La biodiversidad sostiene “silenciosamente” el bienestar de la humanidad
El bienestar humano depende en gran medida de los bienes y servicios que proveen la biodiversidad y sus ecosistemas, concepto conocido como “contribuciones de la naturaleza a las personas” o también “servicios ecosistémicos” (IPBES, 2019). Sin embargo, los procesos de la biodiversidad en muchos sentidos son “silenciosos” e “invisibles” (difícil de ver), difíciles de dimensionar en sus diferentes niveles (genes, especies y ecosistemas), pueden ser muy variables en tiempo. Lo anterior explica en parte el que las sociedades humanas modernas no hayan incluido a la naturaleza como elemento estratégico de la planeación del desarrollo, en las instituciones y en el mercado (Dasgupta, 2021).
A diferencia de otros procesos, como el adelgazamiento de la capa de ozono o el cambio climático, que aún pueden ser reversibles, la actual crisis de biodiversidad en ciertos lugares tiene magnitudes que están acumulando cambios en la riqueza, estructura y función de los ecosistemas a niveles potencialmente irreversibles o que ya que han alcanzado la irreversibilidad (IPBES, 2018, IPBES 2019). Los científicos, las organizaciones de la sociedad civil y los gobiernos han emitido numerosas alertas por el retraso en atender de manera prioritaria la crisis por la pérdida y degradación de la biodiversidad, subrayando la gravedad de las consecuencias potenciales. La inacción o la acción insuficiente se debe en parte a la dificultad de implementar respuestas transversales de forma sistémica. Aunque existen múltiples instrumentos de políticas que abordan de forma parcelada distintas áreas de la producción y consumo, hay un atraso en el ejercicio pleno de las mismas en la región (PNUMA, 2020). En la imagen 1 se puede ver una abstracción del impacto que tendría un sistema de cambios coherentes y articulados entre sí en comparación con el sistema inercial actual.
Imagen 1
Modelo del impacto de un sistema de cambios coherentes y articulados entre sí
Fuente: elaboración propia inspirada en PEW Charitable Trusts and SYSTEMIQ (2020). Breaking the Plastic Wave: A comprehensive assessment of pathways towards stopping ocean plastic pollution. Trayectoria con el BAU se refiere a la forma inercial actual.
Estudios con distintos escenarios futuros muestran que no hay ganadores si se continúa con el sistema inercial actual, por lo que no actuar no es una opción (World Bank, 2021). La pérdida y degradación de la biodiversidad es un tema crítico para América Latina y el Caribe dada la dependencia de su extraordinario patrimonio biocultural para su desarrollo. La biodiversidad es un activo fundamental que representa una parte elevada de la composición de la riqueza nacional. Por ejemplo, en 2018 se estimó que la bioeconomía representó entre 12,8% y 15,7% del PIB de Costa Rica (CEPAL, 2023). Al mismo tiempo, la región enfrenta en su territorio uno de los mayores grados de riesgo del mundo para su biodiversidad marina, terrestre y de agua dulce (CEPAL, 2022, WWF, 2020) (véase la imagen 2).
Imagen 2
Características y desafíos de América Latina y el Caribe
Fuente: elaboración propia.
