Argentina
Argentina presentó entre 2015 y 2020 un deterioro en la evaluación positiva del funcionamiento de la democracia, pues esta disminuyó en veinte puntos porcentuales (alcanzando un 22% para 2020). Junto con ello, disminuyó la percepción de bienestar y de justicia en su distribución, pues bajó ampliamente (en veintidós puntos) el porcentaje de encuestados que afirmaban contar con certidumbre laboral (alcanzando un 40% en 2020), mientras que la satisfacción con la suficiencia del ingreso disminuyó en trece puntos porcentuales (alcanzando un 54%), y la percepción de justicia en la distribución del ingreso lo hizo en diecisiete puntos porcentuales (alcanzando un leve 5%). Adicionalmente, entre 2014 y 2020 la evaluación de que el trabajo a largo plazo da beneficios sobre la suerte o conexiones, disminuyó en 6 puntos porcentuales (alcanzando un 47%), y con ello disminuyó en 11 puntos porcentuales la expectativa que el Estado debe implementar políticas para reducir la desigualdad de ingresos (2014-2018) (alcanzando un 73% para 2018). Finalmente, si bien cayó en cuatro puntos porcentuales el respeto por las instituciones (57%), se mantuvo la orientación hacia el bien común pues aumentó en cinco puntos la participación electoral (82%) y en dos puntos porcentuales la asistencia a grupos para mejorar la comunidad (11%) (2014-2018).
Cabe destacar la amplia reducción que registró, entre 2015 y 2020, en la confianza institucional. Esta decayó en veinticuatro puntos en la institución electoral (18%) y once puntos porcentuales en los partidos políticos (alcanzando una confianza de 12% para 2020) (véase gráfico 1). Esta se vio reflejada en la valoración de la democracia como mejor forma de gobierno, la cual disminuyó en once puntos porcentuales entre 2014 y 2018.
Gráfico 1
Argentina: evolución de la valoración de la democracia como forma de gobierno, confianza en las instituciones electorales y partidos políticos, 2010-2020
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP).
Bolivia (Estado plurinacional de)
Entre 2015 y 2020 la evaluación positiva del funcionamiento de la democracia disminuyó en siete puntos porcentuales (alcanzando un 30%), mientras que la confianza institucional cayó transversamente, siendo esta caída de diecinueve porcentuales en el Gobierno (alcanzando un 25%), en diez puntos porcentuales en el Poder Judicial (alcanzando un 20% en 2020), en siete puntos porcentuales en el Congreso Nacional (alcanzando un 28%) y en nueve puntos porcentuales en la institución electoral (alcanzando un 28% en 2020) En relación a las brechas, disminuyó en veintiséis puntos porcentuales (2015-2020) la evaluación de la distribución del ingreso como justa (alcanzando un 21%), en quince puntos la suficiencia del ingreso (alcanzando un 53%), y la percepción de estabilidad laboral (nula o baja preocupación de perder el empleo durante el año) disminuyó en once puntos, alcanzando un 35% en 2020. En consecuencia, en el pilar de pertenencia se observó una fragmentación del tejido social, representado por una disminución de siete puntos en la confianza en las personas externas a la comunidad, entre 2015 y 2020 (alcanzando un 13%), y de trece puntos en la confianza en personas externas a esta, entre 2015 y 2018 (alcanzando un 45%). En contraposición, se mantuvo la orientación hacia el bien común, representado por un aumentó en cinco puntos porcentuales de la solidaridad (asistencia a reuniones para mejorar la comunidad) (alcanzando un 52% en 2018) y del mismo porcentaje en la participación electoral (alcanzando un 81% en 2018). Cabe destacar que, ante la disminución en la percepción de entrega de bienestar por parte del Estado, y de la suficiencia del ingreso, se observó un aumento en la asistencia a reuniones de grupo para mejorar la comunidad, siendo un indicio del desarrollo de nuevas redes comunitarias para acceder al bienestar (véase gráfico 2). .
Gráfico 2
Bolivia (Est.Plur.De): Percepción de suficiencia del ingreso, de distribución justa del ingreso, expectativa que el Estado reduzca la desigualdad de ingresos y profundización de los lazos comunitarios en el marco de la solidaridad(2015-2020)
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP).
