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Evidencia estadística de la Covid-19 en Costa Rica a través de la herramienta Redatam

22 November 2021|Insights

El presente artículo pretende responder la pregunta de ¿cuál es la evidencia estadística donde podamos observar los efectos en indicadores públicos de salud y demográficos de la pandemia de la Covid-19 en Costa Rica?. Para ello nos basaremos en las estadísticas recopiladas en la plataforma Redatam Webserver, cuya fuente principal de datos proviene de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de Costa Rica. A continuación analizaremos los principales indicadores demográficos y de salud relativos a la pandemia, y veremos el comportamiento histórico de estos a través del tiempo.

Análisis

La CDC de los Estados Unidos define a la Covid-19 como “una enfermedad respiratoria contagiosa causada por el virus SARS-COV-2”. [1]

La Organización Mundial de la Salud define a la Covid-19 de la siguiente manera:

“La COVID-19 es la enfermedad causada por el nuevo coronavirus conocido como SARS-CoV-2. La OMS tuvo noticia por primera vez de la existencia de este nuevo virus el 31 de diciembre de 2019, al ser informada de un grupo de casos de «neumonía vírica» que se habían declarado en Wuhan (República Popular China).” [2]

Entre los síntomas más habituales de la COVID-19 podemos encontrar:

  • Fiebre
  • Tos seca
  • Cansancio

Entre los síntomas de un cuadro grave de la COVID-19 se incluyen:

  • Disnea (dificultad respiratoria)
  • Pérdida de apetito
  • Confusión
  • Dolor u opresión persistente en el pecho
  • Temperatura alta (por encima de los 38° C)

Cabe destacar que dicha enfermedad es muy difícil de diferenciar de otras enfermedades respiratorias como la influenza, basado solamente en los cuadros clínicos sintomáticos. La CDC de los EE.UU. detalla esto a continuación: “Dado que algunos de los síntomas de la influenza, el COVID-19 y otras enfermedades respiratorias son similares, no es posible establecer la diferencia entre ellas con base únicamente en los síntomas. Es necesario realizar una prueba de detección para determinar de qué enfermedad se trata y confirmar el diagnóstico. Las personas pueden infectarse por el virus de la influenza y por el virus que causa el COVID-19 al mismo tiempo, y tener síntomas tanto de la influenza como del COVID-19.” [1]

Este detalle es muy importante, porque es la base de mi tesis, que la aplicación masiva de las pruebas que se utilizan para detectar la Covid-19, están sesgando la realidad objetiva. Esto lo vamos a confirmar a la hora de qué analicemos los datos en la plataforma Redatam Webserver de la CCSS (https://redatam.ccss.sa.cr/bincri/RpWebEngine.exe/Portal).

Borger et al., en su artículo titulado “External peer review of the RTPCR test to detect SARS-CoV-2 reveals 10 major scientific flaws at the molecular and methodological level: consequences for false positive result”, concluye lo siguiente:

“A la luz de nuestro reexamen del protocolo de prueba para identificar el SARS-CoV-2 descrito en el artículo de Corman-Drosten, hemos identificado errores y falacias inherentes que hacen que la prueba de PCR del SARS-CoV-2 sea inútil”.[3]

La piedra angular en la que se basan todas las estadísticas oficiales del Covid-19 es esa prueba derivada del artículo inicial de Corman-Drosten. Incluso la misma OMS indica que la prueba PCR por si sola no es suficiente para diagnosticar una infección por SARS-COV-2. [4]

Si lo que indica Borger et al. es cierto, ¿cómo podemos observar los efectos de la pandemia? ¿Existe alguna evidencia estadística fuera del entorno de las basadas en pruebas PCR?

Según el diccionario Merriam-Webster, la definición de epidemia es la siguiente: “un brote de una enfermedad que se propaga rápidamente y afecta a muchas personas al mismo tiempo [5]. Y de acuerdo con el diccionario de epidemiología de John M. Last, epidemia se define como “EPIDEMIA [del griego epi (sobre), demos (gente)] La ocurrencia en una comunidad o región de casos de una enfermedad, comportamiento específico relacionado con la salud u otro tipo de eventos claramente por encima de la expectativa normal.[6]

Es en este punto donde entra en juego la plataforma Redatam Webserver de la CCSS, la cual nos brinda los datos mensuales de defunciones y hospitalizaciones. Si es que tenemos una epidemia de una enfermedad respiratoria, deberíamos observar sus efectos en las hospitalizaciones por enfermedades respiratorias, claramente deberíamos mirar un incremento por encima de la expectativa normal de estas enfermedades.

Entrando en el portal Redatam Webserver de la CCSS, pueden descargar las hospitalizaciones por DIAGNÓSTICO PRINCIPAL, desde el año 1997 hasta el año 2018. Los datos del año 2019-2020 son provistos por la CCSS, Área de Estadística en Salud. La plataforma tiene una interfaz muy sencilla de utilizar, simplemente vamos al apartado de “Cruces de Variables” y ejecutamos la app, después descargamos los datos en formato Excel.

Imagen 1: Interfaz Redatam Webserver de la CCSS
Imagen 1: Interfaz Redatam Webserver de la CCSS

Imagen 2: Parámetros para la tabla de diagnóstico principal por año de egreso
Imagen 2: Parámetros para la tabla de diagnóstico principal por año de egreso

A continuación, el gráfico que da como resultado la descarga de datos de Egresos Hospitalarios por Enfermedades Respiratorias (incluye COVID-19):

ART2_GRAF1

De los datos obtenidos para las hospitalizaciones por enfermedades respiratorias, no observamos un incremento sustancial para el año 2020. De hecho, fue en el mes de octubre del año 2003 donde más tuvimos hospitalizaciones por Enfermedades Respiratorias en Costa Rica.

