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América Latina y el Caribe es una de las regiones más impactadas demográficamente por la pandemia del COVID-19, revela el Observatorio Demográfico 2022 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), publicación anual del organismo que en su nueva edición subraya la urgencia de fortalecer los sistemas estadísticos nacionales y calcular estimaciones y proyecciones de población de buena calidad para el diagnóstico y la planificación de las políticas públicas.
El Observatorio Demográfico 2022: Efectos demográficos de la pandemia de COVID-19 presenta estimaciones y proyecciones de población elaboradas por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-División de Población de la CEPAL en conjunto con la División de Población de las Naciones Unidas, trabajo que además se complementa con asesorías técnicas a los Institutos Nacionales de Estadística de los países de la región en la elaboración de sus propias estimaciones y proyecciones de población.
La publicación, que cuenta con más de tres décadas de trayectoria, fue presentado en un evento virtual inaugurado por José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL y Florbela Fernandes, Directora Regional Adjunta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
El documento fue presentado por Simone Cecchini, Director del CELADE – División de Población de la CEPAL, y comentado por Jorge Bravo, Jefe de Políticas de Población y Desarrollo de la División de Población de las Naciones Unidas; Joice Melo Vieira, Presidente de la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP) y Sandra Quijada Javer, Directora Nacional del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Chile.
“Para elaborar políticas públicas que contribuyan a la transformación del modelo de desarrollo con foco en la producción, la inclusión y la sostenibilidad es importante conocer no sólo cuántos seremos, sino también características como el sexo, la edad, la ubicación geográfica, la condición étnico racial, entre otras”, afirmó José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL, durante la presentación del documento.
Subrayó que, pese las adversidades de la pandemia, varios países de la región han logrado elaborar de manera oportuna sus estadísticas vitales de defunciones y nacimientos, las cuales permitieron hacer estimaciones del impacto de la pandemia en la mortalidad y sus consecuencias para la dinámica de la población. No obstante, no todos los países tuvieron esta capacidad, y la información disponible tiene algunos desafíos en relación a su completitud y precisión, advirtió el máximo representante de la CEPAL.
“Esto evidencia la necesidad de seguir trabajando para la mejoría de las estadísticas vitales a nivel nacional y subnacional, para que las autoridades de los países puedan tomar decisiones con base en información oportuna y de calidad. Necesitamos información cada vez más precisa y desagregada, por lo que es esencial invertir en las estadísticas vitales, cuya importancia ha sido puesta en evidencia por la pandemia”, expresó.
Florbela Fernandes, Directora Regional Adjunta del UNFPA, en tanto, destacó que el pleno ejercicio de los derechos humanos conlleva no dejar a nadie atrás y recordó que no existen motivos de género, edad, raza, etnia, estatus migratorio, orientación sexual o de discapacidad que puedan considerarse obstáculos para la plena garantía y ejercicio de los derechos de todas las personas.
“Hoy que la población ha llegado a los 8 mil millones de habitantes, es importante destacar que las personas son la solución, no el problema. Y con 8 mil millones, vemos 8 mil millones de oportunidades y por ello abogamos por medir y anticipar los cambios demográficos para estar mejor preparados frente las consecuencias que surgen”, subrayó.
La publicación señala que la población de América Latina y el Caribe pasó de 168,3 millones de habitantes en 1950 a 660,3 millones de personas en 2022, cifra que representa el 8,3% de la población mundial.
El crecimiento cada vez menor de la población, como resultado principalmente de la disminución de la fecundidad, llevará a la región a alcanzar su población máxima en el año 2056, con un total de 751,9 millones de personas.
La publicación señala que en la década actual se proyecta una disminución del número de habitantes menores de 30 años y un crecimiento positivo de la población adulta en la región, sobre todo de los mayores de 50 años. Si se cumplen los supuestos de las proyecciones de población, hacia finales de este siglo el único grupo poblacional que seguirá aumentando a nivel regional son las personas de 80 años y más.
El análisis confirma que la región perdió 2,9 años de esperanza de vida al nacer entre 2019 y 2021, al pasar de 75,1 años en 2019 a 72,2 años en 2021, lo que convierte a América Latina y el Caribe en la región del mundo que perdió más años de esperanza de vida como consecuencia de la pandemia. La caída entre 2019 y 2021 fue mayor en Centroamérica (-3,6 años). Las proyecciones indican que en 2022 comenzará la recuperación de los años perdidos de esperanza de vida.
“La pérdida de años de vida en 2020 y 2021 es mayor que en cualquier otro período de la historia reciente de la región. Las proyecciones prevén una recuperación en 2022, que tendrá diferentes ritmos en los países debido a las diferencias en el proceso de vacunación y las medidas tomadas para combatir la pandemia. Sin embargo, la esperanza de vida al nacer no volverá a niveles prepandémicos hasta 2025”, afirma el documento.
Las proyecciones indican que la tasa global de fecundidad (TGF) de la región seguirá bajando, hasta llegar a 1,68 hijos por mujer en 2100 con un aumento de la edad media de la fecundidad. La edad media de la fecundidad en la región registró una tendencia decreciente entre 1950 y 2000. A partir de 2013, empezó a subir y actualmente es de 27,6 años, lo que señala que la baja fecundidad va acompañada de una mayor cantidad de mujeres que tienen hijos a edades más avanzadas.
En relación a la tasa de fecundidad adolescente, en promedio el ritmo de descenso ha aumentado en la región desde 2010, y esta ha pasado de 73,1 hijos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 19 años en 2010, a 52,1 en 2022. Sin embargo, a pesar de la reducción observada en la última década, América Latina y el Caribe aún registra una de las mayores tasas de fecundidad adolescente en el mundo, solamente por debajo de las tasas estimadas y proyectadas para África. En 2022, 9 países de la región se encuentran entre los 60 países con mayor tasa de fecundidad adolescente del mundo.
El Observatorio Demográfico 2022 analiza también las dinámicas de migración intrarregional y revela que el flujo de personas migrantes venezolanas hacia países de la región como Colombia, Perú, Chile, Ecuador y Brasil no tiene precedentes, en términos de intensidad, en la historia reciente de América Latina y el Caribe. Puntualiza que el movimiento de personas desde la República Bolivariana de Venezuela empezó alrededor de 2016, cuando salieron del país 283.300 personas, y alcanzó su máximo en 2018, cuando ese país perdió cerca de 1,4 millones de habitantes debido a la migración. Sin embargo, con el cierre de fronteras tras el inicio de la pandemia de COVID-19, ese movimiento se redujo y las proyecciones señalan un movimiento de retorno gradual a partir de 2022.
Finalmente, el documento destaca que la pandemia ha evidenciado la necesidad de contar con sistemas robustos y oportunos de recolección y difusión de datos poblacionales, desglosados al menos a nivel subnacional por edad, sexo y causa de muerte. Los países que cuentan con sistemas de compilación y procesamiento rápidos de información de calidad han tenido mejores herramientas para monitorear el avance o retroceso del coronavirus y mejores posibilidades de definir sus planes de acción.