendencia a subestimar la experiencia y los conocimientos de las personas de edad, se considera que son sujetos pasivos en el proceso de desarrollo de las sociedades (Abusleme y otros, 2014) y que, por lo tanto, están al margen del progreso social. En la actualidad, las políticas públicas procuran modificar esta idea sobre las personas de edad mediante campañas que promueven la cultura del “envejecimiento activo”. Este concepto se define como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. Esto también se aplica a los grupos de población. Se plantea que los individuos puedan desarrollar su potencial de bienestar físico, social y mental durante toda la vida y participar en la sociedad, al tiempo que se les proporciona un nivel adecuado de protección, seguridad y atención cuando precisan asistencia (OMS, 2002).
No hay duda de que la promoción del acceso a los medios digitales y de su uso entre las personas mayores es esencial para alentar la cultura del envejecimiento activo. Sin embargo, uno de los efectos sociales de las tecnologías digitales en el mundo moderno es que se han convertido en un factor “nuevo”, que distingue a las personas mayores de los grupos de población más jóvenes. De hecho, las estadísticas de TIC disponibles en América Latina muestran que el grupo etario de las personas mayores es el más aislado de las tecnologías digitales, lo que da cuenta de una profunda brecha de la era digital.
Efectivamente, en la región existe una profunda brecha digital. En el gráfico 1 se muestra que en 2015 las personas mayores usaban Internet menos que las personas de otros grupos etarios, en todos los países sobre los que se dispone de datos. Las brechas son bastante sorprendentes. Se observa, por ejemplo, que el uso de Internet de las personas de 15 a 29 años era más de siete veces superior al de las personas mayores en El Salvador y Honduras, ocho veces superior en México y casi nueve veces superior en el Ecuador.
Gráfico 1
América Latina (8 países): población que usa Internet, por grupo etario, alrededor de 2015a
(En porcentajes)
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social, Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), Santiago, 2015; Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, Quito, 2015; Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC), Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), San Salvador, 2015; Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples, Tegucigalpa, 2014; Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Módulo sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (MODUTIH), Aguascalientes, 2014; Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), Encuesta Permanente de Hogares, Asunción, 2015; Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Lima, 2015; Instituto Nacional de Estadística (INE), Encuesta Continua de Hogares (ECH), Montevideo, 2015.
a Las encuestas se realizaron en 2015, salvo en Honduras y México, donde se llevaron a cabo en 2014.
Los datos sobre el acceso de las personas mayores a una computadora y a Internet, así como a su uso, muestran variaciones sustanciales entre los países estudiados (véase el gráfico 2). También se desprende claramente del gráfico 2 que el acceso del hogar a una computadora no significa que dicha herramienta sea utilizada por las personas mayores. En cinco de los siete países sobre los que se dispone de ambos indicadores (Ecuador, El Salvador, México, Paraguay y Perú), el porcentaje de esta población que usa computadoras es inferior a la proporción que tiene una computadora en el hogar. Por lo tanto, al parecer hay un segmento de la población adulta mayor que, en teoría, tiene acceso a una computadora, pero no la usa. Lo mismo se aplica al uso de Internet. Esta variación no solo refleja la desigualdad en cuanto a los niveles educativos de la población en cada país, sino también, de manera más general, en cuanto a los niveles de desarrollo socioeconómico, así como en la disponibilidad de banda ancha y conexión a Internet.
Gráfico 2
América Latina (8 países): personas de 60 años y más que residen en hogares con computadoras, que usan computadoras y que usan Internet, alrededor de 2015a
(En porcentajes)
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social, Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), Santiago, 2015; Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, Quito, 2015; Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC), Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), San Salvador, 2015; Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples, Tegucigalpa, 2014; Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Módulo sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (MODUTIH), Aguascalientes, 2014; Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), Encuesta Permanente de Hogares, Asunción, 2015; Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Lima, 2015; Instituto Nacional de Estadística (INE), Encuesta Continua de Hogares (ECH), Montevideo, 2015.
a Las encuestas se realizaron en 2015, salvo en Honduras y México, donde se llevaron a cabo en 2014.
Los datos indican que las personas mayores no participan activamente en las sociedades digitales en las que viven y que existe un enorme espacio para ampliar el uso de Internet entre estas personas en la región. Si bien, en general, solo un pequeño porcentaje de las personas de edad en América Latina utiliza Internet, quienes lo hacen son usuarios frecuentes y la mayoría se conecta todos los días (véase el gráfico 3). Esto indica que el uso de Internet se ha vuelto cotidiano para las personas mayores que lo han adoptado.
