Briefing note
Los sectores agrícola y forestal son clave para la reducción de las emisiones de dióxido de carbono en América Latina y el Caribe y, por consiguiente, para la implementación y el cumplimiento de las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC) establecidas en el Acuerdo de París, afirmaron autoridades y expertos de varios países de la región reunidos en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Santiago, Chile.
El Segundo Diálogo Latinoamericano de Políticas Sobre Cuestiones Agrícolas y Forestales en la Convención Marco de las Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que culminó el miércoles 27 de abril de 2016, fue organizado por los gobiernos de Chile, Costa Rica y Uruguay, con el apoyo de la CEPAL, de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Cooperación Regional Francesa para América del Sur, la iniciativa Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria, del Consorcio Internacional sobre Investigación Agrícola para el Desarrollo (CGIAR) y Future Earth, ejecutada por el Centro Internacional de Investigación Agrícola Tropical (CIAT).
En la inauguración, José Luis Samaniego, Director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la CEPAL, recordó la importancia de los sectores agrícola y forestal no solo para la mitigación de las emisiones de carbono, sino también para la seguridad social y alimentaria de vastos sectores de la población de la región.
“Los sectores agrícola y forestal generan emisiones de gases efecto invernadero, pero son también los únicos sectores con capacidad no solo para reducir sus emisiones, sino también para captar las propias y de los otros sectores de la economía”, afirmó Samaniego. “Son, por lo tanto, sectores fundamentales en la lucha para reducir las concentraciones de CO2 y para abrir el espacio ambiental necesario para la diversificación productiva y el cambio estructural”, añadió.
El directivo de la CEPAL, precisó que estos sectores siguen siendo la base de los medios de vida de gran parte de la población de la región, “sobre todo en zonas rurales donde la incidencia de la pobreza y la inseguridad alimentaria es mayor”.
En su presentación, Samaniego aseguró que, tras el Acuerdo de París, América Latina y el Caribe está en una situación inédita en término de política pública.
“Debemos lograr consensos sociales novedosos. Que existan los compromisos nacionalmente determinados exige repartir el esfuerzo para la mitigación y para la adaptación entre los diversos sectores productivos. En este sentido, los sectores agrícola y forestal son clave”, aseveró.
Por su parte, Raúl Benítez, Director Regional de la FAO, recordó que en 2015 América Latina y el Caribe redujo a la mitad el porcentaje de personas que vivían en la pobreza y el hambre respecto de 1990.
Sin embargo, advirtió que “la seguridad alimentaria se ve cada vez más afectada por el cambio climático, cuyos efectos se magnifican con la pobreza y la vulnerabilidad de las poblaciones rurales y el deterioro de los recursos naturales”.
“Existe una clara relación entre pobreza, vulnerabilidad, afectación por el cambio climático e inseguridad alimentaria”, alertó Benítez.
Finalmente, el experto aseguró que las conclusiones del Segundo Diálogo Latinoamericano, “serán utilizadas por la FAO para el desarrollo de acciones, en nuestros esfuerzos de cooperación con los países de la región en temas de adaptación y mitigación del cambio climático”.
El primer diálogo sobre la materia se realizó en noviembre de 2015 en Cali, Colombia, y fue hospedado por el CIAT.
Las conclusiones del segundo diálogo destacaron además la necesidad de construir experiencia y capacidades técnicas para la negociación climática en la región.