La integración física, es decir, la interconexión de las infraestructuras económicas, entre las que se cuentan las de transporte, energía, telecomunicaciones, agua y saneamiento, permiten generar transacciones dentro de un espacio geográfico y económico más amplio que lo nacional, posibilitando la integración del sistema económico y territorial a un nivel subregional y el surgimiento de cadenas regionales de valor.
Por ello, la CEPAL ha resaltado la necesidad de alinear la concepción, diseño, ejecución y seguimiento, fiscalización y evaluación de las políticas de infraestructura y servicios conexos con la maximización de sus efectos en relación al desarrollo, a través de una política integrada y sostenible de logística y movilidad con una mirada regional que permita no solamente resolver los problemas de provisión de infraestructura y servicios sino muy especialmente resolver las fallas u obstáculos institucionales y regulatorios tanto en la conducción de las políticas como en la organización de los mercados que surgen de la alta dispersión y multiplicidad de visiones públicas respecto a la infraestructura económica y los servicios en sus diferentes procesos (concepción, diseño, implementación y seguimiento, fiscalización y evaluación).
La integración regional de infraestructuras económicas permitiría alcanzar mejoras en la dotación y calidad de la infraestructura disponible, con una menor inversión y a un menor costo de operación producto de las economías de red, posibilitando con ello liberar recursos públicos para el gasto social u otros sectores de la economía nacional. Junto con ello, permitiría brindar y asegurar un suministro continuo y seguro para las naciones participantes, proveyendo además una redundancia en la red necesaria ante eventos naturales extremos o pérdidas de conectividad, elementos que serían difíciles de alcanzar de forma individual a un costo competitivo.