Historia Oral | Recuerdos de Sim Groenteman en la CEPAL
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A sus 101 años, el exfuncionario de la ONU Sim Groenteman reflexiona sobre la creación de los servicios básicos de la CEPAL y la configuración de su integridad a lo largo de décadas de trabajo dedicado.
En esta entrevista de Historia Oral de la CEPAL, Sim Groenteman, exjefe de la Sección de Gestión de Edificios y Servicios Generales y uno de los primeros funcionarios de la ONU asignados a América Latina, repasa una carrera que comenzó en 1947 y se desarrolló en múltiples oficinas de la Organización, como Nueva York, Etiopía, Bangkok y Santiago. A sus 101 años, aún recuerda con claridad y orgullo sus años en la CEPAL.
«Tenía que establecer el sistema de registro de la Comisión... Vine aquí con ese propósito». Aunque llegó para establecer el primer sistema de registro de la CEPAL, su legado fue mucho más allá de esa primera tarea. Con el tiempo, Groenteman se convirtió en jefe de la Sección de Gestión de Edificios y Servicios Generales, responsable de la estructura física y operativa de la Institución.
«Sí, yo era el gran jefe aquí... Fui jefe de Gestión de Edificios y Servicios Generales. Ahora, Servicios Generales es grande. Tenía un puesto muy importante y feliz aquí».
Sus estándares eran famosos por ser muy altos. «Soy muy exigente con que las cosas funcionen bien... Si quiero que trabajen bien, quiero que todos estén satisfechos de tener el lápiz y el borrador adecuados... Ese es el deber de su jefe y de la organización».
Para él, mantener una organización bien gestionada no era solo una cuestión de logística, era una cuestión de integridad. Era una cuestión de respeto hacia las personas que trabajaban allí. Y esperaba la misma disciplina a cambio:
«Si mientes, no me gustas... Si no haces tu trabajo, tampoco me gustas. Y se lo hacía sentir, y entonces mejoraban».
También guio a la Institución a través de distintas crisis, incluida una gran inundación que causó daños en la propiedad de la CEPAL y tuvo que ser reparada: «Casi un millón de dólares... pero sobrevivimos».
Mirando atrás, su conexión con la ONU sigue siendo profundamente emotiva. Sus palabras de despedida reflejan tanto modestia como convicción:
«Estaba muy orgulloso, orgulloso de estar en la ONU... Una persona internacional que se preocupaba por todo el mundo».
Su historia nos recuerda que la ONU no solo se construye con ideas, sino también con las personas que, día a día, mantienen las puertas abiertas, los sistemas en funcionamiento y la institución viva.