Digitalización de la agroindustria en América Latina y el Caribe: avances, desafíos y experiencias desde la CEPAL
Áreas de trabajo
A más de una década de iniciar su trabajo en agricultura digital, la CEPAL impulsa políticas, redes de cooperación e iniciativas concretas para cerrar la brecha tecnológica en el sector agropecuario de América Latina y el Caribe con foco en la inclusión, la sostenibilidad y el desarrollo territorial.
Mónica Rodrigues, Oficial de Asuntos Económicos de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la CEPAL, abordó las principales líneas de trabajo en las que se ha enfocado la organización internacional para promover la digitalización del sector agropecuario. Rodrigues destaca iniciativas como la creación de la Red Iberoamericana de Digitalización de la Agricultura y la Ganadería (RIDAG), los sistemas mixtos de extensión rural (SISMER) y la Semana de la Agricultura Digital. La primera, ilustra la importancia de contar con instituciones que validen tecnologías digitales en entornos reales. La segunda, enseña que la adopción de tecnologías digitales debe combinar lo presencial con lo virtual, además de incluir la co-creación y la tercera plantea la importancia de la colaboración público privado para el desarrollo de la digitalización. Por último Rodrigues hizo mención a su contribución al proyecto Comunidades Conectadas liderado por la FAO.
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¿Desde cuándo la CEPAL ha trabajado en temas de agricultura digital? A grandes rasgos, ¿En qué áreas han trabajado?
La CEPAL lleva trabajando en temas de agricultura digital al menos desde el año 2010. Inicialmente, en el marco del Proyecto @lis (Diálogo político para la Sociedad de la Información), se generaron varios estudios en temas como las tendencias de adopción y uso de las tecnologías digitales en la agricultura, y las barreras que enfrentan los agricultores para acceder a esas tecnologías. Ese paquete de estudios dio origen al libro “Information and communication technologies for agricultural development in Latin America: Trends, barriers and policies”[1], que fue una de las primeras publicaciones de la CEPAL en el tema.
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¿Cuál es el alcance de las agendas digitales para promover la digitalización del agro en los países de la región?
Las agendas digitales son estratégicas para promover la digitalización en los sectores productivos, dada su capacidad de articular diferentes ministerios y actores.
Hay que tener presente que las políticas de digitalización del agro se abordan también en otros instrumentos, como los planes y programas de digitalización o incluso en las políticas sectoriales. No obstante, nuestro análisis de esos instrumentos ha revelado que el sector agropecuario representa una porción marginal de las políticas de digitalización, mientras que la digitalización es un tema al cual se da poca importancia en las políticas sectoriales. En efecto, menos del 4% de las políticas para el agro incluyen el componente digital, y sólo el 1% presenta un plan específico con objetivos y presupuesto. De esa manera, podemos afirmar que un área tan estratégica para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como es la inclusión digital del sector agropecuario y de las zonas rurales se encuentra deficientemente cubierta por los instrumentos de política actuales en la región.
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¿Qué experiencias concretas ha desarrollado la CEPAL en los últimos años con respecto a la digitalización de la agroindustria?
La CEPAL ha trabajado en varios países de América Latina y el Caribe para impulsar el fortalecimiento de capacidades institucionales que permitan apoyar el proceso de digitalización del sector agropecuario. Yo destacaría dos experiencias en concreto. La primera fue el apoyo a la creación de la Red Iberoamericana de Digitalización de la Agricultura y la Ganadería (RIDAG), inicialmente formada por los institutos de investigación agropecuaria de Argentina, Chile, Uruguay y Cataluña (España). La RIDAG se encuentra actualmente en proceso de expansión hacia nuevos miembros, mientras trabaja en generar proyectos en torno a temáticas como el desarrollo de smartfields y la validación y entrenamiento de agricultores familiares en el uso de tecnologías digitales.
Lo que aprendimos de nuestra colaboración con la RIDAG fue la importancia de contar con instituciones que puedan validar las tecnologías digitales en entornos reales (como son los smartfields, o campos experimentales) y capacitar a los productores, para así reducir la brecha de adopción. Esa brecha se refiere a las barreras que enfrentan sobre todo los agricultores familiares para comprender los beneficios de las tecnologías digitales y adoptarlas en sus actividades diarias.
La segunda experiencia que yo destacaría es la de los sistemas mixtos de extensión rural (SISMER). Ese término fue cuñado en un estudio de la CEPAL junto a FAO e IICA y se refiere a la inclusión de herramientas digitales en los procesos tradicionales de extensión agropecuaria, combinándolas con las actividades presenciales de asistencia técnica. La CEPAL ha cooperado con institutos de investigación y agencias de gobierno en el desarrollo de experiencias concretas de SISMER en Colombia y Costa Rica, con el Instituto del Café, y ahora estamos llevando a cabo una experiencia piloto en Chile junto a INDAP e INIA. La principal enseñanza de esa experiencia es que la adopción de tecnologías digitales debe combinar lo presencial con lo virtual, sobre todo en una etapa inicial de adopción, y debe incluir un importante componente de co-creación para que sean efectivamente utilizadas por los agricultores.
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¿Qué es la Semana de la Agricultura Digital?, y ¿Quiénes participan?
La Semana de la Agricultura Digital es un evento organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y que cuenta con socios estratégicos como la CEPAL, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), entre otros. Este foro se centra en la digitalización de los sistemas agroalimentarios y busca promover la colaboración, el intercambio de conocimientos y la innovación en el sector.
