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En algunos países de ingreso medio y bajo, los flujos de las remesas superan con amplitud a los que corresponden, por ejemplo, a la inversión extranjera directa y la asistencia oficial para el desarrollo. Al cierre de 2017 la República Dominicana el flujo de remesas familiares alcanzó los 5.912 millones de dólares, cifra equivalente al 8,1% del PIB. Aunque la mayor parte de las remesas se orienta a satisfacer las necesidades básicas de los hogares receptores, hasta una tercera parte de estas se ahorra o se invierte, principalmente en educación y salud. No obstante, el uso de las remesas familiares para la inversión productiva y el emprendimiento es aún reducido. Algunos de los factores que limitan su inversión en actividades productivas son la fragmentación excesiva de los recursos disponibles, escasas capacidades empresariales, baja rentabilidad de las inversiones locales, desconfianza en la estabilidad macroeconómica, así como la limitada inclusión financiera de los hogares receptores de remesas, situación que se acentúa en el ámbito rural.
El objetivo de este documento es presentar un conjunto de estrategias que fomenten un mayor uso productivo de las remesas familiares en la República Dominicana a través de una mayor inclusión financiera, a partir del estudio de caso de la cadena de lácteos. Sobre la base del análisis del estado actual de los flujos de remesas y su uso, así como del examen de las principales limitaciones que enfrenta la cadena de valor, se identifican oportunidades para apalancar las remesas familiares en el financiamiento de proyectos productivos mediante un mayor acceso y uso de productos financieros formales y servicios.