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Resumen La reforma institucional de la banca desarrollo se inició en Chile a principios de los noventa y consistió fundamentalmente en la sustitución de los programas de crédito de largo plazo directo por esquemas de financiamiento de segundo piso. En este trabajo se analiza dicha reforma evaluando separadamente cada uno de los programas de crédito y financiamiento emprendidos desde CORFO, la principal agencia gubernamental de desarrollo. Adicionalmente, el trabajo examina el creciente papel de las instituciones financieras privadas en la cobertura de vacíos del mercado de capitales, en particular de aquellos que limitarían el acceso a las empresas de menor tamaño relativo. Después de cuantificar las pérdidas derivadas de las prácticas tradicionales de crédito directo de largo plazo seguidas en Chile, el trabajo se dedica a analizar los nuevos programas financieros emprendidos en los noventa. Los programas públicos son agrupados en esquemas de crédito (con y sin subastas), de cuasi-capital y de subsidios. Si bien ninguno de los programas es cuantitativamente muy importante, algunos de ellos representan interesantes intentos por evitar la redundancia de la acción estatal y servir como catalizadores temporales de soluciones privadas para las limitaciones del mercado. Un ejemplo de programa exitoso es el notable desarrollo de la industria de leasing, logrado a partir de la provisión de fondos largos y a tasas de mercado determinadas en subastas competitivas. La difusión del leasing ha significado la virtual eliminación de las barreras de plazo y de garantías que enfrentaban las empresas más pequeñas. Con relación a las barreras por mayor costo de transacción, el programa chileno de cuasi-capital, consistente en la compra condicionada de bonos subordinados, ofrece un interesante potencial de rebaja permanente de costos de crédito para las empresas más pequeñas, sin que el Estado se tenga que exponer a riesgos comerciales que comprometan su patrimonio. Si la asignación de fondos públicos a la compra de bonos subordinados se realizare vía subastas competitivas, se aseguraría también que los eventuales subsidios no fueren redundantes. De los numerosos programas gubernamentales ensayados en Chile, una conclusión común es la necesidad de focalizar y retirarse a tiempo, en oposición a la inclinación frecuente por relajar requisitos, masificar beneficiarios y prolongar programas de financiamiento que tienden a inhibir soluciones de mercado. Respecto a focalización, el trabajo reporta antecedentes que sugieren que buena parte de las políticas hacia la pequeña empresa han beneficiado en realidad a empresas de tamaño mediano o grande. Sin embargo, incluso algunas políticas selectivas podrían perder sentido si las empresas más pequeñas no enfrentaren en realidad barreras prohibitivas. El trabajo entrega evidencia que sugiere que a fines de los noventa, dado el estado de desarrollo del sistema financiero chileno, cualquier empresa pequeña debidamente formalizada - (que no tuviera documentos protestados)- podía acceder a financiamiento tanto de capital de trabajo como de activo fijo, en el sistema financiero privado.