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Intervención de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con ocasión de la Conferencia Académica Inaugural 2017: El Futuro de Colombia, Justicia Social y Economía
Bogotá, 16 de febrero de 2017
Universidad del Rosario
Juan Manuel Santos Calderón, Presidente de la República de Colombia,
Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía,
Mauricio Cárdenas Santamaría, Ministro de Hacienda de Colombia,
José Manuel Restrepo Abondano, Rector de la Universidad del Rosario,
Roberto Pombo Holguín, Director de El Tiempo,
Martín Santiago Herrero, Coordinador Residente de las Naciones Unidas y Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Colombia,
Representantes empresariales y del mundo privado,
Representantes de organizaciones sociales y del mundo académico,
Colegas del sistema de las Naciones Unidas,
Señoras y señores invitados,
Amigas y amigos,
Quiero comenzar agradeciendo la gentil invitación de la Universidad del Rosario y el diario El Tiempo.
Me siento muy honrada de estar nuevamente en Colombia, la “tierra caliente” de Álvaro Mutis, esa tierra de los “más tibios cauces de la arcilla y el limo… surcada por plantaciones de café y caña” y poblada por mujeres y hombres que albergan una profunda voluntad de paz y que son hoy un ejemplo mundial de resiliencia.
Hemos sido convocados a abordar el futuro de Colombia en un momento lleno de simbolismos que son reflejo fiel de la voluntad del pueblo colombiano por construir nuevos caminos para el bienestar colectivo.
En la CEPAL tenemos la convicción de que la construcción de la paz será la gran fuerza y la oportunidad para un cambio estructural progresivo, con igualdad, que hará suyos los contenidos del desarrollo sostenible.
Las condiciones económicas y sociales de Colombia han mejorado en las últimas décadas. Según cifras de la CEPAL, en 2002 casi la mitad de los colombianos (49,7%) se encontraba en situación de pobreza. En 2014, ese indicador había caído al 28,6%, una cifra que demuestra el esfuerzo de Colombia por terminar con el flagelo de la pobreza a través de la implementación de políticas públicas efectivas, como el mejoramiento de los ingresos de las familias y no solo la provisión de subsidios.
Sabemos que aún muchas colombianas y colombianos sufren condiciones de vulnerabilidad y de desigualdad. Estamos convencidos de que terminar con el flagelo de la pobreza es un desafío que nos involucra a todas y todos los latinoamericanos y caribeños, así como también lo es el mantenimiento de los logros alcanzados, en medio de un escenario de incertidumbre social, económica y ambiental.
CIERRE
Amigas y amigos,
La institucionalidad colombiana ha mostrado su potencialidad para asumir cambios estructurales que han sido políticas de estado, como la apuesta por la estabilidad macroeconómica, la institucionalidad ambiental, la participación de la sociedad civil, la planificación del desarrollo y la lucha contra el crimen organizado.
Es el momento de que los países de América Latina y el Caribe contribuyan al esfuerzo de Colombia por avanzar y consolidar su propio proyecto de desarrollo nacional.
Pero también es tiempo de que la región concrete aquella anhelada integración que permita transitar con éxito el exigente pero indispensable camino que nos guiará hacia la concreción de los enormes desafíos económicos, sociales y ambientales que tenemos por delante; desafíos que se traducen en un desarrollo sostenible, con la igualdad en el centro.
Ya lo dijo Álvaro Mutis: “El progreso debería ir mucho más allá de la invención de la penicilina o del automóvil”. El progreso debe tener como base avanzar sin dejar a nadie atrás. Es lo que nos demandan los hombres y mujeres de nuestra América Latina, la “patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas” de Gabriel García Márquez, a quienes hoy, desde este escenario, reivindicamos con la fuerza de la paz.
Muchas gracias.