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Resumen El tráfico de mujeres es un fenómeno que hunde sus raíces en la historia y que estuvo ligado desde sus orígenes a las guerras, la esclavitud y la objetivación sexual de las mujeres. Durante la época colonial, las mujeres, particularmente las africanas e indígenas, eran motivo de tráfico con un triple propósito: reducirlas a mano de obra gratuita, a reproductoras de nuevos esclavos, es decir, de más mano de obra gratuita, y servir de objeto sexual. Este último propósito estaba siempre presente sin que importara que el objetivo principal fuera cualquiera de los otros dos y podía darse dentro del mercado matrimonial, como concubina o simplemente como mujer a libre disposición del patrón. Las formas actuales de tráfico no son muy diferentes y se refieren al mercado matrimonial, de entretenimiento sexual a oficiales y soldados, a la mano de obra barata, a la venta de servicios a través de Internet, y por supuesto, a las actividades turísticas y al comercio sexual, cuyos fines de explotación son el negocio mayoritario. No todas las migrantes son víctimas del tráfico y no todas tienen como destino la prostitución. Un nexo exagerado de esas situaciones puede servir de excusa para restringir la migración. Y el incremento del control migratorio alienta y aumenta el tráfico. En nombre del Comité para América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), la autora hace llegar sus agradecimientos a los organizadores de esta Conferencia por su invitación a participar. Ya que fue una magnífica oportunidad para profundizar el debate en torno a estos temas y también para expresar la preocupación del CLADEM sobre la trata de mujeres y sus conexiones con la migración y los derechos humanos.