Descrição
IntroducciónEl propósito de este estudio es examinar algunos aspectos de la experiencia de México en el TLCAN en materia de cooperación ambiental en los 10 años de su existencia que pudieran ser útiles para los países Centroamericanos, 1 los cuales recientemente han firmado un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos (TLCCA-EEUU o CAFTA, por sus siglas en inglés) y ahora se encuentra en proceso de ratificación en los Congresos o Asambleas Legislativas de todos los países. El TLCAN y, más específicamente, su Acuerdo de Cooperación Ambiental (ACAAN) no tenía precedentes en el momento de su firma y, por ello, los 10 años que han transcurrido desde su entrada en vigor ofrecen un punto de referencia valioso para los nuevos países que participan en un convenio de este tipo, especialmente si se trata de acuerdos entre países en desarrollo y países desarrollados. Las circunstancias en las que se han firmado los dos TLC (el TLCAN y el TLCCAEEUU) son considerablemente diferentes. En el caso del TLCAN, la aspiración de firmar un acuerdo comercial entre los Estados Unidos, Canadá y México expresada por las Partes en 1990 dio lugar a una gran controversia entre aquellos que estaban a favor del libre comercio y los grupos ambientalistas, particularmente en los Estados Unidos. 2 Estas inquietudes no habían surgido en las negociaciones en torno al acuerdo entre los Estados Unidos y Canadá de libre comercio de 1989, pero fue un tema que puso en serio peligro la posibilidad de que el Congreso de los Estados Unidos le otorgara la autoridad al presidente de esa nación para tramitar la propuesta del TLCAN por vía rápida o fast-track". El temor manifestado por los críticos ambientalistas era que, dadas las normas ambientales más bajas de México, la intensificación de la producción y del comercio provocaría más contaminación y ésta traspasaría la frontera desde ese país a los Estados Unidos. Esta preocupación no era nueva pues los acuerdos bilaterales entre los Estados Unidos y México comenzaron hace más de un siglo. Ante la presión de sectores ambientalistas el presidente George Bush llevó a cabo diversas iniciativas para dar seguridad al electorado y al congreso estadounidense de que el tema ambiental era importante, especialmente en la relación entre los Estados Unidos y México. Entre éstas, destaca el Plan Integral Ambiental Fronterizo (PIAF) de 1990 con el fin de proteger el ambiente en la frontera 3 que, no obstante, careció de los recursos necesarios para su implementación. Esta discusión tomó particular fuerza en la campaña presidencial para suceder al presidente Bush y durante su campaña electoral, William Clinton condicionó su apoyo al TLCAN a que se hicieran acuerdos paralelos para el tema de protección del medio ambiente y el laboral."