Diogo Demattos Guimarães1
Hoy en día, a pesar de que cada vez hay más consenso en torno a que un medio ambiente sano es crucial para garantizar los derechos y el bienestar de las personas, la destrucción de los ecosistemas, la polución y la contaminación siguen siendo problemas graves. La emergencia climática amenaza ya límites críticos del sistema natural de la Tierra que, de sobrepasarse, podrían tener consecuencias drásticas e irreversibles en el equilibrio natural del que depende la civilización humana. Cualquier daño provocado por la degradación del medio ambiente durante los primeros años puede llevar a que niños y niñas pierdan posibilidades para desarrollar una vida plena (UNICEF, 2021). En lo que respecta a la contaminación ambiental, los niños se ven excepcionalmente afectados por varias razones: consumen una cantidad más significativa de alimentos y agua en relación con su peso; son más susceptibles de absorber toxinas; su sistema inmunitario no está completamente desarrollado y sus órganos en desarrollo son más vulnerables a los daños (OMS/UNICEF, 2010). Los niños también utilizan el tacto y el gusto para explorar su entorno físico y son menos capaces de evaluar los peligros potenciales y comprender las advertencias escritas (CRIN, s/f).
Un número creciente de estudios realizados en la región indican que la exposición a sustancias químicas tóxicas durante la infancia puede provocar diversas anomalías en el desarrollo y enfermedades en etapas posteriores de la vida. Por ejemplo, la exposición perinatal al arsénico se relacionó con mayores tasas de mortalidad entre fetos, neonatos y postneonatos (Hopenhayn-Rich y otros, 2000). Además, la exposición al arsénico en los primeros años de vida se asoció con mayores tasas de mortalidad debido a cáncer de vejiga, cáncer de laringe, cáncer de hígado y enfermedad renal crónica en adultos menores de 50 años (Smith y otros, 2012). La exposición pediátrica y prenatal al arsénico también se relacionó con una disminución de la capacidad de aprendizaje y anomalías del neurodesarrollo (von Ehrenstein y otros, 2007; Rosado y otros, 2007). Se observó que la exposición de los padres a plaguicidas antes y durante el embarazo aumentaba el riesgo de leucemia infantil (Monge y otros, 2007), mientras que el uso de plaguicidas durante el embarazo se asoció con leucemia linfoide aguda y leucemia mieloide aguda (Ferreira y otros, 2013) y afectó el crecimiento fetal y la duración de la gestación (Cecchi y otros, 2012; Souza y otros, 2005). Incluso niveles bajos de exposición prenatal a plaguicidas se han asociado con efectos adversos graves en el desarrollo cerebral de los niños (Harari y otros, 2010). Otros hallazgos indican que vivir en comunidades con un alto potencial de exposición a plaguicidas organofosforados y carbamatos se ha relacionado con un peor desarrollo neuroconductual (Handal y otros, 2007).
La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CDN) garantiza a todos los niños y niñas el derecho a un entorno enriquecedor y seguro que fomente la buena salud, el aprendizaje y el crecimiento, sin riesgos injustificables (Naciones Unidas, 1989). Estos derechos son vulnerados a diario por la exposición a sustancias tóxicas y las alteraciones socioambientales que suelen estar relacionadas con ella. Los derechos a la vida, "al disfrute del más alto nivel posible de salud" y "a desarrollarse como personas en la máxima medida posible" son especialmente vulnerables a este tipo de riesgos. La exposición tóxica también puede vulnerar otras disposiciones del Convenio, como los derechos al esparcimiento, al juego y a la educación. En cuanto a la dimensión ecológica, los daños causados por la contaminación amenazan los derechos de los niños a una alimentación sana y al agua, así como a un nivel de vida adecuado, ya que la degradación ecológica puede poner en peligro los ingresos de las familias y las oportunidades futuras de niñas y niños. Además, la degradación medioambiental y la contaminación afectan de forma desproporcionada a las poblaciones indígenas, socavando directamente derechos reconocidos por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DNUDPI), como la autonomía, la autodeterminación y la capacidad de depender de los recursos naturales (Naciones Unidas, 2007).
Los Estados deben tomar medidas concretas para prevenir los daños medioambientales y la exposición a sustancias tóxicas, prestando especial atención a la protección de los derechos de niñas y niños. Para ello es necesario elaborar leyes y normativas sólidas, proporcionar asistencia sanitaria a niñas y niños afectados y adoptar un enfoque preventivo cuando se enfrenten a riesgos inciertos para la salud ambiental de estos. La cooperación internacional también es crucial para regular los productos químicos tóxicos que pueden dañar a niñas y niños, ya que los ríos transfronterizos, por ejemplo, pueden transportar la contaminación entre países. Para garantizar que las voces de la infancia sean escuchadas, los Estados deben establecer mecanismos para su participación significativa en la formulación de políticas medioambientales. Además, es crucial amplificar las voces de las comunidades indígenas, que han estado a la vanguardia de la concienciación sobre los problemas medioambientales y de la promoción de la protección del medio ambiente como derecho humano. Dando prioridad a estas acciones, los Estados pueden cumplir con su obligación de salvaguardar el bienestar de la próxima generación y crear un futuro más sostenible sin dejar a nadie atrás.
Bibliografía
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Ferreira, J.D. y otros (2013), “In utero pesticide exposure and leukemia in Brazilian children, 2 years of age”,Environmental health perspectives, v. 121, n. 2, pág. 269-275.
Handal, A. J. y otros (2007), “Effect of community of residence on neurobehavioral development in infants and young children in a flower-growing region of Ecuador”, Environmental health perspectives, v. 115, n. 1, págs. 128-133.
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____(1989), Convención sobre los Derechos del Niño (CDN).
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UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) (2021), La crisis climática es una crisis de los derechos de la infancia. Presentación del índice de riesgo climático de la infancia. Disponible [en línea] https://www.unicef.org/reports/climate-crisis-child-rights-crisis.
Von Ehrenstein, O.S. y otros (2007), “Children's intellectual function in relation to arsenic exposure”, Epidemiology, vol.18, No.1 págs. 44-51.
1 Diogo Demattos Guimarães es candidato a Maestro en Economía del Medio Ambiente por la Université Paris-Saclay y fue practicante de la División de Desarrollo Social en la CEPAL en 2023.