Autoridades del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) y de los países miembros de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reconocieron las contribuciones que esta comisión regional de la ONU ha realizado a lo largo de su historia para fomentar un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible en la región, durante una ceremonia de conmemoración del 75⁰ aniversario del organismo. El evento se realizó en el marco de la Reunión Especial del ECOSOC sobre el “Futuro del Trabajo”, que se lleva a cabo de forma extraordinaria en Santiago de Chile.
La conmemoración estuvo encabezada por José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL; la Embajadora Paula Narváez, Presidenta del ECOSOC y Representante Permanente de Chile ante las Naciones Unidas; el Viceministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica, Alejandro Solano Ortiz, en representación de los países miembros de la CEPAL; y el Embajador de Argentina en Chile, Jorge Faurie, en su calidad de representante del país que ostenta hoy la presidencia de la CEPAL (para el período 2022-2024).
“La historia nos dice que la ‘innovación significativa’ a menudo ha sido el fruto de ‘desafíos significativos’. La creación de la CEPAL es un ejemplo perfecto de ello”, declaró Paula Narváez en su intervención.
La CEPAL fue establecida el 25 de febrero de 1948, mediante la resolución 106 (VI) del Sexto Período de Sesiones del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC). La idea fue de Hernán Santa Cruz, abogado y diplomático chileno, quien se desempeñaba en ese momento como Embajador de Chile ante las Naciones Unidas, y quien, con gran visión de futuro, presentó y negoció exitosamente un proyecto de resolución para crear una comisión económica para América Latina.
“Desde entonces, la CEPAL ha sido un pilar fundamental en el apoyo hacia los países de América Latina y el Caribe en el desarrollo de políticas públicas, apoyo operativo, asesoramiento, formación, cooperación técnica, y coordinación y cooperación regional e internacional. Así, la CEPAL se ha convertido en un socio incomparable en la realización de nuestras prioridades de desarrollo”, enfatizó la Presidenta del ECOSOC.
Por su parte, el Vicecanciller de Costa Rica señaló que la CEPAL es “la guía en el pensamiento económico de la región, según su evolución y retos históricos. Durante estos 75 años, la CEPAL a través de la investigación rigurosa y profunda de la economía y el desarrollo social y ambiental, ha sido vital para comprender mejor y abordar los desafíos de nuestros países”.
En tanto, el Embajador de Argentina en Chile, Jorge Faurie, reconoció y valoró la labor de la Comisión durante todos estos años, desde 1948, “dedicada a colaborar con los gobiernos de la región en el desarrollo económico de nuestros países, en el mejoramiento del nivel de vida de nuestros pueblos, y en la ampliación y fortalecimiento de las relaciones comerciales, dentro y fuera de la región”.
“Podemos decir que CEPAL ha logrado instalarse, tal vez como ninguna otra comisión económica en las regiones del mundo, en un apoyo técnico para todos los gobiernos de Latinoamérica y del Caribe, para que ellos pudieran identificar los elementos que les ayuden a tener un crecimiento sustentable, genuino y perdurable”, agregó el Embajador Faurie.
En su intervención inicial, el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, hizo un repaso de algunos de los hitos del pensamiento de la CEPAL en sus siete décadas de vida. Indicó que en sus inicios y la década de 1950, la CEPAL promovió el desarrollo latinoamericano a través de políticas de industrialización conducidas por el Estado, como la forma más eficiente de lograr la difusión del progreso técnico en un marco de comercio entre el “centro” y la “periferia” del sistema económico mundial. Luego, en los años sesenta, al mensaje a favor de la “industrialización” se incorporó un componente adicional: la propuesta de efectuar reformas institucionales —agrarias, fiscales y financieras, entre otras— que se consideraban indispensables para permitir la continuidad y profundización del desarrollo industrial.
Durante los años setenta, Salazar-Xirinachs explicó que el pensamiento de la CEPAL avanzó en torno a dos líneas fundamentales: la naturaleza y las dificultades del crecimiento económico y el desarrollo industrial y la distribución del ingreso. Mientras que en los años ochenta, la profunda crisis económica y social que sufrieron la mayoría de los países de la región en ese período llevó al entonces Secretario Ejecutivo, Norberto González, a denominar esos años “la década perdida". Durante esta década la CEPAL trabajó en análisis de la crisis de la deuda y formas de renegociarla.
En la década de los 90 surge el neo-estructuralismo como una corriente de pensamiento cepalino, cuyo objetivo fue modernizar el pensamiento de la CEPAL, adaptarlo a los cambios de esa década, y darle más visibilidad. En tanto, en la primera década del siglo XXI, el neoestructuralismo se articuló alrededor de cuatro grandes áreas: macroeconomía y finanzas con un énfasis en políticas contracíclicas, comercio internacional, desarrollo social y sostenibilidad ambiental, temas que fueron abordados en varias publicaciones influyentes de la Comisión.
El Secretario Ejecutivo prosiguió señalando que en la década de 2010, si bien la preocupación por la igualdad había estado históricamente presente en el pensamiento de la CEPAL, ganó centralidad en esta década, expresada y fundamentada en el conjunto de documentos conocido como “la trilogía de la igualdad”. Agregó que el cambio a la década presente se vio dominada por la cascada de crisis que ha impactado a la región y al mundo a partir de la pandemia en el 2020. Estos choques han enfocado mucho nuestra atención en el análisis de los impactos de esta cascada de crisis y en el diálogo con los gobiernos y otros actores clave sobre cómo gestionar sus efectos.
“Nuestro diagnóstico actual es que la región se encuentra en una verdadera crisis del desarrollo, que se expresa en tres trampas o síndromes principales: 1) Una trampa de bajo crecimiento; 2) Una trampa de alta desigualdad; y 3) Una trampa de baja capacidad institucional y de gobernanza compleja y débil para enfrentar la magnitud de los retos del desarrollo que tenemos. En síntesis, el gran reto de los países de la región en materia de desarrollo hoy día es cómo, a partir del momento presente, avanzar para construir un futuro más productivo, inclusivo y sostenible”, enfatizó José Manuel Salazar-Xirinachs.
Indicó que la CEPAL ha identificado once grandes transformaciones del modelo de desarrollo así como una lista de sectores impulsores o dinamizadores para lograr un crecimiento más alto, sostenido, inclusivo y sostenible, así como para acelerar el avance y las transiciones hacia los ODS. Áreas que pueden ser objeto de inversión, alianzas y cooperación internacional.
“Les aseguro que estos 75 años de historia y contribuciones de la CEPAL que he resumido, nos inspiran cada día para trabajar arduamente y estratégicamente en apoyo a los países para la construcción de un futuro más productivo, inclusivo y sostenible”, finalizó el Secretario Ejecutivo del organismo.