Notas:
5. https://www.cepal.org/es/publicaciones/40299-agrobiodiversidad-agricultura-familiar-cambio-climatico
7. https://www.cepal.org/sites/default/files/news/files/informe_regional_america_latina_y_caribe.pdf
8. https://www.fao.org/documents/card/en/c/cb2953es
10. https://wwfin.awsassets.panda.org/downloads/lpr_2020_full_report.pdf
La naturaleza entrega beneficios directos e indirectos (p.ej., alimentos, fibras, limpiar el aire, ser parte del ciclo y limpiar el agua, regular las plagas y las enfermedades zoonóticas, entre otras), que suelen ser esenciales en las estrategias de supervivencia y modos de vida de las personas más vulnerables. La dependencia del medio ambiente es desproporcionada en los pobres para acceder a alimentos, material de construcción y abrigo, energía, medicina y autoempleo, sobre todo en las zonas rurales. Y aunque dichas contribuciones de la naturaleza a las personas no están consideradas en los estudios nacionales sobre la pobreza o en las cuentas nacionales (pues generalmente no son objeto de transacciones en el mercado), hay evidencia de que juegan un papel fundamental en sus modos de vida (PNUD, 2016, Lehm, Lara y Solares, 2017, PNUMA, 2020) (véase el recuadro 1). Por ejemplo, un estudio conducido a nivel mundial en 2015 usando información de las encuestas de hogares identificó los distintos tipos de ingresos de poblaciones rurales –incluyendo ingresos no monetarios–, destacó el “ingreso medioambiental” obtenido de la extracción forestal y no forestal, y encontró que en América Latina y el Caribe estos constituyen el 31% de los ingresos totales -la proporción más alta comparada con otras regiones del mundo-, seguida de África Subsahariana (29%) y Asia Oriental y Pacífico (24%) (Noack y otros, 2015).
Recuadro 1
La contribución de la naturaleza al bienestar en Tacana I, Bolivia
Un análisis de Lehm, Lara y Solares (2017) de la situación socioeconómica y ambiental en la Tierra Comunitaria de Origen Tacana I, Bolivia, estima que cerca de 40% de los ingresos son no monetarios (productos y recursos que fueron destinados al consumo, al regalo y al trueque). Los aportes por actividades locales de cerca de dos tercios de los ingresos de los hogares son: aprovechamiento de maderas (20,4%), pesca (16,2%), caza (13,3%), pecuaria (9,9%) y agricultura (2,2%). Las actividades agropecuarias en gran medida requieren un cambio de uso del suelo, mientras que las demás, dependen de un buen estado de conservación de la biodiversidad y sus ecosistemas. La tasa de deforestación en la comunidad entre 2005-2010, fue 0,5%, muy menor que la tasa anual de deforestación en propiedades vecinas de un 2,3%.
Considerando solo ingresos monetarios y la definición del Instituto Nacional de Estadística de Bolivia de pobreza, 60,1% de los hogares se encuentran en una situación de pobreza extrema. Sin embargo, si se considerara la inclusión de ingresos no monetarios, la proporción bajaría significativamente a 17,6%, gracias a que la comunidad vive en un ambiente en buen estado de salud con el que cubre muchas de sus necesidades. Además, los ingresos no monetarios juegan un papel importante en combatir la desigualdad dado que están menos concentrados que los ingresos monetarios.
Gráfico 1
Región indígena Tacana I, Bolivia. Ingresos monetarios y no monetarios y su relación con el ecosistema
Fuente: Lehm, Z, K Lara y T Solares. 2017. Ingresos Económicos en Hogares de la TCO TACANA I. Wildlife Conservation Society (WCS) y Consejo Indígena del Pueblo Tacana (CIPTA). La Paz, Bolivia.
El cambio hacia trayectorias sostenibles es inaplazable
Si la biodiversidad no está saludable, los servicios ecosistémicos empiezan a degradarse o colapsar y eso también ha sido advertido como un riesgo por el Foro Económico Mundial. En la última década la percepción de los riesgos asociados a la pérdida de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos para las economías, reportada en los informes anuales globales de riesgo ha aumentado sustancialmente (imagen 3). La pérdida de biodiversidad empezó a considerarse como categoría posible de riesgo desde el reporte de 2012 (aunque durante los dos primeros años se circunscribía únicamente a la sobreexplotación de especies), variando entre los lugares seis y decimoquinto de impacto hasta 2019. Sin embargo, entre 2020 - 2022 la pérdida de biodiversidad ha ocupado dos veces el tercer lugar en relación con el grado de impacto y una el cuarto lugar (WEF Risk report, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021 y 2022). Como los riesgos se han descrito como sistémicos, casi todas las empresas estarían expuestas a los impactos derivados de la pérdida de biodiversidad (UNEP y Global Canopy, 2020).
Imagen 3
Evolución de la percepción del riesgo para la economía mundial asociado a la pérdida de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos 2012-2022
Fuente: elaboración propia con datos de los reportes anuales de los riesgos globales del World Economic Forum del 2012 al 2022.
