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La Nueva Agenda de Desarrollo de cara a 2030 -que llama a realizar cambios transformadores y a superar barreras estructurales para un desarrollo sostenible con mayor igualdad, sin dejar a nadie atrás- representa un cambio de paradigma en la cooperación internacional con los llamados “países de renta media”, señaló este martes 4 de diciembre Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en una reunión de alto nivel convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York.
La reunión de alto nivel sobre los países de renta media estuvo encabezada por la Presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa, y a ella asistieron ministros y autoridades de varios países de América Latina y el Caribe, Europa y África, así como representantes de organismos internacionales y del sistema de las Naciones Unidas, como el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional (FMI), Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur (UNOSSC, por sus siglas en inglés), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) y las comisiones regionales de la ONU para África (CEPA) y América Latina y el Caribe (CEPAL).
En el panel sobre “el rol de la cooperación Sur-Sur y triangular en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” -que fue moderado por Ileana Núñez Mordoche, Viceministra de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba, en su calidad de Presidenta del Comité de Cooperación Sur-Sur de la CEPAL- la Secretaria Ejecutiva Alicia Bárcena remarcó que se necesita un nuevo estilo de cooperación basado en el multilateralismo, que disminuya las asimetrías y asegure la completa participación de todos los países en transición en los esquemas de cooperación para el desarrollo.
Explicó que la Nueva Agenda de Desarrollo, conformada por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 objetivos (ODS), la Agenda de Acción de Addis Abeba para la Financiación del Desarrollo, el Marco de Sendai para la Reducción de Desastres y el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, requerirá recursos que varían entre los 2,5 y 4,5 trillones de dólares por año (según cálculos de 2017 del Grupo de Desarrollo de las Naciones Unidas).
“Esta Agenda 2030 nos propone un cambio de paradigma para los países de renta media, frente a un complicado contexto mundial caracterizado por una crisis del multilateralismo, un deterioro del comercio externo y la inversión extranjera directa, un menor dinamismo de la economía mundial, un mundo más incierto y financieramente complejo, y una revolución tecnológica sin precedentes”, declaró.
Bárcena recordó que 28 de los 33 países de América Latina y el Caribe son clasificados como de renta media (85% del continente), lo que dificulta su acceso a fuentes de financiamiento tradicionales, como la asistencia oficial al desarrollo (AOD).
En este contexto, la alta funcionaria de las Naciones Unidas destacó que es necesario profundizar la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular, ya que ambas propician un nuevo modelo de cooperación entre pares que permite proteger los intereses de los países de renta media, fortalecer la participación de las naciones en desarrollo en los foros globales de cooperación fiscal, y enfrentar la dañina competencia tributaria entre países mediante programas regionales integrados.
“El PIB per cápita no refleja las brechas estructurales y no debe ser el criterio de asignación para el financiamiento. Se trata de mejorar la habilidad y capacidad de los países para definir sus necesidades y políticas en su trayectoria hacia el desarrollo sostenible. Debemos cerrar brechas para ahorrar, invertir, movilizar recursos internos y externos (mercados de capitales, inversion extranjera directa y remesas)”, explicó Bárcena.
“Este cambio de paradigma implica fortalecer la cooperación Sur-Sur, que provee mayor horizontalidad, entrega un mayor sentido de apropiación por parte del receptor y un sentimiento de responsabilidad compartida, tiene un doble dividendo tanto para el donante como para el receptor, y estimula las capacidades tecnológicas entre ambos. En tanto, la cooperación triangular tiene el potencial estratégico de desafiar la actual gobernanza del sistema internacional y abre a la reflexión sobre las formas de ayuda al definir nuevos consensos y actores”, precisó Bárcena.
Emfatizó que es necesario hacer una redefinición de políticas y criterios de asignación de recursos internacionales de cooperación Norte-Sur, Sur-Sur y triangular, así como crear nuevas métricas que incorporen la multidimensionalidad del desarrollo y movilizar fuentes públicas y privadas de financiamiento que no sustituyan el compromiso de 0,7% de PIB para AOD.
Previamente, en un almuerzo sobre los países de renta media convocado en el marco de la reunión de la Asamblea General, Alicia Bárcena se refirió a la llamada “trampa del ingreso medio” en la cual caen aquellos países que, habiendo alcanzado su frontera tecnológica no pueden competir globalmente debido a los bajos salarios y, al mismo tiempo, tampoco han podido desarrollar mayores niveles de innovación, cambio tecnológico y producción de bienes y servicios intensivos en conocimiento.
“La trampa del ingreso medio es una restricción generalizada al desarrollo ya que impide a los países mantener el crecimiento en el largo plazo y converger al mismo tiempo hacia economías más avanzadas. Los países de América Latina y el Caribe están continuamente luchando por superarla”, declaró.
Bárcena señaló que superar esa trampa requiere políticas y estrategias de desarrollo que enfrenten las brechas y obstáculos estructurales que impiden a los países de ingreso medio alcanzar un crecimiento inclusivo y con mayor igualdad.
“Por eso en la CEPAL hemos propuesto el enfoque de cierre de brechas estructurales, que constituye un marco alternativo para organizar la lógica del sistema de la cooperación para el desarrollo, que actualmente se basa en el ingreso per cápita, lo que determina la colocación de flujos de asistencia oficiales”, indicó.