Impactos económicos del envejecimiento

26 Set 2025 | Briefing note

América Latina y el Caribe experimenta una de las transiciones demográficas más aceleradas del mundo, que está transformando profundamente sus estructuras económicas y sociales.  

An elderly woman and a young girl, both wearing colorful traditional clothing, choose fresh vegetables at an outdoor market stand.

Este rápido envejecimiento genera simultáneamente desafíos y oportunidades, exigiendo políticas públicas adecuadas y oportunas que preparen a la región para un futuro donde las personas mayores constituirán una proporción siempre más grande de la población y la longevidad será la norma. 

A diferencia de regiones más desarrolladas como Europa, América Latina y el Caribe enfrenta este cambio en un contexto particularmente complejo, caracterizado por:  

  1. un menor nivel de desarrollo económico;
  2. un ritmo de envejecimiento significativamente más acelerado;
  3. la ausencia de Estados de bienestar consolidados;
  4. niveles estructuralmente elevados de desigualdad.  

 

Las cifras: una de cada cuatro personas tendrá más de 60 años en 2050 

Las proyecciones de población son elocuentes y marcan una hoja de ruta inevitable: 

  • En 2025, la población de 60 años y más supera los 98 millones de personas, representando el 14,7% del total.
  • Para 2050, esta cifra se duplicará, alcanzando los 183 millones, lo que equivaldrá a una de cada cuatro personas en la región (el 25%).
  • Este crecimiento contrasta radicalmente con la realidad de 1950, cuando este grupo etario representaba solo el 5% del total. 

 

El envejecimiento supone desafíos y oportunidades en un contexto de vulnerabilidades acumuladas y desigualdades estructurales 

El envejecimiento representa un desafío estructural que afecta todas las esferas de la sociedad y la economía, como la capacidad de consumo, la generación de ingresos, los patrones de ahorro y el financiamiento de períodos de dependencia. Además, el envejecimiento es exacerbado por las desigualdades socioeconómicas y refleja las desventajas acumuladas a través de la vida en educación, salud y oportunidades laborales decentes. Sus efectos se manifiestan con mayor intensidad en: 

  • Los sistemas de pensiones: la cobertura insuficiente, las prestaciones bajas y los desequilibrios financieros de estos sistemas, obliga a muchas personas mayores a permanecer en la fuerza laboral, muchas veces en condiciones de informalidad.
  • Los mercados laborales: se prevé que la población en edad de trabajar disminuya crecientemente y que la proporción de personas mayores (65 años o más) con respecto a las personas en edad laboral aumente, lo que impone mayores demandas a la fuerza de trabajo.
  • Los sistemas de salud y cuidados de largo plazo: la presión creciente por enfermedades crónicas y demanda de cuidados especializados es agravada por condiciones de salud deficientes acumuladas durante el ciclo de vida. 

A mediano plazo, la reducción de la proporción de población activa y el aumento de la relación de dependencia demográfica puede incidir de manera negativa en el crecimiento del PIB per cápita, amenazando el desarrollo regional.   

Pero también el envejecimiento abre nuevas oportunidades de crecimiento económico y generación de empleo. El aumento del consumo de bienes y servicios por parte de las personas mayores da lugar a la economía plateada, que engloba actividades productivas orientadas a satisfacer sus requerimientos.  La economía plateada ofrece perspectivas de crecimiento económico y de generación de empleo en sectores impulsores como salud, cuidados, industria farmacéutica, sector financiero, tecnología, turismo y vivienda adaptada. 

 

Políticas públicas inclusivas y sostenibles para transformar el envejecimiento en crecimiento económico 

Para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades del envejecimiento, es imperativo alinear las políticas públicas con el cambio demográfico mediante un enfoque de ciclo de vida y avanzar hacia una "sociedad para todas las edades" donde la solidaridad intergeneracional sustente el desarrollo sostenible.   

La magnitud del envejecimiento requiere políticas públicas integrales, inclusivas y sostenibles que aborden tanto sus efectos inmediatos como las causas estructurales que profundizan la vulnerabilidad en la vejez.  

Es prioritario reformar y fortalecer los sistemas de pensiones, salud, cuidados de largo plazo y los mercados laborales, complementándolos con programas de educación continua y alfabetización digital. Asimismo, resulta primordial contar con un sólido marco institucional y normativo que garantice la coordinación de políticas públicas y sectores vinculados al envejecimiento. 

 

Además, el impacto económico del envejecimiento podría mitigarse mediante: 

  • Mejoras sustanciales en la productividad.
  • Inversión estratégica en educación y capacitación profesional.
  • Incorporación plena de mujeres, personas mayores y migrantes a la fuerza de trabajo.  

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