Nota: * Referido solo a la sobreexplotación de especies.
Un ejercicio de modelación para calcular el costo del colapso de la polinización silvestre, la pesca marina y el suministro de madera en los bosques nativos de 2022 al año 2030 causada por la conversión de tierras naturales en tierras de cultivo, pastos y plantaciones forestales, arrojó resultados de una pérdida del PIB real mundial en 2030 de entre 90 000 y 225 000 millones de dólares americanos (la variación depende de si se tiene en cuenta el valor asociado de los servicios de secuestro de carbono en comparación con un escenario sin cambios en los servicios de la naturaleza (World Bank, 2021). Además, los autores advierten que los daños serán mayores si la economía mundial no es capaz de adaptarse rápidamente a la pérdida de servicios ecosistémicos, lo que refuerza la urgencia con que se necesita tomar acción desde ahora. Los resultados dieron una variación del PIB real para América Latina y el Caribe de -3.3%.
No es realista lograr cambios significativos por medio de pocas transformaciones. Se requiere generar sistemas de cambios coherentes y articulados entre distintos actores y escalas, desde la global, pasando por la regional y subregional, a la nacional y subnacional. En ese sentido, la Organización de las Naciones Unidas ha convocado a todos los actores a ser activos partícipes de una transformación del sistema mundial.
El Convenio de Diversidad Biológica y las dificultades para llegar a acuerdos por consenso en la COP15
El Convenio de la Diversidad Biológica (CDB), establecido en la Cumbre de Río en 1992, es el marco multilateral más amplio y ambicioso centrado en la naturaleza, la sostenibilidad y la equidad a nivel mundial y es un punto de referencia para el desarrollo de políticas nacionales y subnacionales relacionadas con la biodiversidad. Todos los países de América Latina y el Caribe son miembros de la Convención de Diversidad Biológica. América Latina y el Caribe es la segunda región en número de veces que ha organizado las conferencias de las Partes (COP), con cuatro conferencias, después de Asia y Medio Oriente juntas que suman seis. Es relevante destacar que las primeras tres COP del CDB se organizaron anualmente, entre 1994 y 1996, y desde 1998 se realizan cada dos años, excepto la COP 15 que se pospuso dos años más por las consecuencias derivadas de la pandemia por COVID-19. Por eso es que aunque las COP del CDB comenzaron antes (1994) que las de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, a la fecha se han celebrado 27 COP de cambio climático y solo 15 de biodiversidad, lo que también puede ser una de las razones por las que hay mucho más sensibilización y conciencia general de la crisis climática que sobre la de biodiversidad.
En 2010, en la COP 10 realizada en la Prefectura de Aichi, en Japón, se acordaron el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 y las Metas de Aichi, que establecieron cinco objetivos estratégicos a lograr el año 2020, con 20 metas y 60 sub-metas. Desafortunadamente, ninguna de las metas fue completamente alcanzada y la gran mayoría tuvo avances insuficientes, comprometiendo el camino hacia un desarrollo sostenible (CDB, 2020). Es evidente que con esa trayectoria se hace imposible alcanzar la visión para 2050 comprometida por todos los países en el marco del CDB de “vivir en armonía con la naturaleza”, socavando también los esfuerzos para hacer frente al cambio climático (CBD, 2020).
Desde 2018 las Partes estuvieron negociando un nuevo marco para la presente década que incluyera las lecciones aprendidas de las Metas de Aichi, el cual se debía adoptar en la COP15 que se llevaría a cabo en 2020. Desafortunadamente, la pandemia dificultó la concreción de un “momentum creciente” para acordar un nuevo marco mundial de biodiversidad ambicioso. Hubo varias postergaciones de la COP15 durante los dos años de la pandemia y cuatro años de consultas y debates mundiales, principalmente en línea (con el inconveniente de tener horarios diferentes para todas las regiones), que parecían no encontrar convergencia. La propia complejidad del proceso —en especial cuando la evidencia apunta a buscar nuevos paradigmas de desarrollo— y el elevado número de asuntos en negociación (temas, escalas y actores relevantes, por ej., ecosistemas marinos fuera de la jurisdicción nacional, secuencias digitales de recursos genéticos, pueblos indígenas y comunidades locales, y financiamiento, entre otros) ponían en riesgo el resultado. Las dificultades implicaron que la COP15 tuviera que llevarse a cabo en dos partes, la primera, con pocos participantes presenciales, en Kunming, China, en octubre de 2021; y la segunda, con más de 3000 delegados de unos 190 países en Montreal, Canadá, en diciembre de 2022 (CDB, 2022b). Finalmente, los miembros acordaron un nuevo Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal (véase el diagrama 1) y varias decisiones más agrupadas y aprobadas “en paquete”.
