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Hacia el objetivo del milenio de reducir la pobreza en América Latina y el Caribe

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L'objetif du millénaire de réduire la pauvreté en Amérique latine et dans les Caraïbes

Autor institucional: NU. CEPAL - PNUD - Brasil. Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada Descripción física: 76 páginas. Editorial: CEPAL Fecha: febrero 2003 Signatura: LC/G.2188-P ISBN: 9213221231

Descripción

Resumen ejecutivo

El presente informe examina las condiciones en las cuales cada uno de 18 países de América Latina y el Caribe podrían alcanzar las metas de reducción de la pobreza que la Declaración del Milenio establece como uno de los Objetivos del Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas.
Los 18 países que se examinan en el informe son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, la República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
La interrogante que procura dilucidar el informe es si en el año 2015 cada uno de los 18 países habrá logrado disminuir a la mitad la tasa de pobreza extrema que registraba en 1999 (respecto de una línea internacional de pobreza que corresponde a la fijada originalmente, que era de un dólar diario, y de una línea de pobreza específica para cada país);.[1]
En cada caso se consideran dos escenarios: uno de carácter "histórico", que extrapola al futuro el crecimiento y la dinámica de la desigualdad de cada país en los años noventa; y un escenario "alternativo". Este último simula los cambios que acercarían más a cada país a un "ideal regional" (que en el informe se ha denominado "Maxilandia");, a la vez más rico y más equitativo que cualquier país de América Latina y el Caribe en la actualidad.
Cada uno de estos escenarios es simulado mediante un procedimiento sencillo que genera distribuciones de ingreso con medianas más altas y niveles de desigualdad inferiores a los observados en 1999. Los parámetros de crecimiento y reducción de la desigualdad se graduaron de tal manera que generaran todas las combinaciones viables (positivas); que producen los índices deseados de reducción de la pobreza. A continuación, se realizaron operaciones para determinar cuánto tardaría cada país en alcanzar su meta respecto de cada línea, en cualquiera de los dos escenarios. En el caso del escenario alternativo, el análisis también abarca una serie de variaciones que podrían producirse en los niveles de empleo, la productividad, el acervo de capital humano y las transferencias, y que serían estadísticamente compatibles con las variaciones de crecimiento global y de desigualdad simuladas.
Las conclusiones del informe son a la vez motivo de preocupación y de optimismo (cauteloso);.
Las conclusiones inquietantes provienen de las simulaciones basadas en la evolución histórica de los países. Si los países de la muestra siguieran comportándose como en el decenio de 1990, en 2015 sólo 7 de los 18 cumplirían sus metas de reducción de la pobreza (respecto de la línea internacional de pobreza);. Ellos son Argentina (antes de la crisis);, Chile, Colombia, Honduras, Panamá, la República Dominicana y Uruguay.
En otros seis países seguiría disminuyendo la incidencia de la pobreza extrema, pero demasiado lentamente. Estos países son Brasil, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua. En la práctica, en los cinco restantes -Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela- los niveles de pobreza se elevarían, ya sea por un aumento de la desigualdad, por la merma del ingreso per cápita, o por ambas cosas.
Por otra parte, las simulaciones del escenario alternativo dan lugar a un cauteloso optimismo. Al utilizar este escenario para comprobar la forma en que cambiaría la distribución del ingreso de los países si gradualmente llegaran a ser a la vez más ricos y menos desiguales, se vio que es bastante factible realizar los cambios necesarios para que cada país alcance sus metas de reducción de la pobreza.
Por lo que toca a la línea internacional de pobreza, este escenario alternativo revela que 16 países podrían alcanzar la meta combinando tasas anuales medias de crecimiento del PIB per cápita de 3% o menos con bajas acumulativas de la desigualdad inferiores a 4%. Las dos excepciones son Bolivia y El Salvador.
En cuanto a la línea de la pobreza extrema por países, el escenario alternativo indica que, para alcanzar la meta, solamente dos países -Bolivia y Nicaragua- necesitarían a la vez una tasa anual promedio de crecimiento del PIB per per superior a 2% y una reducción de la desigualdad de más de 5%.
En consecuencia, las conclusiones parecen indicar que incluso disminuyendo levemente la desigualdad se pueden obtener resultados muy positivos en cuanto a reducción de la pobreza. En la mayoría de los países examinados, bastaría que el coeficiente de Gini bajara uno o dos puntos para que la incidencia de la pobreza se redujera en igual medida que en varios años de crecimiento económico positivo. Los resultados de los esfuerzos por reducir la pobreza realizados últimamente en América Latina y el Caribe han sido desalentadores, en gran medida porque no ha sido posible controlar los elevados niveles de desigualdad de la región. En los pocos casos en que los países han logrado disminuir la desigualdad, se han logrado grandes beneficios en materia de reducción de la pobreza.
Si bien es cierto que hay una relación de correspondencia estadística entre la tasa de crecimiento económico y la reducción de la desigualdad requerida para alcanzar ciertas metas relacionadas con la pobreza, no hay evidencia de que económicamente el crecimiento y la reducción de la desigualdad se sustituyan. Por el contrario, en general todo indica que los elevados niveles de desigualdad de la región son un obstáculo para el logro de un crecimiento más dinámico.
Las operaciones realizadas para elaborar el presente informe se basaron en la simulación de combinaciones de crecimiento y reducción de la desigualdad estadísticamente compatibles con los índices de reducción de la pobreza requeridos. Es preciso seguir investigando cuáles serían las combinaciones de política que podrían generar esta clase de cambios en forma económicamente coherente.

[1] En la "Guía general para la aplicación de la Declaración del Milenio" (Naciones Unidas, 2001); se expresa que la meta consiste en disminuir a la mitad la proporción de pobreza extrema que existía en 1990; sin embargo, deliberadamente se eligió el año 1999 como referencia porque es la fecha más reciente respecto de la cual se dispone de datos sobre los hogares para un gran número de países de la región.
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