OPINIÓN
Martín Hopenhayn, Director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL:
Empleo y protección social, los vínculos que faltan
Foto: Lorenzo Moscia/CEPAL

El empleo y la protección social en América Latina y el Caribe son dos campos ampliamente estudiados por la CEPAL por su relación con la reproducción de la pobreza y la desigualdad. Pero estos temas, cruciales para el desarrollo con igualdad de la región, se han tendido a analizar de forma separada.

En el más reciente documento institucional de la CEPAL, La hora de la igualdad. Brechas por cerrar, caminos por abrir, nuestra actual hoja de ruta, hacemos justamente un esfuerzo por abordar los problemas regionales de forma articulada, y esbozar opciones concretas de políticas de desarrollo.

Este informe ilustra empíricamente la forma en que se interrelacionan las desigualdades económicas, laborales, sociales y territoriales, entre otras, ubicando al Estado en el centro de las estrategias para reducir dichas brechas en el mediano y largo plazo en la región.

Siguiendo este enfoque analítico, la CEPAL se encuentra hoy estudiando en profundidad los vínculos entre el empleo y la protección social en América Latina y el Caribe, y la forma en que se originan y transmiten las desigualdades en la articulación de estas dos esferas. Creemos que esta mirada permite fortalecer los puentes entre el diagnóstico y el desarrollo de políticas efectivas.

Pero al analizar empleo y protección social es necesario incorporar un tercer eslabón a la cadena: la heterogeneidad estructural de los países, que explica gran parte de las desigualdades en el mercado del trabajo. Una mayor convergencia productiva y territorial aumenta las posibilidades de lograr más y mejores empleos.

Si la heterogeneidad estructural puede considerarse el “punto de partida” de la cadena, el mercado laboral funciona como un “espacio bisagra”, hacia donde se trasladan los efectos de la desigualdad estructural, donde se distribuyen los logros en productividad, donde se estratifican trabajos e ingresos y desde donde se accede a la protección social. Esta última viene siendo el “punto de llegada”, aunque también un nuevo punto de partida.

La institucionalidad laboral, por su parte, es el engranaje central a través del cual se transmiten las desigualdades entre uno u otro eslabón.

Se trata de entender los nudos de la cadena, identificando las configuraciones viciosas que operan como canales de transmisión y reproducción de la desigualdad, así como los engranajes virtuosos que están permitiendo reducirla.

Este escenario requiere medidas concretas y articuladas que permitan reducir la desigualdad en cada uno de los eslabones, así como en la conexión entre ellos. Hablamos de políticas de desarrollo y convergencia productiva, políticas de mercado de trabajo y regulación laboral, y políticas de protección social contributiva y no contributiva.

Estas políticas requieren, a su vez, escenarios macroeconómicos propicios y consensos sociopolíticos en los países de América Latina y el Caribe. En definitiva, son estas capacidades político-institucionales las que condicionan el margen de los países para diseñar e implementar políticas exitosas que permitan avanzar hacia un mayor desarrollo con igualdad en la región.

 


 


 

 

 

 

 
 

La CEPAL se encuentra hoy estudiando en profundidad los vínculos entre el empleo y la protección social en América Latina y el Caribe.

 
  Al analizar empleo y protección social es necesario incorporar un tercer eslabón a la cadena: la heterogeneidad estructural de los países.