Entre las cuestiones clave que surgieron durante las negociaciones se encontraban el desembolso insuficiente e ineficaz de la ayuda financiera y la brecha entre las expectativas de las naciones desarrolladas y la capacidad de los Estados en vías de desarrollo para aplicar el acuerdo. A pesar de los retos, el nuevo instrumento multilateral se alcanzó estableciendo una hoja de ruta voluntaria para detener la crisis de la pérdida y degradación de la biodiversidad. Si esta se aplica plena e integralmente, supondrá cambiar la trayectoria provocando un “cambio transformativo” para que en la década del 2030-2040 se pueda recuperar la salud de la naturaleza.
Diagrama 1
Los objetivos generales y las metas del Marco Mundial de Diversidad Biológica de Kunming-Montreal
Fuente: Elaboración propia.
Nota: * meta que menciona explícitamente a los pueblos indígenas y comunidades locales (PICL). OMEC: otras medidas efectivas de conservación basadas en áreas.
Principales decisiones acordadas en la COP15 y el nuevo Marco Mundial de Diversidad Biológica de Kunming - Montreal
Durante la COP 15 del CDB, así como en las reuniones de sus Protocolos Cartagena y Nagoya, los 196 Estados y Partes signatarios del Convenio adoptaron 62 decisiones, incluido el nuevo Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal 2022-2030 junto a un conjunto de cinco decisiones agrupadas por temas estratégicos para facilitar su implementación, evaluación y cumplimiento: (1) marco de seguimiento; (2) mecanismos de planificación, seguimiento, presentación de informes y revisión; (3) creación y desarrollo de capacidades y cooperación técnica y científica; (4) movilización de recursos; y (5) información de secuencia digital sobre recursos genéticos. También se aprobaron un Fondo Fiduciario Especial para el Marco, a cargo del GEF, un nuevo Plan de acción de género, se actualizó el Plan de acción sobre gobiernos subnacionales 2021-2030, y se acordó trabajar en la Estrategia a largo plazo sobre integración de biodiversidad (IISD, 2022). El Marco de Kunming-Montreal compromete, por medio de cuatro objetivos y 23 metas enfocadas a la acción, la protección, uso sostenible y recuperación de la biodiversidad por medio de distintos mecanismos que incluyen el uso sostenible el 30% de las tierras y aguas del planeta, reducir el desperdicio mundial de alimentos en un 50% y generar al menos 272 mil millones de dólares anuales en financiación mundial para la biodiversidad de aquí a 2030, así como la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de los recursos genéticos, entre otros (véase el diagrama 1).
Tomando en cuenta las lecciones aprendidas de las Metas de Aichi, se dio especial atención en facilitar la ejecución del marco, por lo que 10 de las 23 metas integran un conjunto de herramientas y soluciones para su implementación. También se trató de mejorar las metas para que sean más precisas y ambiciosas que las anteriores; sin embargo, el lenguaje aprobado en varios casos es todavía ambiguo.
