Comunicado de imprensa
La región de América Latina y el Caribe está integrada básicamente por países de ingresos medios que, en el contexto del financiamiento para el desarrollo, han quedado relegados del acceso a fondos en condiciones favorables, especialmente los estados insulares del Caribe y las pequeñas economías de Centroamérica. Por ello, urge reconsiderar los criterios de medición y clasificación del desarrollo, así como suspender las “graduaciones” de los países de renta media durante la pandemia, planteó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante el 20º período de sesiones del Comité de Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur (1-4 de junio).
Bárcena fue una de las panelistas en el debate temático titulado Accelerating the achievement of the SDGs through effective implementation of the BAPA+40 outcome document while responding to the COVID-19 pandemic and similar global crises (Acelerar el logro de los ODS a través de la efectiva implementación del documento final del BAPA+40, al tiempo que se responde a la pandemia del COVID-19 y a crisis globales similares).
“Es necesario contar con un índice de vulnerabilidad multidimensional para países de ingreso medio. La ‘graduación’ de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) no puede ser equivalente a la exclusión y a caer en un limbo en materia de cooperación. Se trata de aportar hacia una forma distinta de abordar la cooperación internacional, entre pares, más horizontal. La cooperación Sur-Sur nos da grandes lecciones en este sentido”, explicó la máxima representante de la CEPAL.
“Hacemos un llamado también a ser incorporados en iniciativas como la de suspensión del servicio de la deuda o a participar en un comité más multilateral de impuestos a nivel global”, apuntó Bárcena, quien recordó que la CEPAL, en conjunto con la Comisión Europea, el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros socios, han elaborado el concepto de "Desarrollo en Transición", que cuestiona el criterio único del PIB per cápita para graduar a los países. “Consideramos que el desarrollo no es un proceso lineal, sino gradual. Hay que hablar de gradación y no de graduación, porque estos indicadores deben incluir la capacidad de ahorro de los países, el acceso a los mercados de capital, la inversión, la progresividad fiscal”, expresó.
Según Bárcena, América Latina y el Caribe ha demostrado hoy más que nunca su histórico compromiso con la cooperación Sur-Sur y triangular, con criterios innovadores de solidaridad. La CEPAL, destacó, cuenta desde 1981 con un Comité de Cooperación Sur-Sur.
América Latina y el Caribe debe fortalecer sus acuerdos regionales y sus mecanismos de colaboración, y construir una voz vigorosa y concertada frente al mundo, sostuvo.
“Necesitamos más que nunca iniciativas regionales para profundizar la generación e intercambio de capacidades, conocimientos, experiencias y buenas prácticas, y generar espacios de acción comunes para optimizar la respuesta ante el COVID-19. Nuestra región tiene mucho que ofrecer: contamos con una red sólida de agencias de cooperación que han dado un gran impulso a las iniciativas de cooperación Sur-Sur y triangular”, manifestó.
América Latina y el Caribe es la región más afectada del mundo en desarrollo por el COVID-19, con 8,4% de la población mundial y 30% de los fallecidos. También es la más endeudada y la que tiene el mayor servicio de deuda externa en relación con las exportaciones de bienes y servicios (más de 54%).
Por otro lado, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) muestra una marcada heterogeneidad en la región: solo el 32% de las metas ya se han logrado o están en camino de alcanzarse para 2030 si continúa la tendencia, alertó Bárcena.
Durante su presentación, la Secretaria Ejecutiva explicó que la propuesta de recuperación transformadora de la CEPAL insta a los países a erradicar la pobreza y avanzar hacia la igualdad; construir una competitividad auténtica; promover la sostenibilidad ambiental; revitalizar el proceso de integración regional, y fomentar la plataforma eLAC - Agenda Digital para América Latina y el Caribe, entre otras medidas.
Finalmente, Bárcena indicó que la crisis del COVID-19 ha evidenciado las enormes asimetrías entre los países desarrollados y en vías de desarrollo: “el desigual acceso a vacunas es un triste ejemplo de lo mucho que se requiere avanzar en la cooperación para lograr colectivamente la provisión de bienes públicos globales”. “Llamamos a repensar el desarrollo y la cooperación, y a construir un nuevo pacto social y político, con nuevas coaliciones e instituciones”, concluyó.
El evento contó con palabras de apertura de María del Carmen Squeff, Representante Permanente de Argentina ante las Naciones Unidas y Presidenta del Comité de Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur, y las exposiciones de Dr. A. K. Abdul Momen, Ministro de Relaciones Exteriores de la República Popular de Bangladesh; Mantas Adomenas, Viceministro de Asuntos Exteriores de la República de Lituania; Estherine Fotabong, Directora de Implementación y Coordinación de Programas en AUDA-NEPAD; Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (por video); y Elizabeth Sidiropoulos, Presidenta Ejecutiva del Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales. Moderó Pamela Coke-Hamilton, Directora Ejecutiva del Centro de Comercio Internacional.
El Comité de Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur es un órgano subsidiario de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se reúne cada dos años para revisar los progresos y proporcionar orientaciones políticas que permitan reforzar el apoyo internacional a dicha cooperación. La sesión de este año es la primera que el Comité celebra desde la realización en 2019 de la Segunda Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Cooperación Sur-Sur (BAPA+40) en Buenos Aires, Argentina.