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El Perú presenta unos niveles de informalidad laboral elevados incluso en el contexto latinoamericano. Diferentes estudios han constatado que la tasa de informalidad supera en unos 20 puntos porcentuales lo que le correspondería al país dado su PIB per cápita. Según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), en 2019 casi tres de cada cuatro trabajadores peruanos se encontraban en condición de informalidad, situación que se agrava en varios departamentos, donde las cifras alcanzan en torno a nueve de cada diez trabajadores. Aun así, en un contexto de altos niveles de crecimiento económico, entre los años 2007 y 2015 el país registró una reducción importante de su tasa de informalidad laboral. A partir de 2016, ya con un crecimiento económico más restringido, esta tasa ha tendido a estabilizarse. La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) supone el riesgo de retroceder en los logros obtenidos. En un contexto de pérdidas de millones de empleos, el tránsito hacia la informalidad será inevitable para muchas personas. De ahí la importancia de identificar a los territorios con mayor riesgo de informalidad laboral y los determinantes geográficamente diferenciados de dicha informalidad. De este modo, se contará con una herramienta que permitirá orientar y focalizar la política pública de la mejor manera.