Brasil
En Brasil, se observó entre 2015 y 2020, una leve mejora en la confianza institucional. La confianza en el gobierno nacional aumentó en ocho puntos porcentuales –alcanzando un 27%-, en el congreso nacional en cinco puntos porcentuales –alcanzando un 24% -, en los partidos políticos en tres puntos porcentuales –obteniendo un 13% - y en el poder judicial en cuatro puntos porcentuales (alcanzando un 37%). Simultáneamente, mejoró el manejo de la seguridad pública, pues la tasa de homicidios disminuyó en más de siete casos cada 100,000 personas (2014-2019), y con ello, aumentó la confianza en la Policía Nacional en once puntos porcentuales (2015-2020), alcanzando un 48% para 2020. Sin embargo, ello no se reflejó en un aumento en la evaluación positiva de la democracia, pues esta obtuvo un 33% para 2020, cifra menor a la de 2015. En relación a las brechas, entre 2015 y 2020, se observó un decaimiento en la evaluación de la suficiencia del ingreso de ocho puntos porcentuales (alcanzando un 61%) y en la certidumbre laboral de doce puntos porcentuales (alcanzando un 39% en 2020). En línea con la baja en la evaluación de la entrega de bienestar, se observó una mejora en la orientación hacia la bien común alternativa a los canales institucionales democráticos, pues aumentó (2014-2018) la solidaridad en cuatro puntos porcentuales (alcanzando un 20% para 2018), y en la misma cantidad en la actividad política (2014-2020) (alcanzando un 55% para 2020).
Cabe destacar que, si bien a partir del año 2017 se observan mejoras en la confianza institucional, se registra una tendencia en alza que entrega indicios de un aumento en la actividad política, en contraposición al voto en las elecciones presidenciales (véase gráfico 3).
Gráfico 3
Brasil: Percepción de confianza en el Congreso y Gobierno Nacional, valoración y evaluación de la democracia y participación cívica, 2008-2020
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP).
Chile
En Chile, entre 2015 y 2020, disminuyó progresivamente en cuarenta puntos porcentuales la evaluación positiva de la democracia (alcanzando un 23%). En concordancia, entre 2015 y 2020 hubo una crisis transversal en la confianza institucional, representada por un descenso de treinta y tres puntos porcentuales en la confianza en la policía nacional (alcanzando un 33%), de diecisiete puntos en la institución electoral (46%), doce puntos en el Congreso Nacional (12%) y de veintitrés puntos en el gobierno nacional (17%). En relación a las brechas, si bien entre 2015 y 2020, mejoró la suficiencia del ingreso en diez puntos porcentuales (alcanzando un 64%), se mantuvo baja la percepción de justicia en la distribución del ingreso (en un 5%), y la certidumbre laboral decayó en catorce puntos porcentuales, alcanzando un 31% para 2020. Junto con la persistencia de la desigualdad y disminución de la certidumbre laboral, se observó un fortalecimiento del tejido social y orientación hacia el bien común comunitario, pues la importancia de los amigos aumentó en 5 puntos entre 2015 y 2020 (alcanzando un 85%), la confianza en personas externas a la comunidad lo hizo en cuatro puntos porcentuales (alcanzando un 20% en 2020), y la solidaridad representada por la asistencia a reuniones para mejorar la comunidad aumentó en seis puntos porcentuales entre 2014 y 2018, alcanzando un 27% en 2018.
Entre 2010 y 2020 disminuyó ampliamente la percepción de justicia en la distribución del ingreso, lo cual se ha visto acompañado de una reducción en la expectativa que el Estado implemente políticas para reducir la desigualdad de ingresos (2010-2018), parcialmente atribuible a la crisis de confianza institucional anteriormente mencionada.
Gráfico 4
Chile: Percepción de justicia en la distribución del ingreso y expectativa que el Estado reduzca la desigualdad de ingresos, 2008-2020
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP).
