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La Directora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL, Ana Güezmes, participó en el panel de alto nivel junto al Sr. Vinicius Carvalho Pinheiro Subdirector General de la OIT y Director Regional para América Latina y el Caribe y la Sra María-Noel Vaeza, Directora Regional de ONU Mujeres.
El evento, que contó con la participación de organizaciones de trabajadoras de toda la región, se inició con un emotivo homenaje a cargo de Ana Laura Aquino Gaspar, trabajadora y sindicalista, a sus compañeras que perdieron la vida como consecuencia de la pandemia de COVID-19.
En el panel, las y los expositores reflexionaron en torno a los efectos de la pandemia y a la necesidad de mejorar las condiciones de empleo, la formalización, la protección y la certificación de las trabajadoras del hogar.
Ana Güezmes se refirió al reconocimiento del trabajo doméstico como trabajo, tanto remunerado como no remunerado y a los avances para su medición junto a los Bancos Centrales y oficinas estadísticas de la región.
Sobre los efectos de la crisis del Covid-19, Ana Güezmes comentó: “La peor crisis en los últimos cien años para toda América Latina y el Caribe afectó fuertemente a las mujeres con el aumento del desempleo, pérdida de ingresos y mayor carga de cuidados. Ante esta situación, lo que estamos proponiendo es que la economía del cuidado es central para la recuperación transformadora. Hacia la próxima Conferencia Regional de la Mujer planteamos la transición hacia una sociedad del cuidado, que incluya el cuidado de planeta, de las personas, de quienes cuidan, el autocuidado y el intercuidado”.
En cuanto a la situación de las trabajadoras domésticas, resaltó la escasa valoración que reciben a pesar de la centralidad de sus trabajos para la sostenibilidad de la vida y el avance de la región en la ratificación del Convenio 189 en la región. Con datos del año 2019 alrededor de 13,6 millones de personas se dedicaban al trabajo doméstico remunerado, de las cuales el 91,5% son mujeres, y 2 de cada 3 no tienen cobertura previsional, tal como se señala en el Informe Especial Covid-19 N 9. Subrayó la mayor exposición al riesgo de contagio por proximidad en las interacciones, la pérdida masiva de empleos e ingresos, el aumento de la pobreza de las trabajadoras y sus familias como causa de la crisis del Covid-19.
Agregó que, junto con la enseñanza y la salud, sectores con alta presencia de mujeres, forman parte de lo que desde la CEPAL se ha denominado sectores de la economía del cuidado. Pero comparado con los otros dos sectores, las trabajadoras domésticas remuneradas tienen un porcentaje muy bajo de afiliación.
Luego expresó preocupación por el retroceso en la participación laboral de las mujeres: “Ya era baja antes de esta crisis. Con la pandemia registramos un retroceso de 18 años en la participación laboral de las mujeres. La recuperación es además más lenta que para los hombres” y comentó cifras de la pérdida de empleos que sufrió el sector de trabajadoras domésticas en todos los países de la región.
En cuanto a la cuestión sanitaria, Ana Güezmes destacó el llamado que hizo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, a “priorizar en sus estrategias de vacunación al personal de salud -incluidas las personas que prestan servicios asociados de limpieza, transporte y cuidados-, y a quienes se desempeñan en los sistemas educativos y en el trabajo doméstico, en su mayoría mujeres, que son un pilar fundamental para el cuidado y la sostenibilidad de la vida”.
En cuanto a las propuestas de la CEPAL, la Directora de Asuntos de Género comentó: “la CEPAL propone avanzar hacia una sociedad del cuidado que incluye priorizar la sostenibilidad y el cuidado, garantizar derechos de las personas que cuidan, regularizar los empleos del sector de los cuidados, profesionalizar los empleos, aumentar el salario mínimo”. Güezmes agregó que se requieren acciones urgentes que dinamicen este sector: “incluir a las trabajadoras domésticas en la vacunación, avanzar en procesos de certificación, y profesionalización como cuidadoras y continuar propiciando las redes, asociaciones y sindicalización de las trabajadoras del hogar”. Reconoció el coraje, la persistencia y la capacidad de organización que muestran las trabajadoras domésticas en contextos muy adversos aún.
Por último, Ana Guezmes sostuvo que esta crisis es una oportunidad para afirmar el compromiso y la voluntad de toda la sociedad y transitar a un nuevo estilo de desarrollo basado en igualdad y sostenibilidad. Una oportunidad para distribuir el poder, los recursos y el tiempo entre mujeres y hombres.