El trabajo de cuidados, fundamental para el desarrollo de las economías es realizado, en el contexto de la actual división sexual del trabajo, al interior de las familias y principalmente por las mujeres. Las políticas de cuidado aportan elementos concretos para transitar hacia una mayor igualdad, atendiendo algunos de los factores que están a la base de las inequidades de género en el ámbito económico, especialmente aquellos asociadas a la baja participación femenina en el trabajo formal; la precarización laboral; la desprotección social de las mujeres; la persistencia de brechas de género en cuanto a los ingresos; la segregación según ramas de actividad económica y de posición jerárquica en las estructuras de empleo que ocupan las mujeres, entre otros.
Entre las iniciativas en la región que abordan la economía del cuidado en su incidencia con el logro de la autonomía de las mujeres se encuentra la Ley 1413 de 2010 de Colombia, que busca hacer visible la contribución de las mujeres al desarrollo económico del país aportada por el trabajo doméstico no remunerado, incorporando una medición de éste a partir de la encuesta de uso del tiempo y su respectiva valorización en la inclusión en el Sistema de Cuentas Nacionales; y la política de Círculos Infantiles de Cuba, institucionalidad estatal de cuidado infantil que ha permitido enfrentar uno de los principales obstáculos y barreras de acceso de las mujeres al trabajo remunerado, desfamiliarizando o desmaternizando el cuidado.
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