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Resumen
En los años noventa se introdujeron en la agenda comercial chilena algunas líneas de acción complementarias de la estrategia de apertura implementada en el país desde mediados de la década de 1970. Resalta entre estas nuevas orientaciones el énfasis otorgado a la celebración de acuerdos comerciales, en primera instancia con países de América Latina, en el contexto de la creciente regionalización internacional que ya se observaba a comienzos de la década, pero avanzados los noventa también aparecen negociaciones y acuerdos con países de fuera de la región.
Desde antes de la crisis asiática, los actores
relevantes en el ámbito de la inserción y la política comercial
chilena habían comenzado a mostrar preocupación por la
sostenibilidad de los resultados de esta estrategia y, en
particular, de la especialización comercial que se ha ido
configurando. La relativa concentración de las exportaciones en
productos basados en recursos naturales incrementa la
vulnerabilidad de una economía caracterizada por un alto grado de
apertura.
Para responder a tales desafíos se han hecho
significativos esfuerzos por articular los actores públicos y los
privados, lo que también es un requisito para llevar a cabo las
nuevas tareas que demanda la reorientación de la estrategia
comercial. La promoción de exportaciones y las negociaciones
comerciales han posibilitado un aprendizaje importante en este
sentido, ya que en ese marco los diversos actores tuvieron que
reestructurar su esquema de organización. Sin embargo, parecen
subsistir algunos desafíos en este ámbito debido a la escasa
presencia de algunos actores -como el laboral- y a la emergencia de otros -como el
legislativo- en el debate sobre estrategia y agenda comercial.
Los sectores productivos presentan una marcada
heterogeneidad, tanto en cuanto a los efectos de las políticas comerciales,
como a la incidencia en ellos del entorno internacional. Un aspecto de
particular relevancia en este contexto es el sistema de reglas generado por el
desarrollo del sistema multilateral de comercio en general y, en especial, por
la implementación de los Acuerdos de la Ronda Uruguay. Otro factor
determinante de los diferentes desafíos que enfrentan distintos sectores
productivos son los mercados de destino de sus principales productos de
exportación. Como consecuencia de lo anterior, la agenda comercial de los
agentes sectoriales también difiere en términos de las prioridades asignadas
a temas y áreas de negociación. En este plano, la agricultura plantea
especiales dilemas en lo que respecta a la estrategia, porque el tratamiento
especial que ha recibido, tanto interna como externamente, en la política
comercial ha suscitado controversias entre los diversos agentes.
En el debate sobre estrategia comercial se debe tener en cuenta una cierta
preocupación ante los resultados obtenidos hasta ahora por la economía en su
conjunto y por cada sector en particular, pero también es necesario
considerar el escenario comercial que el país enfrenta y su dimensión
institucional, que va cambiando en función del conjunto de negociaciones
bilaterales, plurilaterales y multilaterales en que el país participa. A lo
anterior hay que agregar que para seguir llevando adelante una estrategia
global de apertura orientada a las exportaciones, un requisito fundamental es
la articulación no sólo entre los distintos actores participantes, sino
también entre los diversos ámbitos de política, más allá de lo
estrictamente comercial, que inciden en los resultados productivos y
comerciales de los diferentes sectores.