El Marco de Kunming-Montreal es pionero en el reconocimiento del papel fundamental de los pueblos indígenas y las comunidades locales como agentes de cambio en la consecución de sus metas, mencionados explícitamente en siete de las 23 metas, estableciendo su papel activo en los procesos de toma de decisiones y la posibilidad de que sus territorios sean reconocidos en los objetivos de protección de la naturaleza. El nuevo acuerdo también se compromete a proteger el uso consuetudinario de los recursos naturales, al tiempo que reafirma que no se mermará ninguno de los derechos actuales ni futuros de los pueblos indígenas. El marco reconoce y fortalece el enfoque basado en derechos (véase el diagrama 2 que ilustra las dimensiones del enfoque de derechos); tiene un enfoque transversal y una meta específica de género; manda señales importantes a actores privados como las grandes empresas y los inversionistas y los gobiernos tendrán que dar seguimiento y promover que la información sobre los riesgos asociados a las actividades de los privados sea transparente y disponible a los consumidores (IISD, 2022).
Diagrama 2
El enfoque de derechos en biodiversidad: justicia, reconocimiento, procesos y distribución
Fuente: elaboración propia basada en Bernstein y otros, 2021.
Un aspecto fundamental es que el marco aboga por los cambios transformadores necesarios para revertir eficazmente la pérdida de biodiversidad. Estas medidas sistémicas incluyen, entre otras, la elaboración de planes integrados de ordenación territorial y marítima basados en datos espaciales, la integración de los múltiples valores de la naturaleza —incluidos los de existencia— en la planeación del desarrollo y en todos los aspectos de las actividades humanas y un aumento significativo de la financiación para la biodiversidad, incluida la eliminación de la mitad de los subsidios perjudiciales para la biodiversidad al 2025 y la multiplicación y escala de los incentivos positivos (PNUD, 2023).
Sin embargo, dentro de sus limitaciones hay que considerar que las metas se establecieron a nivel mundial y cada país o gobierno subnacional adquiere su propio compromiso de forma no vinculante. Por lo tanto, será muy difícil tener claridad sobre si la suma de los compromisos individuales permitirá alcanzar las múltiples metas y objetivos mundiales. Además, en algunas metas, no se acordaron indicadores de seguimiento o no hay una metodología mundialmente validada para definirlos o, como ya mencionamos, el lenguaje es ambiguo.
Las Estrategias Nacionales de Biodiversidad y los Planes de Acción, que tendrán un rol preponderante en la implementación del Marco Mundial de Biodiversidad, se deberán alinear o actualizar rumbo a la COP16 en 2024, de forma tal que se desarrollen con enfoques co-constructivos e inclusivo de todos los sectores y que permita la creación de comunidades de práctica y aprendizaje en todas las escalas y bajo los enfoques de derechos humanos, género y justicia intergeneracional.
El Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming Montreal 2022-2030 y la Agenda 2030
Las veintitrés metas del Marco Kunming-Montreal son sinérgicas con la mayoría de las metas de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Agenda 2030. La arquitectura del Marco pone a la naturaleza en el centro del desarrollo sostenible de forma multidimensional con foco en la disminución de las desigualdades, en la inclusión, en el enfoque de derechos, en sociedades pacíficas y participativas, en uso sostenible, empresas, ciudades y ecosistemas, entre otras. Por ejemplo, el Marco Mundial de Biodiversidad establece acciones de conservación y uso sostenible que abordan los impulsores directos de la pérdida de biodiversidad relacionadas con los ODS 6 "agua limpia y saneamiento", 13 "acción por el clima", 14 "vida submarina" y 15 "ecosistemas terrestres"; acciones que abordan los impulsores indirectos de la pérdida y degradación de la biodiversidad, incluidos los económicos e institucionales, relacionados con los ODS 4 "educación de calidad", 7 "energía asequible y no contaminante", 8 "trabajo decente y crecimiento económico", 9 "industria, innovación e infraestructura", 11 "ciudades y comunidades sostenibles", 12 "producción y consumo responsables" y 16 "paz, justicia e instituciones sólidas"; objetivos sociales relacionadas con los ODS 1 "fin de la pobreza", 2 "hambre cero", 3 "salud y bienestar", 5 "igualdad de género" y 10 "reducción a las desigualdades"; y los medios para lograr los objetivos: los ODS 4, 16 y 17 "alianzas para lograr los objetivos".
