Descripción
En 2022 los principales indicadores laborales de la región —tasa de participación, tasa de desocupación, tasa de ocupación y número de ocupados— se recuperaron y llegaron a valores de 2019. Las políticas que desde 2020 promovieron la creación de puestos de trabajo y que en 2021 pasaron de la generalización a la focalización en los segmentos más afectados por la pandemia contribuyeron a la mayor recuperación de los niveles de ocupación de la economía en su conjunto y, en especial, entre los jóvenes y las mujeres.
Volver a los niveles de la prepandemia no es suficiente. Aún persisten elevados niveles de empleo informal, enormes brechas de género, y los salarios y la productividad han vuelto a sus trayectorias previas a la crisis, lo que significa un estancamiento en el mejor de los casos. Por ende, la región debe impulsar políticas que promuevan la inversión, la innovación, el aumento de la productividad y la estabilidad macrofinanciera. Esto debe ser acompañado de políticas laborales activas que promuevan una mayor creación de empleo y mercados de trabajo más equitativos y formales.