Press Release
El aumento de la productividad, la diversificación y el valor añadido son la mejor apuesta de América Latina y el Caribe para lograr un crecimiento estable y sostenido del sector agrícola en un escenario caracterizado por la desaceleración de la demanda mundial de productos agroalimentarios, plantean FAO, CEPAL e IICA en el informe conjunto Perspectivas de la Agricultura y del Desarrollo Rural en las Américas 2015-2016.
En 2015 América Latina y el Caribe presentará la menor tasa de crecimiento desde 2009. Esta contracción es producto del lento crecimiento de la Zona Euro y la desaceleración de los países emergentes y China, y se reflejará en un menor crecimiento de la demanda de productos de la región, afectando sus exportaciones de alimentos y materias primas.
“Este escenario repercutirá en mayor medida en la economía de los países dependientes de agroexportaciones a la Unión Europea y Asia; es decir, los de las regiones Cono Sur y Andina, y en menor medida a los países más cercanos a los EE. UU.”, explicó Alejandro Flores, de FAO.
Los precios de las materias primas que exporta la región han presentado una tendencia descendente, con un consecuente deterioro de los términos de intercambio. La intensidad de esta caída ha afectado a los países en forma diferenciada: “Centroamérica, por ejemplo, al ser importadora neta de alimentos y energía, debería verse beneficiada”, señaló Mónica Rodrigues, de CEPAL.
La tasa de crecimiento anual del sector agrícola de ALC en los últimos tres años fue 2,9%, superior al crecimiento total de la economía.
Esto se debió fundamentalmente a un desempeño extraordinario de la agricultura en 2013, que creció 5,5% con respecto al año previo.
Cultivos
Durante 2013 y 2014 América Latina presentó elevados volúmenes de producción de cereales y oleaginosas, llegando incluso a alcanzar niveles récord en la producción de algunos cultivos. La incorporación de tecnologías e innovaciones ha sido la principal causa de la mayor productividad.
Los países de la región han realizado esfuerzos importantes para aumentar el valor agregado de sus productos agrícolas y mejorar sus canales de comercialización. La agricultura familiar de la región también ha logrado aumentos significativos de su productividad, gracias a la incorporación de nuevas tecnologías y variedades de cultivos.
El mayor grado de concientización de los productores agrícolas sobre el cambio climático y la necesidad utilizar métodos más amigables con el ambiente han impulsado el uso de bioinsumos, que será una de las tendencias durante los próximos años.
Según FAO, IICA y CEPAL, para mantener e incrementar la competitividad regional se deben fortalecer los sistemas de innovación, promover la agregación de valor y la diferenciación a partir de factores ambientales, territoriales o culturales y fortalecer la vinculación de la agricultura familiar con los mercados.
“Si quieren incrementar la productividad de su agricultura de manera sustentable e incluyente, los países deben avanzar en la construcción de políticas que fomenten la productividad y la competitividad, que promuevan la equidad y el aumento de los ingresos de los productores más necesitados y que aseguren la sostenibilidad de los recursos naturales y la adaptación de su agricultura al cambio climático”, aseguró Miguel García, Representante del IICA en los Estados Unidos y coordinador por parte del IICA en la publicación.
Ganadería
El informe Perspectivas destaca que la producción de carne del continente americano se está desplazando a América del Sur, en particular a Brasil, ya que en los Estados Unidos los rebaños ganaderos siguen disminuyendo y luchan para recuperarse después de varios años de devastadora sequía.
Las exportaciones de carne bovina de ALC se han duplicado, mientras que las exportaciones de carne de cerdo y aves de corral por parte de Brasil y Chile se han cuadruplicado en la última década.
“La industria ganadera de la región se está orientando hacia formas más intensivas de producción”, advirtió Tito Díaz, Oficial Regional de Producción Animal de FAO, quien destacó que salvo por excepciones, los países no están adoptando las probadas tecnologías de producción ganadera que mejoran la seguridad alimentaria, la economía y la sostenibilidad ambiental en los países de altos ingresos.
Pesca
El consumo de pescados y mariscos en la región ha crecido sustancialmente en los últimos años, alcanzando cifras promedio superiores a la media global en algunos países, como Brasil, Perú y México.
La acuicultura mantiene la mayor tasa de expansión de las actividades primarias de ALC, con una contribución creciente a las economías nacionales. En los últimos 13 años, la producción acuícola regional alcanzó su más alto porcentaje de crecimiento histórico (71%).
Uno de los mayores desafíos para la pesca de la región está dado por el cambio climático, por lo que es indispensable que los países aborden ese tema de una manera responsable y coherente.
Bosques
La deforestación y la degradación es uno de los problemas ambientales más importantes que enfrenta ALC. Si bien hubo una disminución de 1,4 millones de hectáreas en la tasa de deforestación de la región entre 2010 y2015 en relación con el quinquenio anterior, la habilitación de tierras para la agricultura y la ganadería y los problemas relacionados con la tenencia de la tierra son las principales causas de este problema.
Mientras la colonización en pequeñas propiedades continúa siendo una causa importante de deforestación en muchos países de América Central, la habilitación de grandes extensiones de tierras para la ganadería extensiva y la agricultura mecanizada es la causa principal en América del Sur.
Bienestar rural
Los datos muestran que en las zonas rurales de la región continúa dándose una transición desde la agricultura hacia actividades no agrícolas.
Otras tendencias importantes incluyen la reducción significativa de la pobreza y la desigualdad de los ingresos, impulsada por políticas sociales recientes, el crecimiento en las oportunidades de empleo rural no agrícola y el aumento de las tasas de ocupación femenina, que han crecido a un ritmo superior que el promedio rural.
“El desarrollo de nuevas actividades productivas rurales — no agrícolas o de mayor valor agregado en la agricultura – para potenciar el empleo de jóvenes y mujeres, el impulso a la innovación y la creación de capacidades para facilitar la inserción en las nuevas actividades económicas son ámbitos que demandan mayor atención en las políticas de desarrollo rural”, destacó Adrián Rodríguez, jefe de la Unidad de Desarrollo Agrícola de la CEPAL.