Comunicado de imprensa
(1 de diciembre, 2010) El enfoque básico que emplea la CEPAL para la estimación de la magnitud de la pobreza parte de identificar a los hogares pobres como aquellos cuyos ingresos son inferiores al valor de una línea de pobreza. Esta estimación refleja el valor de los bienes y servicios necesarios para satisfacer las necesidades esenciales.
Las líneas de pobreza que se emplean fueron calculadas originalmente a partir de la información sobre la estructura del consumo de los hogares, tanto de alimentos como de otros bienes y servicios, según la información de las encuestas de presupuestos familiares de la década de los ochenta y principios de los noventa. En el caso de Chile, la información provino de la IV Encuesta de Presupuestos Familiares 1987-1988.
Para computar la pobreza y la indigencia en cada uno de los años para los que se dispone de una medición de los ingresos (en Chile, para aquellos con una encuesta CASEN) debe actualizarse el valor de esas líneas originales de manera de reflejar la variación de los precios de los bienes y servicios. Para ello, la práctica tradicionalmente utilizada por la CEPAL consistía en actualizar los valores tanto de la línea de pobreza como la de indigencia considerando el cambio experimentado por los precios de los alimentos. Con esta práctica, la relación entre las líneas de pobreza y de indigencia permanecía constante.
No obstante, a partir de 2007, y para todos los países, la línea de indigencia se actualiza mediante la variación del componente alimentos del Índice de Precios al Consumidor (IPC), mientras que la parte de la línea de pobreza que corresponde al gasto en bienes no alimentarios se actualiza mediante la variación del IPC correspondiente. En consecuencia, de 2007 en adelante, la diferencia entre las líneas de indigencia y de pobreza ya no es constante.
Este cambio en el criterio de actualización de las líneas se realizó debido al notable incremento de los precios de alimentos registrado a nivel regional principalmente en 2007 y 2008, que no fue acompañado por un aumento similar en los precios del resto de los bienes y servicios. En efecto, en el caso de Chile mientras que en el trienio 2006-2009 el IPC de los alimentos creció en 32,4% el correspondiente al resto de los bienes sólo lo hizo en 6,4%.
Hasta 2006, la estimación oficial del gobierno de Chile coincidía con la de la CEPAL. La diferencia que se observa en 2009 obedece a que el cálculo del gobierno no adoptó el cambio introducido por la CEPAL, y continuó actualizando el valor del conjunto de la línea de pobreza (alimentos y otros bienes y servicios) por la variación del precio de los alimentos, tal como se venía aplicando hasta el 2006.
Lo anterior tiene un efecto particularmente relevante en Chile, debido a que su adopción modifica la tendencia de la pobreza respecto a la estimación de 2006. En efecto, si se actualiza tanto la línea de indigencia como la línea de pobreza según la variación de los precios de los alimentos, opción metodológica empleada por MIDEPLAN, la tasa de pobreza resultante es de 15,1%, lo que representa un aumento de 1,4 puntos porcentuales.
En cambio, al utilizar la variación de los precios de los alimentos para actualizar el valor de la canasta alimentaria y la variación de los precios de los no alimentos para los demás bienes y servicios, la tasa resultante es de 11,5%, 2,2 puntos porcentuales por debajo del valor de 2006.
Cabe señalar que las metodologías de la CEPAL y MIDEPLAN son iguales en lo que hace al resto de los parámetros. A su vez, la existencia de diferencias entre las estimaciones de la CEPAL y las oficiales de los países es una situación frecuente dado las distintas opciones metodológicas que suele presentarse en el cálculo de la pobreza monetaria.
Para consultas, contactar a la Unidad de Información Pública e Internet de la CEPAL. Correo electrónico: dpisantiago@cepal.org ; teléfono: (56 2) 210 2040.