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Resumen
Las pequeñas y medianas empresas (PYMES); representan un componente importante de la realidad productiva de Chile. Esto es particularmente cierto en términos de ocupación. Alrededor del 50% de los ocupados trabajan en ese tipo de empresas y este porcentaje se ha ido claramente incrementando a lo largo de los años noventa.
La situación es bastante diferente cuando consideramos las ventas. En este sentido si bien las mismas han ido creciendo en la última década y se trata de un porcentaje sobre el total para nada despreciable (23,7%en 1997);, es cierto también que el mismo es bastante inferior al de la ocupación y, lo que es peor, se ha ido reduciendo en los últimos años.
Este fenómeno se ve reflejado en la fuerte distancia (además creciente); que existe con las grandes empresas en términos de ventas por ocupado.
Encontramos una situación bastante parecida.
En el caso de las PYMES industriales (que representan alrededor del 13% del total de las PYMES en términos de número de empresas); el análisis de la evolución de las principales variables a lo largo de la década de los ochenta y de buena parte de los noventa muestra una fuerte relación con el desempeño de la macroeconomía y del mercado interno. En un contexto de estancamiento o de bajo crecimiento de la demanda agregada el desempeño de las unidades pequeñas ha sido negativo y claramente inferior al que mostraron las empresas grandes y medianas. Solo una vez que la tendencia al crecimiento del producto interno bruto se ha consolidado desde finesde los ochenta y comienzos de los noventa, también las pequeñas empresas han mostrado resultados claramente positivos.
Esta situación está confirmada por el desempeño exportador de estas empresas que es muy pobre y no presenta signos de mejora a lo largo de la última década.
Por el lado de las políticas implementadas, hay que subrayar el hecho de que existe una política explícita de apoyo a las Pymes desde 1991. El enfoque general de esta se caracteriza por su horizontalidad (en este sentido se puede decir que no hay una política específica para las empresas industriales); y por la búsqueda de soluciones a fallas de mercado.
Entre la amplia gama de instrumentos utilizados han tenido bastante éxito las acciones dirigidas a fomentar la asociatividad (PROFO);, que han sido sometidas también a una evaluación realizada por una institución externa.
Probablemente los resultados han sido menos alentadores en el área de capacitación.
También la dificultad de acceso al crédito continúa siendo un problema no resuelto para las PYMES.
La fuerte brecha de productividad existente con las grandes empresas y la escasa competitividad internacional de las PYMES están fuertemente relacionados con los elementos mencionados.
Estos aspectos plantean un conjunto de desafíos complejos para el futuro a los fines de poder alcanzar por parte de las PYMES un nivel de competitividad que les permita desvincularse, por lo menos en parte, de las fluctuaciones del mercado interno.