En el encuentro, la CEPAL subrayó la urgencia de dar mayor visibilidad al tema de la productividad en las agendas agrícolas de la región, incorporando explícitamente la dimensión genética y la innovación tecnológica

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, organismo del Ministerio de Agricultura, co-organizaron el seminario “Crop Trust: Protecting Food Security and Biodiversity”, un espacio destinado a analizar cómo el mejoramiento genético y los bancos de germoplasma pueden convertirse en herramientas clave para enfrentar los desafíos productivos y ambientales de la región.

La protección y uso sostenible de la biodiversidad constituyen pilares esenciales para mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático. En este contexto, la CEPAL subrayó que la productividad debe ocupar un lugar central en las agendas agrícolas, integrando explícitamente la innovación tecnológica y los avances genéticos como factores impulsores para avanzar hacia sistemas agroalimentarios más resilientes.

En la apertura del seminario, Marco Llinás, director de Desarrollo Productivo de la CEPAL, subrayó la urgencia de posicionar la productividad como un eje central en las agendas agrícolas de la región, incorporando de manera explícita la dimensión genética y la innovación tecnológica. Destacó que escalar y fortalecer las políticas de desarrollo productivo será clave para avanzar en esta dirección, articulándolas con iniciativas globales como las impulsadas por Crop Trust. “Esperamos que el taller de hoy nos permita avanzar en esa dirección”, afirmó.

Por su parte, Carlos Furche G., Director del INIA, destacó la relevancia de la cooperación internacional que impulsa Crop Trust. “Este encuentro permite profundizar una mirada de largo plazo hacia la preservación de la biodiversidad y la diversidad alimentaria, trabajando de manera concreta por un mundo mejor”, señaló.

La presentación central estuvo a cargo de Stefan Schmitz, Director Ejecutivo de Crop Trust, quien advirtió que la región enfrenta desafíos crecientes —cambio climático, degradación del suelo, presión sobre la productividad— que requieren apoyarse en la ciencia y la innovación. En este sentido, subrayó que los bancos de germoplasma constituyen una pieza clave para conservar la diversidad genética y generar soluciones de alto impacto.

Actualmente existen cerca de 1 750 bancos de germoplasma en el mundo, cinco de ellos en Chile. Estos centros no solo almacenan semillas: su material genético es utilizado ampliamente para investigación, innovación y desarrollo. Schmitz también destacó el enorme potencial de cooperación entre regiones, dado que el intercambio de material genético puede beneficiar a múltiples países. “Mientras más trabajemos en conjunto, más conseguiremos”, afirmó.

El conversatorio reunió a representantes del INIA, Crop Trust, ANPROS y la CEPAL. Durante su intervención, Adrián Rodríguez, jefe de la Unidad de Desarrollo Agrícola de la CEPAL, subrayó que los bancos de genes tienen un impacto que trasciende la seguridad alimentaria, ya que también pueden impulsar industrias farmacéuticas, alimentarias y de base biotecnológica, contribuyendo a la diversificación económica y al aumento del valor agregado en la región.

La CEPAL reiteró su rol fundamental como espacio articulador de políticas y facilitador del diálogo entre gobiernos, academia y sector privado. La Comisión regional manifestó su compromiso y disposición para cooperar con los países y sus territorios en el fortalecimiento de las capacidades productivas, la conservación de la biodiversidad y la implementación de estrategias que integren la innovación genética, entre otros.

La protección de la biodiversidad y el fortalecimiento de los bancos de germoplasma representan no solo una estrategia de mitigación y adaptación al cambio climático, sino también una oportunidad para que América Latina y el Caribe avance hacia un crecimiento más alto, sostenido, inclusivo y sostenible.