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La necesidad de eliminar progresivamente las barreras que dificultan la participación de las mujeres en los sistemas financieros para promover un desarrollo con igualdad plantearon autoridades y especialistas durante un seminario de alto nivel organizado hoy en Santiago por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras de Chile (SBIF).
El evento, inaugurado por la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y el Director de la División de Planificación de Programas y Operaciones de la CEPAL, Raúl García-Buchaca, en representación de la Secretaria Ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, contó con la presencia de la Ministra del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) de Chile, Claudia Pascual, del Superintendente de Bancos e Instituciones Financieras de Chile, Eric Parrado, del Presidente subrogante del Banco Estado de Chile, Guillermo Larraín, y de la Directora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL, María Nieves Rico.
La desigualdad de género en el sistema financiero es un tema que apunta al corazón de la lucha contra las inequidades y discriminaciones en el país, dijo la mandataria durante su intervención en el seminario donde se presentó la decimocuarta versión del informe Género en el Sistema Financiero 2014 preparado por la SBIF.
“Son diagnósticos valiosos porque nos entregan información objetiva y detallada, vital para determinar cuáles son los puntos en los que estamos teniendo éxito y en los que pareciéramos estar perdiendo la batalla. Y por supuesto esta es una batalla que no nos podemos dar el lujo de perder”, dijo Michelle Bachelet.
Todos los países de América Latina y el Caribe, en diferente grado, presentan rezago en materia de acceso y uso de productos financieros por parte de las mujeres, señaló el representante de la CEPAL, Raúl García-Buchaca. “La autonomía económica de las mujeres es una arista clave para lograr la igualdad de derechos en la región”, enfatizó.
“La inclusión financiera no significa solamente tener más personas con cuentas bancarias. Queremos una inclusión financiera justa e informada, que tanto hombres como mujeres sepan a qué se enfrentan al acceder a estos productos y servicios”, planteó el alto funcionario.
Un conjunto de factores, tanto por el lado de la demanda como de la oferta, explican las brechas de género en este ámbito, señaló García-Buchaca. Por el lado de la demanda, se destaca el acceso más limitado de las mujeres al empleo, la brecha salarial, las restricciones de movilidad y tiempo y la existencia de normas culturales que restringen los incentivos para demandar servicios financieros, entre otros.
En cuanto a la oferta, resaltan barreras regulatorias y legales que inhiben la creación de mecanismos y productos financieros diferenciados por sexo, sesgos de género presentes en las prácticas de las instituciones formales, y productos, estrategias de mercado y oferta de servicios que no están adaptados para las diversas situaciones en las que se encuentran las mujeres.
En este sentido, Raúl García-Buchaca adelantó que la División de Asuntos de Género de la CEPAL está iniciando un proyecto para incentivar a los países de la región a trabajar en la línea seguida por Chile, solicitando a los bancos información desagregada sobre acceso y uso del sistema financiero para pensar políticas de inclusión financiera que derriben las barreras de género.
En Chile, la participación laboral de las mujeres pasó de 44% hace cuatro años a 48% durante el último trimestre, un aumento insuficiente si se considera que la tasa masculina llega al 71%, dijo Bachelet. Por otra parte, en 2013 las mujeres asalariadas obtuvieron un ingreso medio mensual 20,1% menor que el de los hombres, por las mismas tareas.
El informe de la SBIF señala que pese a que las mujeres tienen una deuda promedio significativamente menor que la de los hombres, así como mejores indicadores de integridad financiera, sigue existiendo una brecha de género asociada a la cobertura de algunos productos bancarios. Por ejemplo, solo 38 % del total de cuentas corrientes han sido contratadas por mujeres y solo 33 % del total de montos de efectivo son administrados por ellas.
“Impulsar la igualdad entre hombres y mujeres promueve la eficiencia económica e incide positivamente sobre otros ámbitos del desarrollo. Mejorar el acceso a las oportunidades económicas y a los insumos productivos ayuda a elevar la productividad del país y es clave para avanzar en la reducción de la pobreza y en su reproducción. Es al mismo tiempo lo correcto y lo estratégico”, resumió la mandataria.