Comunicado de prensa
Los países de la región están avanzando en propuestas de sistemas de cuidados, en el costeo de los servicios y las soluciones que requiere cada ciudad y cada país, en las encuestas para la medición del uso del tiempo. Hay varios ejemplos de políticas públicas y normativas para revertir la división sexual del trabajo y la injusta organización social del cuidado. Sin embargo, la respuesta a la crisis de los cuidados no está aún en el centro de las políticas públicas ni tampoco en las de recuperación. Todavía no es tendencia a nivel regional y que sigue siendo urgente: que los Gobiernos implementen inversiones estratégicas para solventar y promover políticas de cuidado.
Estas reflexiones fueron parte de la presentación que la Directora de Asuntos de Género de la CEPAL hizo en el panel “Debates contemporáneos sobre el cuidado”, en el marco del Foro sobre "La sociedad del cuidado y políticas de la vida" de la 9ª Conferencia de CLACSO. El panel estuvo integrado también por Francisco Cos-Montiel, investigador del Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD). Suiza, Cecilia Alemany, Directora Regional Adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, Javier A. Pineda Duque, del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo, de Colombia, bajo la moderación de Valentina Perrotta, del Grupo Sociología de Género, Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR, Uruguay.
Ana Güezmes presentó un panorama de los avances que exhibe la región en materia de cuidados y también se refirió a los retos que persisten, a los temas que aún no forman parte de la agenda o de las políticas públicas. En ese sentido, indicó que frente a la necesidad de romper el silencio estadístico y medir las dimensiones del cuidado, “estamos generando información sobre el tiempo, el trabajo y el valor económico del cuidado. Sabemos que el aporte del trabajo de cuidados a la producción y desarrollo de los países es enorme. Los países de la región que han medido el valor económico del trabajo no remunerado de los hogares indican que representaría entre el 15,7% y el 24,2% del PIB y que son las mujeres quienes aportan cerca del 75% de este valor”.
Se refirió Ana Güezmes a la importancia de medir el uso del tiempo, ya realizado en 15 países de la región, que muestra la sobrecarga de trabajo no remunerado de las mujeres y la la incompatibilidad para muchas de ellas del trabajo de cuidado no remunerado y las jornadas laborales. Asimismo, la caracterización de la demanda de cuidado, de la oferta y de las condiciones en las que se cuida es necesaria para elaborar políticas que puedan prever cómo se atenderán estas demandas y que combinación de cuidados se requieren.
Asimismo, destacó la Directora de Asuntos de Género que la región cuenta con una Agenda Regional de Género, ambiciosa, integral y progresiva, que se nutre de los compromisos que los Gobiernos han aprobado en las Conferencias Regionales sobre la Mujer. En los últimos 45 años, recordó, los Gobiernos han aprobado una serie de acuerdos que incluyen medidas sobre el diseño de políticas para el cuidado, el llamado a la corresponsabilidad de cuidados entre el Estado, el sector privado, las familias y la comunidad. “Se trata de acuerdos que ponen en valor la generación de información sobre el tiempo, el trabajo y el valor económico del cuidado, y el compromiso de generar sistemas integrales de cuidado desde una perspectiva de género, interseccionalidad, interculturalidad y derechos humanos”. También reafirma la relevancia de promover la sostenibilidad financiera de las políticas públicas de cuidado orientadas a alcanzar la igualdad de género.
Esos compromisos, puntualizó Ana Güezmes, se han traducido en avances importantes. Sin embargo, los cuidados siguen ausentes en el corazón de las políticas de desarrollo, “ha sido constante la falta de financiamiento para hacer frente a la demanda creciente de cuidados y la profundización de las desigualdades de género”.
La pandemia precarizó aún más la participación laboral de las mujeres. Esta afectación en las vidas y en la autonomía de las mujeres tiene íntima relación con el trabajo de cuidados que recae mayoritariamente en ellas. A raíz de la pandemia, la carga de trabajo de cuidados de los hogares –y en especial de las mujeres- se incrementó sustantivamente. Ya antes de la irrupción del COVID-19 y el confinamiento, las mujeres dedicaban el triple de tiempo que los hombres en promedio, al trabajo de cuidados.