Colombia
Colombia registró entre 2015 y 2020 avances en la inclusión laboral, ello pues la percepción de certidumbre laboral mejoró en catorce puntos porcentuales (alcanzando un 42%), mientras que la suficiencia del ingreso aumentó levemente en un punto porcentual (alcanzando un 47%) y la evaluación de su distribución como justa lo hizo en la misma medida (alcanzando un 15% en 2020). Sin embargo, se registró un deterioro de cuarenta y dos puntos porcentuales en la evaluación positiva de la democracia, la cual alcanzó un 22% en 2020. En concordancia, durante la misma fecha se observó una disminución en la confianza institucional con una baja de seis puntos porcentuales en la confianza en la policía nacional (alcanzando un 38%), de nueve puntos porcentuales en la institución electoral (alcanzando un 55%) y de cuatro puntos en el congreso nacional (alcanzando un 26% en 2020). En materia de seguridad, la tasa de homicidios disminuyó en dos casos (entre 2015 y 2019) y si bien, la confianza en la policía disminuyó, la confianza en el poder judicial aumentó en dos puntos porcentuales (alcanzando un 26%). Finalmente, en pertenencia se observa que entre 2014 y 2020 ocurrió una fragmentación del tejido social, pues la importancia de los amigos disminuyó en tres puntos (alcanzando un 69%) y la confianza en personas externas a la comunidad bajó en cuatro puntos (alcanzando un 13%). En contraposición, se mantuvo la mejora en el respeto por la diversidad y la orientación hacia el bien común. Ello, pues la evaluación de que el hombre no tiene prioridad sobre la mujer en acceso al trabajo en tiempos de crisis aumentó desde 2014, nueve puntos alcanzando un 75% en 2020, mientras que aumentó en seis puntos porcentuales la solidaridad, alcanzando un 33% en 2018.
En materia de valoración y evaluación de la democracia se observa que esta venía en decaimiento desde 2014 hasta 2017, con una leve mejora en 2018. Ello, se condice con las variaciones en la confianza en las instituciones electorales, presumiblemente ante las elecciones presidenciales en 2018.
Gráfico 5
Colombia: valoración de la democracia, percepción positiva de la democracia y confianza en las instituciones electorales, 2012-2020
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP).
Costa Rica
Costa Rica figura como uno de los países que más valora la democracia a nivel regional. Sin embargo, en los últimos años (2015-2020) disminuyó en veintitrés puntos porcentuales la evaluación positiva respecto a esta (alcanzando un 35% en 2o20), en doce puntos porcentuales la confianza en el gobierno nacional (lanzando un 15%) y en la misma cantidad en la institución electoral (alcanzando un 46% en 2020). En contraposición, disminuyó en un caso la tasa de homicidios cada 100,000 personas y aumentó en dos puntos porcentuales la confianza en la policía nacional (alcanzando un 50%). En materia de brechas, si bien entre 2015 y 2020 mejoró en ocho puntos porcentuales la certidumbre laboral (alcanzando un 51%), se mermó la evaluación de entrega de bienestar, pues la suficiencia del ingreso disminuyó en siete puntos porcentuales (alcanzando un 61%) y la percepción de justicia en la distribución del ingreso, bajó en seis puntos porcentuales alcanzando un leve 13% para 2020.Sin embargo, en pertenencia se observa un sustento y leve mejora, pues si bien entre 2015 y 2020 disminuyó en un punto porcentual la confianza en personas externas a la comunidad (alcanzando un 10%), entre 2014 y 2018 aumentó en nueve puntos porcentuales la confianza en personas de la comunidad (alcanzando un 31%), en seis puntos porcentuales el respeto por las instituciones (alcanzando un 74%) y se mantuvo la orientación hacia el bien común, ante una mejora de tres puntos porcentuales en la solidaridad (21%) y de un punto porcentual en la participación electoral (alcanzando un 73% en 2018).
Cabe destacar la persistencia de la desigualdad se ha conjugado con una baja en la cantidad de personas en situación de pobreza. En efecto, el país centroamericano ha presentado una reducción moderada de la pobreza (especialmente entre 2014 y 2019) explicadas en parte por los efectos de “variación del ingreso medio” y “variación de la distribución” además del importante aumento de ingresos totales entre los hogares de menores recursos por transferencias públicas y privadas durante este período. Esta reducción en la pobreza ha sido acompañada por una mayor cobertura de la educación secundaria completa, que ha pasado de cerca de 45% a sobre el 60% entre 2006 y 2018 para personas entre 20 a 24 años.
Gráfico 6
Costa Rica: Tasa de pobreza y coeficientes de Gini de ingresos, 2005-2019
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones de CEPALSTAT.