Las comisiones regionales de Naciones Unidas
La biodiversidad es factor común en varios temas emergentes que son de importancia global y regional, como se mencionó al inicio de este artículo, sin embargo, suele suceder que las autoridades no cuentan con suficiente información para la toma de decisiones basada en evidencia. En muchos casos hay vacíos de información o solo existe a nivel global, aunque también hay importantes avances en evidencia ambiental, pero a menudo la información es muy reciente o/y poco difundida aún, en especial fuera del ámbito académico. Es necesario compilar, analizar, sintetizar y brindar datos e información validada en formatos y lenguajes accesibles para los tomadores de decisiones, reforzando los puentes e interfaces entre actores e instituciones que pueden brindar la evidencia (incluida la de distintos saberes), asegurando la participación inclusiva y democrática. Por su parte, para la Organización de las Naciones Unidas, es de suma importancia que sus distintas agencias, fondos y programas avancen de forma colaborativa y complementaria desde sus distintos ámbitos de competencia. Dos ejemplos son el enfoque común para integrar biodiversidad y las soluciones basadas en la naturaleza para el desarrollo sostenible en las políticas y programación del sistema de Naciones Unidas de la Junta de Jefes Ejecutivos del Sistema de las Naciones Unidas para la Coordinación y la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios convocada por el Secretario General en 2021, cuyo reciente segundo encuentro para un llevar a cabo un balance de la transformación de los sistemas alimentarios se dio entre el 24 y el 26 de julio de 2023.
Los países también han avanzado en reconocer al medio ambiente desde un enfoque de derechos. La Resolución A/RES/76/300 consagra el derecho a un medio ambiente sano, limpio y sostenible como un derecho humano inalienable, reconocido como tal desde julio de 2022 por la Asamblea General de Naciones Unidas.
Por su parte, los secretarios ejecutivos de las cinco comisiones regionales de Naciones Unidas se comprometieron a apoyar la implementación del nuevo Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal. En el recuadro 2 se presenta un extracto de los compromisos y en la liga el documento completo. Durante la COP15 del CDB las comisiones regionales organizaron un evento paralelo de alto nivel para presentar las principales acciones en curso que cada comisión regional está llevando a cabo y a su vez, escuchar las opiniones planteadas por el público. También presentaron un breve video introductorio destacando la importancia del nivel regional en las respuesta a los desafíos ambientales y el potencial acelerador del intercambio de experiencias entre regiones.
Recuadro 2
Extracto del compromiso de las comisiones regionales de Naciones Unidas en la COP 15 del Convenio de Diversidad Biológica
“Nosotros, los secretarios ejecutivos de las comisiones regionales
Reconociendo el papel esencial y la importancia crítica de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, para apuntalar la lucha contra la pobreza, apoyar el crecimiento económico inclusivo y sostenible, fomentar las economías "verdes" y "azules", garantizar la seguridad y la soberanía alimentarias, y apoyar la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible con el fin de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible,
Expresando también preocupación por la falta de esfuerzos para hacer frente a la pérdida de naturaleza debida a múltiples factores del cambio y destacando la necesidad de cambios transformadores en nuestras sociedades, economías e instituciones,
Señalando que el nivel regional es un puente vital hacia los niveles mundial y nacional, y proporciona una plataforma para participar en la gestión de los bienes comunes medioambientales mundiales, utilizando mecanismos y foros regionales, incluidos los foros regionales para el desarrollo sostenible y las reuniones regionales de ministros de medio ambiente, que pueden ofrecer oportunidades para: debatir -reflexionando sobre los diferentes enfoques regionales y recordando los compromisos existentes- acciones conjuntas sobre la pérdida de biodiversidad, incluido el diseño, el seguimiento y la supervisión de los planes regionales y los acuerdos mundiales; y, aprovechar las condiciones para la coordinación y la coherencia con los sectores social, económico y financiero para las agendas de desarrollo.
