Historia Oral | El recorrido de Martine Dirven en la CEPAL

7 Nov 2025 | Nota informativa

La exfuncionaria de la CEPAL, Martine Dirven, recuerda cómo los intercambios informales impulsaron la creatividad, la colaboración y la innovación entre divisiones en la institución.

Martine Dirven, destacado en la serie Historia Oral de la Biblioteca Hernán Santa Cruz.

En esta entrevista de Historia Oral de la CEPALMartine Dirven, ex Jefa de la Unidad de Desarrollo Agrícola y posteriormente Jefa de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial, repasa más de dos décadas dedicadas al desarrollo rural y la cooperación regional. Basándose en su experiencia entre 1988 y 2009, reflexiona sobre cómo las reuniones informales y los encuentros cotidianos fomentaban la innovación y la conexión entre el personal, creando espacios donde los jóvenes profesionales podían compartir ideas y fortalecer el espíritu colaborativo de la CEPAL.

De Nueva York a Santiago: un viaje guiado por el azar y la convicción

Antes de llegar a Chile, Martine trabajó durante siete años en el Departamento de Cooperación Técnica para el Desarrollo de las Naciones Unidas en Nueva York. Lo que la trajo a Santiago fue, en sus propias palabras, “una casualidad del destino”.

“Quería volver a Europa, pero alguien en Nueva York me dijo: ‘Hay un puesto en Santiago; ¿por qué no aplicas ahí?’. Nunca imaginé que vendría. Dos semanas después me dijeron que había sido aprobada.”

Su llegada, en los últimos años de la dictadura chilena, fue, según recuerda, tanto extraña como inspiradora:

“ Yo diría que mi llegada a Santiago fue especial, porque cuando el avión llegué y tuve la sensación de estar llegando a mi casa…”

Construir una unidad, fomentar la conversación

Cuando se separó la División Conjunta CEPAL/FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), Martine ayudó a encaminar lo que se convertiría en la Unidad de Desarrollo Agrícola: equipos más pequeños, menos recursos, pero un renovado sentido de misión.

“Pasamos de doce profesionales a cinco. Y como la FAO se quedó con los presupuestos de consultorías y viajes, tuvimos que reaprender a pedir, y a entender por qué. No se cubre el mismo terreno con doce que con cinco.”

No se trataba solo de estructura, sino también de cultura. Martine sustituyó las reuniones formales semanales por un café matutino diario, convencida de que el diálogo informal y constante hacía el trabajo más productivo.

“Cuando asumí la jefatura de la Unidad Agrícola, reemplacé nuestra reunión semanal formal por un café matutino. Era más natural: hablábamos de películas, del trabajo, de la vida… y de alguna manera las ideas fluían mejor.”

Una cafetería, una escalera y el arte de encontrarse con las ideas

Si la CEPAL tiene una geografía de la memoria, Martine la traza alrededor de la antigua cafetería del piso superior, un cruce de caminos donde las conversaciones entrelazaban disciplinas, generaciones y lo inesperado.

“Esa cafetería era un lugar para encontrarse con todos. Si no había espacio, preguntabas: ‘¿Puedo sentarme aquí?’ —y terminabas hablando con quien fuera. Era transversal, enriquecedora. Aprendíamos del trabajo de los demás al compartir una mesa.”

Tras el terremoto de 2010, la cafetería fue reubicada. Para Martine, la pérdida de ese punto central de encuentro aún resuena:

“Fue un error moverla. Perdimos un lugar común de encuentro, y con él, la colaboración espontánea.”

Los jueves: dar voz a los jóvenes

Surgidas del entusiasmo juvenil y del deseo de ser escuchados, las sesiones de los jueves se convirtieron en un espacio institucional donde los profesionales jóvenes podían presentar, debatir y conectar.

“Fue una revolución de los jóvenes… Necesitaban que los escucharan. Los jueves terminábamos el trabajo antes, nos reuníamos, presentábamos borradores de documentos y recibíamos comentarios de los colegas. Era un espacio institucional —y nos hizo mejores.”

Un mensaje para la próxima generación

Cuando se le pregunta qué consejo daría a los jóvenes profesionales, Dirven sonríe y cita a un excolega Jorge Katz:

"Alguien le preguntó una vez si, tras una carrera tan larga, había aprendido algo nuevo en la CEPAL. Jorge respondió que sí, que lo que más le había enriquecido era hablar con personas de diferentes ámbitos y no limitarse a su especialización".

 Para Dirven, la CEPAL fue más que un lugar de trabajo: fue una comunidad de pensamiento y solidaridad que creció junto a América Latina a lo largo de sus transformaciones. Su historia nos recuerda que la memoria institucional no se construye solo con documentos y reportes, sino con las personas que viven su misión día tras día.

 "Esa", añade, "es una de las mayores fortalezas de la CEPAL. Puedes conocer de verdad a tus colegas, intercambiar ideas y crecer más allá de tu propia disciplina".
 

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