Gráfico 3
América Latina (8 países): frecuencia de uso de Internet entre personas de 60 años y más, alrededor de 2015a
(En porcentajes)
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social, Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), Santiago, 2015; Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, Quito, 2015; Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC), Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), San Salvador, 2015; Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples, Tegucigalpa, 2014; Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Módulo sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (MODUTIH), Aguascalientes, 2014; Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), Encuesta Permanente de Hogares, Asunción, 2015; Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Lima, 2015; Instituto Nacional de Estadística (INE), Encuesta Continua de Hogares (ECH), Montevideo, 2015.
a Las encuestas se realizaron en 2015, salvo en Honduras y México, donde se llevaron a cabo en 2014.
Pese a la heterogeneidad antes mencionada en relación con el uso que las personas mayores hacen de Internet en los países objeto de análisis, los tipos de actividades realizadas en Internet son, de cierto modo, uniformes en los distintos países. Este recurso se utiliza principalmente para la búsqueda de información y la comunicación (véase el gráfico 4).
Gráfico 4
América Latina (8 países): tipo de uso entre personas de 60 años y más que usan Internet, alrededor de 2015
(En porcentajes)
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social, Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), Santiago, 2015; Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, Quito, 2015; Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC), Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), San Salvador, 2015; Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples, Tegucigalpa, 2014; Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Módulo sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (MODUTIH), Aguascalientes, 2014; Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), Encuesta Permanente de Hogares, Asunción, 2015; Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Lima, 2015; Instituto Nacional de Estadística (INE), Encuesta Continua de Hogares (ECH), Montevideo, 2015.
Entre las personas mayores es especialmente importante el uso de Internet para la comunicación, ya que les proporciona una vía para mantenerse en contacto con sus familiares y amigos. El temor a utilizar la tecnología (debido a la percepción de que no la saben usar bien), así como las amenazas a la seguridad y la desconfianza asociada a la realización de transacciones financieras en dispositivos digitales, son factores que podrían contribuir a que las personas mayores se muestren reticentes a utilizar la banca electrónica o a comprar en línea. En las sociedades latinoamericanas, además, las salidas al banco o a la tienda pueden representar oportunidades de interacción y socialización con otras personas. En ese sentido, estas salidas pueden ser valoradas por las personas de edad, incluidas las que presentan limitaciones de movilidad o comunicación. Los datos también indican que un elevado porcentaje de usuarios se conecta a Internet para realizar actividades de entretenimiento, como ver y descargar videos, música y películas.
Los Gobiernos de la región han comenzado a implementar algunos programas para acercar a las personas mayores a la tecnología. Con estas iniciativas no solo se intenta cerrar las brechas de acceso, sino también abordar las brechas en las capacidades y habilidades respecto del uso de las tecnologías. Pese a estos esfuerzos, hay mucho camino por recorrer. A continuación se enumeran algunas recomendaciones para avanzar a este respecto:
- Fortalecer la coordinación entre las distintas entidades del sector público, el sector privado y la sociedad civil que organizan programas para promover el uso de las TIC entre las personas mayores, a fin de asegurar que los programas se potencien entre sí.
- Promover un desarrollo intergeneracional de competencias, de modo que las generaciones más jóvenes ayuden a las personas de edad a familiarizarse con las herramientas digitales que les sean útiles.
- Fomentar oportunidades de capacitación entre pares, donde las personas mayores que participan activamente en la sociedad digital ayuden a capacitar a las personas de edad que aún no se hayan acercado a las tecnologías digitales.
- Diseñar aplicaciones u otras herramientas tecnológicas que respondan directamente a las necesidades de las personas mayores y que puedan fomentar su integración en la sociedad, y crear conciencia sobre estas tecnologías entre las personas mayores.
- Ampliar el acceso de las personas mayores a Internet en el hogar o a través de dispositivos móviles, en particular para las personas que residen en zonas rurales, las pertenecientes a grupos indígenas y las de bajo nivel socioeconómico.
- Promover una mayor participación de las personas mayores en el desarrollo de las TIC, a fin de que estas herramientas satisfagan mejor sus necesidades, y alentar la participación en la elaboración de planes y estrategias para ampliar el acceso y uso de las TIC entre las personas mayores.
Bibliografia
Abusleme, M. y otros (2014), Inclusión y exclusión social de las personas mayores en Chile, Santiago, Universidad de Chile/Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA)/Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Balboni, M., S. Rovira y S. Vergara (eds.) (2011), ICT in Latin America: A Microdata Analysis (LC/R.2172), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)/Observatorio para la Sociedad de la Información en Latinoamérica y el Caribe (OSILAC).
CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) (2016), La matriz de la desigualdad social en América Latina (LC/G.2690(MDS.1/2)), Santiago.
Huenchuan, S. (2013), “Perspectivas globales sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores, 2007-2013”, Documentos de Proyectos (LC/W.566), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
OMS (Organización Mundial de la Salud) (2002), Active Ageing: A Policy Framework, Ginebra.
Sunkel, G. y H. Ullmann (2019), “Las personas mayores de América Latina en la era digital: superación de la brecha digital”, Revista de la CEPAL, N° 127 (LC/PUB.2019/6-P), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).