Ecuador
Entre 2015 y 2020, Ecuador enfrentó una crisis en su sistema político junto con una disminución en la percepción de entrega de bienestar. Entre 2015 y 2020, la evaluación positiva de la democracia, se mermó en veintidós puntos porcentuales (alcanzando un 18%), mientras que la confianza en el gobierno nacional bajó en treinta y cinco puntos porcentuales (alcanzando un leve 10%), en el congreso nacional en veinticinco puntos (alcanzando un 13%) y en los partidos políticos en diecisiete puntos porcentuales (alcanzando un 9% en 2020). Junto con ello, disminuyó en cuarenta puntos porcentuales la percepción de justicia en la distribución del ingreso, pasando de un 54% en 2015 a un 14% en 2020, y en ocho puntos porcentuales la suficiencia del ingreso, alcanzando un48% en 2020. En consecuencia, se debilitó el tejido social, ante una disminución de 11 puntos porcentuales en la importancia de los amigos en la vida (alcanzando un 63% en 2020) y de doce puntos porcentuales en la confianza en personas externas a la comunidad (alcanzando un leve 10% en 2020). Junto con ello, en la orientación hacia el bien común bajó la solidaridad desde un 39% en 2014 a un 35% en 2020, y la participación electoral desde un 92% a un 88% entre las mismas fechas, ante una disminución de dos puntos porcentuales en el respeto por las instituciones, cifra que alcanzo el 58% en 2020. Finalmente, entre 2014 y 2020 aumentó la actividad política contenciosa en nueve puntos porcentuales (alcanzando un 24%) y la participación en organizaciones aumentó ampliamente en treinta puntos porcentuales durante la misma fecha, alcanzando un 54% en 2020.
Cabe destacar que, si bien Ecuador ha aumentado la inclusión social en materia de porcentaje de personas de 20 a 24 años con educación secundaria completa, ha decaído progresivamente la percepción de justicia en la distribución del ingreso, y la población en situación de pobreza, pues este último indicador presentaba para 2019 la misma cifra que en 2013.
Gráfico 7
Ecuador: Indicadores de bienestar y percepción de la justicia en la distribución del ingreso, 2008-2020
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y CEPALSTAT.
El Salvador
El Salvador desde 2015 a 2020, registró distintos avances. En relación a estos, la evaluación positiva de la democracia paso de 29% a 37% en 2020, y la tasa de homicidios bajó desde 105 casos cada 100,000 personas en 2015 a 37 casos cada 100,000 personas en 2020, lo cual se conjugó con un aumento en treinta puntos porcentuales en la confianza en la policía nacional. En materia de acceso al bienestar, mejoró en cincuenta y un puntos porcentuales la percepción de suficiencia del ingreso (alcanzando un 47%) y en diecinueve puntos porcentuales la evaluación de su distribución como justa (alcanzando un 42% para 2020). Sin embargo, estos avances no se reflejaron en mejoras en el respeto por las instituciones, pues esta bajó en dos puntos porcentuales entre 2014 y 2018 (alcanzando un 65%) mientras que la participación electoral disminuyó en ocho puntos porcentuales durante la misma fecha (alcanzando un 67% en 2018). En contraposición, entre 2014 y 2018 aumentó en seis puntos porcentuales la solidaridad (alcanzando un 27%) y en seis puntos porcentuales la confianza en las personas de la comunidad, alcanzando un aún leve 15% para 2020.
En El Salvador, ha mejorado la percepción de certidumbre laboral y la percepción de justicia en la distribución del ingreso. Sin embargo, la suficiencia del ingreso pasó de un 53% en 2017 a un 47% en 2020, habiendo para aquella fecha únicamente un 47% de encuestados que afirmaba que el ingreso del hogar permitía cubrir las necesidades básicas.
Gráfico 8
El Salvador: evolución de la certidumbre laboral y evaluación del ingreso (suficiencia y justicia en la distribución), 2008-2020
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y por la Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP)
Guatemala
En Guatemala entre 2015 y 2020 aumentó la percepción de certidumbre laboral en veinticuatro puntos porcentuales (alcanzando un 53% en 2020), y la suficiencia percibida del ingreso incrementó en once puntos porcentuales (alcanzando un 49% en 2020). Sin embargo, ello no se reflejó en la legitimidad del sistema político, pues durante aquellas fechas la evaluación positiva del funcionamiento de la democracia disminuyó en dos puntos porcentuales (alcanzando un 35%) y se redujo ampliamente la confianza institucional, siendo esta más amplia en la confianza hacia la institución electoral, la cual disminuyó en dieciocho puntos porcentuales (alcanzando un 19%) y en los partidos políticos cuya confianza bajó en nueve puntos porcentuales (alcanzando un 9% en 2020). En concordancia, se observa una disminución en la orientación hacia el bien común institucional, caracterizada por una baja entre 2014 y 2018 de diez puntos porcentuales en la participación electoral, la cual alcanzó un 62% para 2018. Ello, en el marco de un notorio aumento en el respeto hacia las instituciones de trece puntos porcentuales alcanzando un 59% en 2018.