También podemos descargar los datos de los egresos hospitalarios generales, para verificar que no existan sesgos a la hora de clasificar los egresos por las distintas patologías. Dicho gráfico de egresos totales a continuación:

ART2_GRAF2

Lo que podemos observar es que en el año 2020 se dio una reducción sustancial en egresos hospitalarios totales, posiblemente producto de dos factores, una política deliberada de atención de las autoridades de la CCSS, y otra porque la gente por temor prefirió no asistir a revisarse otras patologías.

Si analizamos la ocupación hospitalaria, la misma se encuentra en un 64% en el año 2020, la menor ocupación hospitalaria en 40 años como muetra el siguiente gráfico. [7]

El número de camas disponibles disminuyó de 5.574 a 5.457 y la estancia promedio se mantuvo en rangos normales. [7]

ART2_GRAF3

Ahora bien, analizando en detalle los datos, nos encontramos en el apartado de Enfermedades Respiratorias los siguientes grupos de diagnóstico:

  • Otra infección aguda de vías respiratorias superiores (J00-J01,J04-J06)
  • Influenza (J09-J11)
  • Neumonía (J12-J18)
  • Bronquitis aguda (J20)
  • Bronquiolitis aguda (J21)
  • Otra infección de vías respiratorias inferiores (J22)
  • Otra infección de vías respiratorias superiores (J30-J39)
  • Bronquitis crónica (J40-J42)
  • Otras enfermedades respiratorias (J43-J44, J47)
  • Asma (J45)
  • Estado asmático (J46)
  • Otros trastornos respiratorios (J60-J99)

Cabe destacar que en todas se experimenta un decrecimiento a partir de marzo 2020, comparada con 2019, excepto la COVID-19, que claramente al no existir en 2019 no había registros. ¿Por qué las enfermedades respiratorias decrecieron en 2020 al mismo momento que aumentó la COVID-19? Una explicación podría ser que el uso excesivo de las pruebas PCR para diagnosticar enfermedades con síntomas similares está sesgando totalmente la realidad. Cabe destacar 4 diagnósticos que sufrieron un desplome impresionante y sincrónico: neumonía (J12-J18), otras infecciones de vías respiratorias superiores (J30-J39), estado asmático (J46) y bronquiolitis aguda (J21). El contra-argumento es que el uso de mascarillas mitigó las otras enfermedades respiratorias, pero dicho argumento se cae primero porque el uso de mascarillas se dio hasta tiempo después de marzo 2020, segundo porque el desplome se da de manera sincrónica, y tercero porque hay enfermedades transmisibles y no-transmisibles que decrecen al mismo tiempo, tanto las que podrían depender de mascarillas como las que no decrecen al mismo tiempo. Parece más bien un tema de política hospitalaria y testeo masivo.

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Observemos por ejemplo el caso de las “Neumonías J12-J18”. Vienen con un comportamiento histórico similar desde 1997, y justo cuando declaran pandemia en Costa Rica las neumonías se desploman, y durante todo el 2020 no vuelven a crecer, cuando lo normal es que en época lluviosa aumenten.

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Para que entendamos el sesgo de las pruebas PCR en la reclasificación de enfermedades respiratorias, debemos conocer el dato del sistema de vigilancia de la salud para la Influenza y otras virosis. Según el “Informe de vigilancia basada en laboratorio: Influenza y otros virus respiratorios, Costa Rica 2019”, elaborado por el Centro Nacional de Referencia de Virología del INCIENSA, se procesaron un total de 2581 muestras para detectar todas las virosis respiratorias. [8]

Según informa el medio digital Delfino (https://delfino.cr/), al día 23 de setiembre de 2021, en Costa Rica se han procesado más de 1.9 millones de pruebas en lo que va de la pandemia, sólo para detectar una virosis respiratoria (SARS-COV-2), mientras que en 2019 se efectuaron 2581 para todas las demás. [9]

  • Personas testeadas: 1.948.067 (actualización al 23/09)

Otro análisis de la información proveniente de la plataforma Redatam Webserver, esta vez del INEC, está relacionado con las defunciones generales (http://sistemas.inec.cr:8080/bininec/RpWebEngine.exe/Portal?BASE=VITDEF&lang=esp).

Al tener tanta incertidumbre en la atribución de causas de muerte, que, según las mismas autoridades, todos los que mueren con un resultado positivo son muertos COVID (SARS-COV-2) sin distinción, aunque la causa real sea un accidente de tránsito [12], debemos revisar la “Mortalidad por Todas las Causas” (all-cause mortality). De esta manera podemos eliminar el sesgo en la atribución de causa de muerte.

Lo que observamos en el caso de defunciones, es un leve decrecimiento en mortalidad al inicio de la pandemia seguido de un incremento en la mortalidad en las últimas semanas epidemiológicas del año 2020como se observa en el gráfico a continuación.

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Igualmente podemos verificar este efecto cuando graficamos las defunciones totales por mes:

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Ahora bien, en términos absolutos observamos un incremento en la mortalidad en los últimos meses del 2020, pero cuando lo analizamos relativamente a través de la tasa de mortalidad, notamos que Costa Rica se encuentra en un rango esperado, de acuerdo con la tendencia que viene mostrando en los últimos años ya que se refiere a la proporción de defunciones registradas, con respecto a la cantidad de individuos total que habita en una población, ciudad o país, en un año. [10] [11]

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Conclusiones

La crisis sanitaria ha puesto en evidencia la gran necesidad de mejorar los sistemas de recopilación de información y la difusión de los datos con desglose a nivel subnacional y por causas de muertes lo mas actualizados posibles. Se requiere de mayores recursos para potenciar los sistemas de registro civil para mejorar la calidad y prontitud de la información y que sea difundida a tiempo. 

Referencias