Nos comprometemos con:
(a) La promoción de la integración de la biodiversidad y el fomento de cambios transformadores en nuestras sociedades, economías e instituciones;
(b) La promoción del desarrollo de marcos jurídicos, institucionales y políticos basados en los derechos humanos que regulen y garanticen el derecho a un medio ambiente seguro, limpio, sano y sostenible, abarcando la protección de la biodiversidad mediante la recopilación y el análisis de datos pertinentes sobre la biodiversidad, y facilitando el acceso a dichos datos como condición estratégica para el compromiso con la sociedad a fin de apoyar los cambios de comportamiento, incluso mediante el fortalecimiento de la justicia medioambiental y la facilitación del acceso público efectivo a la información;
(c) El fomento de la colaboración y el diálogo dentro de las regiones y entre ellas, y coordinación con las convenciones pertinentes, las organizaciones de las Naciones Unidas, otros procesos y actores clave a fin de abordar los retos relacionados con la biodiversidad;
(d) El fortalecimiento del intercambio y la puesta en común de conocimientos sobre biodiversidad, incluidos los foros regionales sobre desarrollo sostenible, para aumentar la visibilidad de los temas relacionados con la biodiversidad, aprovechando e informando al mismo tiempo la colaboración y los procesos de las Naciones Unidas a nivel regional y mundial;
(e) El fortalecimiento de la capacidad de los Estados Miembros de las Naciones Unidas para movilizar inversiones, entre otros, mejorando el acceso a la financiación bilateral y multilateral y promoviendo mecanismos de financiación innovadores como los créditos de carbono, los bonos "verdes" y "azules" y los canjes de deuda por biodiversidad y el desarrollo sostenible en aras de de ejecutar programas relacionados y otras intervenciones;
(f) La identificación de oportunidades para la alineación y la coherencia de las políticas internas.”
La integración transversal de la biodiversidad
La necesidad de atender las diferentes presiones sobre la biodiversidad, impulsando cambios en los modelos de desarrollo y al interior de sectores sociales y económicos dio origen al concepto “integración de la biodiversidad” (en inglés biodiversity mainstreaming). El concepto fue reconocido explícitamente por primera vez en 2010 en los objetivos del Plan Estratégico para la Biodiversidad 2011-2020 del CDB (CBD, 2011) y sus características son la integración, internalización e inclusión de objetivos de conservación y uso sostenible de la biodiversidad en sectores productivos, incentivos económicos y de comercio, modelos, políticas y programas de desarrollo, de reducción de la pobreza, desarrollo de capacidades, investigación y tecnología, entre otros, a nivel mundial, nacional o local (Huntley and Redford, 2014; GEF, 2016).
El tema de integración de la biodiversidad fue reconocido y propuesto por México como lema para ser la pauta al más alto nivel en la agenda ambiental internacional durante la COP 13 del CDB en 2016 (Cancún, México). Ello es destacable, pues un país de la región fue el primero en impulsar la integración de la biodiversidad en los sectores agricultura, forestal, pesca y turismo, lo que fue muy bienvenido por los pares regionales. El tema central de la siguiente COP 14 (Sharm el-Sheikh, Egipto), en 2018, reforzó el concepto enfocándose en los sectores de energía y minería, infraestructura, manufactura y procesamiento.
El nuevo Marco Mundial de Kunming-Montreal tiene una meta específica para el seguimiento de la integración transversal de la biodiversidad, la meta 14, a la vez que sostiene que la integración de la biodiversidad es una herramienta clave para avanzar en la implementación de las demás metas del marco. Por otro lado, un estudio de buenas prácticas de integración de la biodiversidad desarrollado por la CEPAL reconoce que un avance en el concepto sería hablar de “integración recíproca de la biodiversidad” dado que el sector ambiental también tiene que avanzar en el fortalecimiento de objetivos de bienestar y desarrollo socioeconómicos y en un lenguaje común (Alvarado, Tambutti y Rankovic, 2022).