Entre los participantes se encuentran empresas tecnológicas especializadas en soluciones para la agricultura (AgTechs), desarrolladores de nuevas tecnologías digitales, fondos de inversión y patrocinadores que apoyan el desarrollo de estas tecnologías, académicos e investigadores, representantes gubernamentales que influyen en las políticas agrícolas, y los agricultores y productores que implementan las tecnologías digitales en sus actividades diarias.
El evento es una plataforma para la creación de redes de cooperación y la formulación de recomendaciones para la transformación inclusiva y sostenible de los sistemas agroalimentarios en la región. En ese sentido, yo destacaría la red de Agtechs que se ha generado inicialmente con los participantes de las diferentes ediciones del evento, pero que se ha expandido para incluir a otras Agtechs de la región interesadas en participar. Destacaría, asimismo, la red de institutos de investigación agropecuaria (INIA) que se ha fortalecido a partir de la participación de esas instituciones en el evento. La interacción entre ambas redes ha dado lugar a un interesante diálogo público-privado que esperamos seguir fortaleciendo en las próximas ediciones.
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En cuanto al diálogo público - privado, ¿Qué redes de cooperación se han generado y cuál es su propósito?
Durante la edición 2024 de la Semana de la Agricultura Digital se organizó un diálogo público-privado con la participación de las Agtechs, los INIA, organizaciones internacionales como el IICA, la CEPAL, la FAO y el CGIAR, representantes de la academia y otros actores de los ámbitos público y privado. La idea de ese diálogo fue combinar información proveniente de los diferentes actores sobre las principales oportunidades y barreras para la adopción y uso de las tecnologías digitales en el sector agropecuario y cómo diseñar instrumentos de política que potencien sus beneficios. El espacio fue sumamente enriquecedor, dado que los puntos de vista de los diferentes actores son complementarios, y esto nos ha ayudado a generar una visión más completa del potencial y la problemática de la digitalización del agro en América Latina y el Caribe. El resultado de esa experiencia ha sido un documento de posición, estilo policy brief, para compartir con los países y que da cuenta de la visión compartida por los diferentes actores.
Esperamos en la versión 2025 de la Semana de la Agricultura Digital poder profundizar el diálogo público-privado, incluyendo a nuevos actores que estuvieron subrepresentados en la edición anterior, como es el caso de los agricultores, asociaciones de productores y cooperativas. También esperamos poder profundizar en otras temáticas, como el impacto de la digitalización en el desarrollo territorial y la experiencia de los clusters como catalizadores de procesos de innovación y digitalización de los territorios rurales.
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¿Cuál es el principal objetivo del proyecto Comunidades Conectadas?
El proyecto Comunidades Conectadas tiene como objetivo principal reducir la brecha digital en las zonas rurales más rezagadas de Chile, específicamente en las regiones de Ñuble y La Araucanía. La idea es mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables mediante la promoción de la conectividad digital. Además, se busca acelerar la implementación de los ODS en estas áreas, apoyando también las prioridades del gobierno en cuanto a descentralización, desarrollo rural sostenible y transformación digital, con un enfoque especial en la inclusión de mujeres y otros grupos vulnerables.
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¿Cuánto tiempo durará este proyecto?, ¿Quiénes lo lideran?
El proyecto comenzó en septiembre de 2024 y está previsto que dure hasta agosto de 2027, así que hablamos de unos tres años en total. Está liderado por la FAO, pero también participan otras agencias de las Naciones Unidas como la CEPAL, la OPS, ONU Mujeres y la UIT. Además, colaboran diversas entidades del Ministerio de Agricultura de Chile, la Subsecretaría de Telecomunicaciones y los gobiernos regionales.
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La CEPAL se encuentra a cargo del componente de desarrollo productivo del proyecto, ¿Podría comentarnos cuáles son estos subproyectos y de qué tratan?
La CEPAL está a cargo del componente de desarrollo productivo del proyecto Comunidades Conectadas, y este componente se divide en cinco subproyectos clave. Primero, está la coordinación de instancias clave para la digitalización, donde la CEPAL trabaja en la operativización de tres comisiones de coordinación esenciales: la Comisión Nacional Digital del Ministerio de Agricultura, la Comisión Regional Digital de Ñuble y la creación de la Comisión Regional Digital de La Araucanía. Estas comisiones son fundamentales para integrar las acciones de diversos actores y diseñar estrategias regionales de inversión en el ámbito digital.
Luego, tenemos la creación de Hubs Territoriales para el Desarrollo Rural. Junto a los gobiernos regionales, la CEPAL está promoviendo la creación de Hubs, en su mayoría digitales [MD1] que operarán a nivel regional. Estos Hubs integrarán iniciativas digitales y otros proyectos derivados de la acción pública y privada.
El tercer subproyecto es la modernización de la extensión de INDAP, donde la CEPAL coordina el diseño e instalación de un sistema mixto de extensión (SISMER) utilizando herramientas como WhatsApp para apoyar a los productores rurales. Esta estrategia busca optimizar los servicios de extensión que INDAP ha brindado desde 1977, adaptándose a las nuevas necesidades de los usuarios y al uso de tecnologías digitales.
El cuarto subproyecto se enfoca en soluciones digitales para cooperativas. Aquí, el objetivo es fortalecer la agricultura campesina e indígena mediante la implementación de soluciones digitales en cooperativas y en los predios de sus asociados. Este esfuerzo se realiza en colaboración con la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) e INDAP.
Finalmente, está la conexión entre investigación y extensión rural. En colaboración con el INIA, la CEPAL trabaja en integrar las estaciones experimentales digitalizadas (smartfields) en las regiones seleccionadas con los sistemas de extensión de INDAP y los grupos de mensajería. Esto proporcionará una base tecnológica y recomendaciones técnicas basadas en la investigación científica para mejorar los servicios de extensión rural.