La pandemia afectó la pobreza monetaria y la pobreza del tiempo de las mujeres. Desde la CEPAL se ha constatado una agudización en el endeudamiento al que recurren las mujeres, aquello que ha sido llamado “feminización de la deuda”. Este endeudamiento se da a través de créditos para financiar alimentación, servicios básicos y otras necesidades de sus hogares, como una extensión de las responsabilidades de cuidados que se les asignan. El aumento en la carga de trabajo en cuidados ha sido mayor, además, en los hogares de menores ingresos.
Pero los efectos devastadores de la crisis social prolongada no llegan ahí. Sumado a esto, persiste la crisis ambiental que genera la destrucción de la biodiversidad. Tal y como ocurre con el trabajo de cuidados, la degradación ambiental y el cambio climático también impactan de un modo diferenciado a hombres y a mujeres.
Si bien se observa una lenta recuperación pospandemia, esta es desigual en términos de la participación laboral de hombres y mujeres. Sumado a ello, América Latina y el Caribe enfrenta una coyuntura compleja debido al la guerra en Ucrania. Según las nuevas estimaciones de la CEPAL se prevé un crecimiento promedio de 1,8% para la región, menor al 2,1% proyectado en enero de 2022.
Frente a este panorama, Ana Güezmes hizo un llamado a pensar y construir una nueva configuración social “que valorice las actividades esenciales para el sostenimiento de la vida, que revierta las desigualdades de género, socioeconómicas, étnicas y territoriales y proteja el medio ambiente. Es urgente avanzar hacia un cambio del estilo de desarrollo que contrarreste la precarización de los empleos en general y en particular, los relacionados con el sector de los cuidados y visibilice los efectos multiplicadores del cuidado en términos del bienestar y como un sector dinamizador para una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad”.
Recordó que la CEPAL ha llamado a acelerar el paso hacia una justicia económica, ambiental y de género, y transitar hacia una sociedad del cuidado que priorice la sostenibilidad de la vida, del planeta y que garantice los derechos de las personas que requieren cuidados, así como los derechos de las personas que proveen dichos cuidados. Como noción propositiva, explicó, la sociedad del cuidado “contribuye a repensar la forma en la que la sociedad está organizada y expone el modo en que ha devenido en un modelo insostenible y desigual. La sociedad del cuidado es un horizonte que supone una construcción colectiva y multidimensional”.
Para avanzar hacia una sociedad del cuidado se requiere “fortalecer los ingresos públicos y expandir el gasto público orientado a avanzar en el financiamiento de las políticas de igualdad de género y garantía de los derechos de las mujeres”. En particular, con medidas para avanzar hacia sistemas de protección social universal, tales como las transferencias, los seguros de desempleo y el acceso universal a servicios de calidad en educación, salud y cuidados.
Lo que desde la CEPAL se propone, añadió, es un pacto social para la recuperación y un desarrollo con igualdad y sostenibilidad amerita, también, un pacto fiscal. Se trata de un pacto fiscal que pueda contribuir de forma simultánea y sinérgica a los objetivos de la reactivación económica y el cierre de brechas. Nuestras sociedades requieren, de manera urgente, que los gobiernos y organismos multilaterales pacten una recuperación estratégica con suficiencia, progresividad e igualdad. “Se trata de diseñar políticas comerciales, productivas, laborales, de provisión de servicios de cuidado y otras inversiones públicas que liberen el tiempo, el trabajo no remunerado y las deudas de las mujeres”, concluyó.
Entre el 7 y 11 de noviembre se realizará la Décimoquinta Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, en Argentina. El tema central de ese encuentro será “La sociedad del cuidado: horizonte para una recuperación sostenible con igualdad de género”. Para ir construyendo colectivamente, finalizó, “hago un llamado a gobiernos y actores internacionales a construir pactos fiscales, sociales y culturales para asignar recursos y proponer nuevas configuraciones sociales que tengan a los cuidados como eje vertebrante. Estoy segura de que sociedades como la que estamos proponiendo harán que todas las personas vivamos mejor”.