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Ceremonia de la imposición de la Encomienda de Número para Dama de la Orden de Isabel La Católica

2 de novembro de 2015|Discurso

Intervención de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

Intervención de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en la ceremonia de la imposición de la Encomienda de Número para Dama de la Orden de Isabel La Católica.

2 de noviembre de 2015

Lima, Perú

 

Jesús Gracia, Secretario de Estado de Cooperación Internacional y de Iberoamérica,

Ernesto de Zulueta, Embajador de España,

Colegas del Sistema de las Naciones Unidas y de la CEPAL,

Amigas y amigos,

 

Es para mí un verdadero honor y un privilegio estar aquí en el día de hoy para recibir esta imposición de la Encomienda de Número para Dama de la Orden de Isabel La Católica, con la que me distingue el Estado Español.

Asisto a esta ceremonia con modestia, como una voz más de esta América Latina y el Caribe que, pese a los avances que nos han permitido en la última década reducir significativamente la pobreza, sigue siendo la región más desigual del planeta.

Este honor, aunque tiene mi nombre, reconoce el papel de los cientos de hombres y mujeres que trabajan cada día por el desarrollo en derechos, justicia e igualdad de nuestra región, bajo la égida de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la CEPAL. Nos esforzamos por situar a la igualdad como el objetivo último, el cambio estructural hacia la sostenibilidad como el camino y el arte de la política como el instrumento.

Esta aspiración, refleja, eso creemos muy profundamente, las aspiraciones de nuestros ciudadanos, el sueño de futuro de generaciones de compatriotas, y es por esa tarea que hemos logrado darle pertinencia, relevancia y trascendencia a nuestra labor de cada día. Distinciones como la que España nos ofrece esta jornada nos ratifican que en alguna humilde medida, estamos cumpliendo el encargo que reconocemos propio.

Que este honor nos lo imponga España reviste un significado muy profundo.

Como nos enseñó Carlos Fuentes, “a través de España las Américas recibieron en toda su fuerza a la tradición mediterránea. Porque si España es no sólo cristiana, sino árabe y judía, también es griega, cartaginesa, romana, y tanto gótica como gitana. Quizás tengamos una tradición indígena más poderosa en México, Guatemala, ecuador, Perú y Bolivia, o una presencia europea más fuerte en argentina o en Chile. La tradición negra es más fuerte en el Caribe, en Venezuela y en Colombia, que en México o Paraguay. Pero España nos abraza a todos; es, en cierta manera, nuestro lugar común. “

Amigas y amigos, esta tarde feliz me trae al recuerdo la visión luminosa y monumental del Hospicio Cabañas, una de las construcciones más distintivas de la Guadalajara mexicana.

La misma donde en 1991, se realizó, en su primera edición la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno.

Consagrado hoy a la promoción cultural, su cúpula sirvió de lienzo a uno de los murales más conocidos de José Clemente Orozco, “El hombre de Fuego”.

Con sus trazos maestros Orozco resuelve allí, en una sola figura al hombre mediterráneo y al indoamericano. Una sola figura que suma a Prometeo y Quetzalcóatl, el hombre en llamas, destinado para siempre a perecer en las llamas de su propia creación y a renacer de ellas.

En Orozco los dos mundos, el viejo y el nuevo, la Europa que nos trajo España y Latinoamérica, se funden en el calor de la llama, en la agitación del océano y en la soledad aérea y transparente de la montaña. Los elementos se humanizan. Pero también se comunican universalmente, se reúnen y se abrazan. El arte de Orozco reitera la convicción de que pocas culturas del mundo poseen la continuidad de la cultura creada en indoafroiberoamérica.

Permítanme hoy, con el recuerdo de Orozco, fundirme yo también en el abrazo agradecido a esta España que hoy me reconoce y me honra como parte de este espacio común, de la familia propia.

Porque es raíz de identidad, porque es hermana de historia y de sueños, porque es nuestra casa compartida y el reflejo de nuestro espíritu al otro lado del atlántico. Gracias España.

Muchas Gracias.