Contribución potencial de la CEPAL para abordar los principales desafíos de biodiversidad en América Latina y el Caribe
La CEPAL ha desarrollado un cuerpo de trabajo ampliamente reconocido en las áreas de desarrollo social y económico en América Latina y el Caribe, y un largo pensamiento de más de 70 años sobre recursos naturales y sostenibilidad (véase Sánchez, 2019). Recientemente la CEPAL realizó un análisis interno sobre su valor agregado potencial en temas relacionados con la biodiversidad para apoyar a la región a realizar los cambios transformativos hacia un desarrollo sostenible. El análisis incluyó una encuesta en línea respondida por 99 personas de gobierno, academia, otras agencias de Naciones Unidas y personas de la sociedad civil organizada, y entrevistas personales a 14 expertos de alto nivel que priorizaron temas que la CEPAL puede impulsar (gráfico 2 e imagen 4A y 4B).
Gráfico 2
Temas prioritarios de la región en los que la CEPAL podría contribuir a impulsar un desarrollo sostenible que integre la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos en América Latina y el Caribe
(N=99, 298 preferencias)
Fuente: Elaboración propia.
Nota: La consulta fue realizada durante mayo y junio de 2022.
En este contexto, considerando su mandato como órgano de cooperación e integración regional y como promotora del desarrollo social y de la igualdad en el centro de la agenda de desarrollo, los resultados concluyeron que la CEPAL puede jugar un rol muy importante, aportando desde su propia perspectiva y experiencia y colaborando con esfuerzos actuales impulsados por otras instituciones.
Imagen 4 A y B
4A. Nube de palabras de los conceptos más mencionados libremente en una encuesta en línea sobre los vacíos actuales en los desafíos que son poco o nada abordados institucionalmente en la región, a los que la CEPAL podría contribuir desde su valor agregado
(N= 99)
4B. Nube de palabras de los conceptos más mencionados por expertos de alto nivel entrevistados en asociados a los temas de integración transversal de la biodiversidad que la CEPAL puede contribuir
(N= 14)
Fuente: Elaboración CEPAL.
Nota: 4A: La pregunta abierta consistía en dar ejemplos de los vacíos en los desafíos relacionados con la biodiversidad (temas poco o no abordados institucionalmente) en América Latina y el Caribe en los que la CEPAL puede contribuir, en una encuesta durante el segundo trimestre de 2022. 4B: Temas mencionados en los que la CEPAL puede contribuir a la integración transversal de la biodiversidad, entrevistas realizadas en junio y julio de 2022.
La CEPAL además tiene la posibilidad de acercar sectores y actores que no suelen trabajar junto con los de medio ambiente, como los de planeación, finanzas, comercio, estadísticas, entre otros. Justamente, este grupo de actores y sectores son los que están más cercanamente relacionados con las causas indirectas o impulsores subyacentes de la pérdida y degradación de la biodiversidad, es decir, las económicas, demográficas, de gobernanza y desarrollo institucional, tecnológicas y culturales, que son los impulsores menos abordados por los gobiernos. Una de las lecciones que dejó la pandemia por COVID es que se necesita un Estado coordinador en todos los niveles de gobierno y con toda la sociedad, por lo que las condiciones van a mejorar con un sector público proactivo, abierto al diálogo público-privado y también al intra e intersectorial (Catacora y otros, 2022).
Cerramos este número especial destacando que los compromisos tomados en la COP 15 del CDB brindan excelentes oportunidades a la región para catalizar una transformación que ha sido planteada desde distintas miradas en distintos foros y escalas, pero en la que hay coincidencia de que se necesitan objetivos comunes para realizar cambios sistémicos a los sistemas productivos, económicos y financieros que busquen maximizar el bienestar multidimensional individual y colectivo. Es muy aceptado que se debe medir y evaluar el bienestar de manera integral, más allá de éxito o fracaso económico reportado por el PIB, y que la idea del desarrollo mismo ha evolucionado integrando a la justicia social y a la justicia ambiental (Harris y otros, 2023). También se ha planteado que los países que gestionan mal la naturaleza son más vulnerables a las crisis económicas (The World Bank, 2021b). América Latina y el Caribe es un repositorio de innumerables experiencias positivas y buenas prácticas que reacoplan las tres dimensiones del desarrollo sostenible, por lo que se cuenta con un sustrato biocultural relevante para avanzar en la ampliación de las condiciones habilitadoras y para la implementación el Marco de Kunming- Montreal.
Bibliografía
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