CEPAL reconoce avances en bioeconomía e insta a América Latina y el Caribe a aprovechar todo su potencial
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Durante la reunión, la CEPAL enfatizó que la bioeconomía es un enfoque que alinea políticas ambientales y productivas, impulsa la transición hacia una economía post-fósil y potencia la innovación y la especialización basada en los recursos propios de cada país.

En el marco de la Comunidad de Práctica sobre Agua, Medio Ambiente y Economía Circular, Adrián Rodríguez, jefe de la Unidad de Desarrollo Agrícola de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), destacó la importancia de la bioeconomía como pilar estratégico para impulsar un desarrollo productivo, inclusivo y sostenible en la región. El encuentro, organizado por la cooperación alemana (GIZ) y el International Sustainable Chemistry Collaborative Centre (ISC3), reunió a especialistas y tomadores de decisión para promover un diálogo en torno a los desafíos y oportunidades que ofrece este modelo.
Rodríguez explicó que la bioeconomía, desde la visión de la CEPAL, constituye “un marco para el desarrollo productivo sostenible e inclusivo, capaz de responder a los desafíos de diversificación, sofisticación de la economía y generación de valor agregado”. Este enfoque busca alinear las políticas ambientales y productivas, promover la transición energética hacia una economía post-fósil y aprovechar el potencial de innovación y especialización inteligente basado en los recursos propios de cada territorio..
La bioeconomía fue incorporada en documentos institucionales de la CEPAL desde 2020 y se posiciona hoy como uno de los pilares de la propuesta de una Gran Transformación Productiva presentada en el 2024, junto con la agricultura para la seguridad alimentarioa, la economía circular y el turismo sostenible, entre otroas. Esta estrategia apunta a superar la baja capacidad de crecimiento que limita el desarrollo en América Latina y el Caribe.
Diversidad regional como fortaleza
El especialista destacó que actualmente cinco países —Costa Rica, Colombia, Brasil, Uruguay y Ecuador— cuentan con estrategias nacionales de bioeconomía, todas con puntos en común: el aprovechamiento sostenible de los recursos biológicos, la convergencia entre conservación y producción, y la incorporación de tecnologías avanzadas y saberes tradicionales.
“Las diferencias en la forma de entender la bioeconomía reflejan más la diversidad de recursos que los objetivos de desarrollo que se persiguen. En ese contexto, la CEPAL aporta valor al acompañar a los países con métricas económicas, cooperación técnica e identificación de oportunidades”, señaló Rodríguez.
América Latina y el Caribe en la agenda global
Respecto del debate internacional, resaltó el liderazgo de Brasil al introducir la bioeconomía en la agenda del G20, lo que abre nuevas oportunidades para la región. No obstante, advirtió sobre el riesgo de volver a un modelo basado únicamente en la exportación de biomasa. “La orientación hacia bienes y servicios complejos es una decisión de política pública. América Latina y el Caribe tiene el potencial para convertirse en un referente de modelos de bioeconomía orientados a la conservación de la biodiversidad, la innovación alimentaria, los bioinsumos agrícolas y sectores de alto valor como los biocosméticos y la biofarmacéutica”, afirmó.
Asimismo, destacó dos áreas clave para el futuro: la valorización de residuos agroindustriales mediante biorefinerías y el desarrollo de una bioeconomía urbana, aún poco explorada en la región más urbanizada del mundo en desarrollo.
Sin embargo, Rodríguez reiteró que la transición hacia una bioeconomía robusta exige fortalecer las políticas de desarrollo productivo en ámbitos como ciencia, tecnología e innovación, infraestructura, financiamiento e incentivos. También insistió en la necesidad de cerrar brechas de talento mediante formación técnica y capacitación laboral, así como fomentar alianzas entre academia y sector privado.
“Para que la bioeconomía despliegue todo su potencial, necesitamos armonizar marcos normativos, desarrollar mercados regionales de bioproductos y garantizar un terreno de juego equitativo frente a la economía fósil que aún domina a nivel global”, concluyó.