Guatemala cruza por una crisis en que ha decrecido la confianza en múltiples de las instituciones analizadas desde 2015 a 2020. La mayor baja en materia de confianza ha sido en la institución electoral la cual pasó de un 29% en 2015 a un 16% en 2018, a lo cual le sigue la confianza en los partidos políticos, cuya confianza declarada pasó de un 18% en 2015 a un 9% en 2020. En contraposición, aumentó la confianza en la policía nacional en tres puntos porcentuales, alcanzando un 28% para 2020. Ello, es concomitante con la baja sostenida en la tasa de homicidios que pasó de 33 casos cada 100.000 en 2015 a 26 casos cada 100,000 personas en 2019. Cómo resultado, los últimos dos años la sociedad guatemalteca ha experimentado el nivel más bajo de violencia en sus últimos 35 años.
Gráfico 9
Guatemala: Confianza en la Policía Nacional y Tasa de Homicidios (por cada 100,00 casos), 2008-2020
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
Haití
Haití se ha visto confrontado desde hace varias décadas a recurrentes crisis multidimensionales que han minado sus perspectivas de desarrollo. Sumado a ello, la violencia aumentó de 7 casos cada 100,000 personas en 2010 a 10 casos cada 100,000 personas en 2017, reflejando la ausencia de la capacidad del Estado de proteger a la población y sus derechos fundamentales. En concordancia, la evaluación de que los derechos básicos están protegidos pasó de 64% en 2010 a 50% en 2017. En materia de desigualdad, esta ha sido persistente destacándose un coeficiente de Gini para 2012 de 0,61, cifra que se ha mantenido desde 2001. Por otra parte, la inseguridad alimentaria ha aumentado: según estimaciones a marzo de 2022, 46% de la población sufría de inseguridad alimentaria aguda, situación agravada desde 2018, debido a la crisis económica, la caída de la producción agrícola, la inseguridad y los desastres naturales. Esta grave situación de pobreza y desigualdad explica la tendencia creciente con respecto a la percepción de que el Estado debe implementar políticas para reducir la desigualdad de ingresos, la cual se ha elevado desde un 60% en 2010 a un 83% en 2017. Finalmente, la crisis se ha reflejado en una fragmentación del tejido social representado por una caída en la confianza de las personas respecto a su comunidad, desde un 48% en 2014 a un 37% en 2017, y en una reducción de la orientación hacia el bien común, representado por una reducción de once puntos porcentuales en la solidaridad entre 2014 y 2017 (alcanzando un 23%) y de diez puntos porcentuales en la participación electoral (alcanzando un 56% para 2017).
En Haití, destaca una bajísima percepción de ausencia de corrupción en los funcionarios públicos: mientras en 2010 menos del 10% de las personas en Haití percibía que no existía corrupción de los funcionarios públicos, en 2014 esta cifra disminuía a 7% (véase gráfico x). Fortalecer este elemento es fundamental para recuperar la confianza institucional y reforzar la capacidad estatal de entregar bienestar a su población.
Gráfico 10
Haití: percepción de ausencia de corrupción en los funcionarios públicos, 2008-2014
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP)
Honduras
Honduras presenta un perfil democrático débil, en donde se conjuga una baja aprobación del sistema político, un bajo respaldo a la democracia, y una crisis de confianza institucional notablemente más pronunciados que el promedio regional. Socioeconómicamente Honduras cuenta con un panorama inestable, con altos niveles de pobreza y una muy baja precepción del buen funcionamiento de la democracia. En concreto, sólo un 17% indica tener una percepción positiva del funcionamiento de la democracia en el país -frente a un 33% promedio regional-. Resulta muy preocupante también la baja cobertura de los sistemas de protección social en Honduras. Solamente un 12% de los ocupados declara aportar a un sistema previsional, muy por debajo del 42% regional, y contrastando fuertemente con los niveles de países como Uruguay (76%) y Costa Rica (70%).
