Descrição
Las actividades asociadas con el uso de la tierra se encuentran inmersas en profundas transformaciones técnicas, productivas y organizacionales. El destino de tales actividades no sólo se orienta a la producción de alimentos cada vez más sofisticados y diferenciados sino que se amplía hacia los biocombustibles y los insumos industriales. En ese modelo, la tecnología se torna tan relevante como la posesión de los recursos naturales, aparecen nuevas modalidades de producción (contratos de aprovisionamiento, separación más acentuada de los dueños de la tierras de las empresas de producción), a la vez que se deslocalizan las actividades (se produce en distintos territorios con insumos de diversa procedencia). Nuevos o remozados agentes económicos (proveedores industriales de insumos, supermercados, empresas de logística) van desarrollando una amplia gama de modalidades de relaciones de intercambio (en producción y comercio), que afectan las formas de reparto de las rentas generadas por el conjunto de la producción.
Esta nueva realidad amerita la ampliación de los abordajes teóricos; para explicar la estructura y el funcionamiento de un segmento productivo se torna necesario conocer el conjunto de etapas, desde la decisión de producir hasta el consumidor final. En esa dirección el primer trabajo del presente volumen contiene una perspectiva sistémica y, como tal, pasa revista a las distintas formas de organización del intercambio sobre las cuales se asienta el reciente dinamismo de las actividades agroindustriales. Se inicia con un breve recorrido de las diversas formas de organización del intercambio del mercado a la interacción vertical pasando por las redes para luego focalizarse en la estructura y funcionamiento de las cadenas globales de valor.
Complementariamente requiere de una nueva mirada sobre la realidad de esta actividad. Lo que hoy se conoce como “el campo” tiene muy poco que ver con lo que era varias décadas atrás. A poco de recorrer la Argentina rural, el paisaje presenta sorpresas: varias provincias norteñas y mediterráneas se han convertido en productores de oleaginosas y cereales; la “pampa gringa” aparece despoblada de ganado a campo, y la vera de las rutas están jalonadas de avisos de empresas industriales ofreciendo insumos para el agro. Inmensas fábricas de molienda y/o almacenamiento son comunes en distintos lugares del país, pero tienen una marcada concentración en unos pocos corredores portuarios, donde una aceitada logística canaliza las producciones locales de semi-elaborados hacia el exterior.
Medio siglo atrás, “lo pecuario” duplicaba en valor a “lo agrícola”, mientras que las denominadas economías regionales competían con los cultivos pampeanos. Hoy, lo pecuario es un tercio de todo lo producido mientras que la soja que recién despuntaba su producción en los años setenta por sí sola explica más de la mitad de la producción agraria. Junto a ello, las otrora “economías regionales” evidenciaron algunas relocalizaciones, a la vez que oscilan entre algunos casos de desarrollos virtuosos y otros menos dinámicos.
Frente a estas evidencias, se torna necesario contar con un “mapa” actualizado de la relevancia económica de las distintas cadenas de valor de la producción agroindustrial argentina. El segundo de los trabajo de este volumen tiene como objetivo cuantificar valor de producción, valor agregado, empleo y localización las actividades desarrolladas por una treintena de cadena de valor que cubren la casi totalidad del sector, abarcando los principales insumos, la actividad primaria y la primera etapa de transformación industrial.