En efecto, el país centroamericano cuenta con la tasa de pobreza más alta entre los países analizados, un 52% de la población, muy por sobre del promedio regional (31%). Si bien todos los países de la región poseen una alta desigualdad en la distribución del ingreso, con un coeficiente de Gini de 0,49 Honduras destaca por encontrarse por sobre el promedio regional (0,46) – contrastando con países más igualitarios como Uruguay cuyo índice es de 0,39. Tanto la pobreza como la desigualdad de ingresos se han mantenido relativamente constante desde el año 2014 en adelante como se muestra en el gráfico 11.
Gráfico 11
Honduras: población en situación de pobreza y coeficiente de Gini de ingresos, 2000-2019
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y CEPALSTAT.
Jamaica
Jamaica presenta un perfil cercano a los promedios regionales en una serie de dimensiones de la cohesión social, a excepción de los índices de violencia. En específico, el país alcanza una tasa de 45,4 muerte por cada 100.000 personas - una de las más altas de la región, y muy por sobre el promedio regional de 18,1 cada 100.000 personas. El país caribeño también sufre de los efectos de una alta desigualdad endémica propia de los países de la región. Un 74% mantiene la posición de que el Estado debe implementar políticas para reducir la desigualdad de ingresos, levemente por sobre el promedio de la región (71%). No obstante, lo anterior, Jamaica mantiene una tasa de desempleo moderada, cercana al 8%, en línea con el promedio regional. Al igual que otros países latinoamericanos, se denota un distanciamiento y desconfianza hacia el sistema político que se demuestra en las altas desconfianzas a las instituciones analizadas, y una alta percepción de corrupción por parte de los funcionarios públicos.
En materia de igualdad de género, el país caribeño exhibe una proporción de escaños parlamentarios ocupados por mujeres de 29%, por debajo del promedio regional de 33 %. El país exhibe, a su vez, una de las tasas de muertes de mujeres ocasionadas por parejas o exparejas más bajas en la región. Las muertes de mujeres por parte de parejas íntimas han presentado alzas y caídas en los últimos años - aunque tendiendo a la baja desde 2016 a 2018. En específico, el número de muertes de mujeres ocasionadas por su pareja o expareja íntima alcanzaba un 0,5 por cada 100.000 mujeres en 2010 – cifra que aumentó fuertemente a 1,5 por cada 100.000 mujeres en 2016, y luego descendió a 0,3 muertes por cada 100.000 mujeres para 2018 (ver gráfico 12). Además, Jamaica se perfila como un país conservador en lo relacionado con la posición de sus ciudadanos ante el matrimonio igualitario. En concreto, un 15% aprueba el derecho de contraer matrimonio por parte de parejas del mismo sexo, 17 puntos porcentuales por debajo del promedio regional (32%), y muy distante de países en donde dicha opción es legal, como Uruguay (69%) o Argentina (65%).
Gráfico 12
Jamaica: muerte de mujeres ocasionada por su pareja o expareja íntima, 2010-2018
(muertes por cada 100.000 mujeres)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones de CEPALSTAT.
México
México se presenta como uno de los países con la menor percepción de un funcionamiento positivo de la democracia, pese a que la amplia mayoría considera que la democracia es la mejor forma de gobierno. Al igual que otros países analizados, México posee una alta desconfianza institucional, principalmente en los partidos políticos (13%) y Poder Judicial (24%). En este marco, la seguridad pública era identificada por la ciudadanía como la principal problemática que enfrentaba el país, mientras que para 2019 mantenía una tasa de homicidios de 29 casos por cada 100.000 personas - 11 puntos sobre los 18 casos cada 100,000 personas a nivel regional - y junto con ello, exhibía la menor confianza en la Policía Nacional a nivel regional (de 22% para 2018) (Ver gráfico 13 a continuación).
En el acceso al bienestar, México presentaba indicadores similares al nivel regional. Destacaba una alta tasa de pobreza de 41,5% para 2019 -superior al promedio de 30,5% y únicamente por debajo de Honduras (52,3%) y una leve percepción de distribución justa del ingreso (del 12% en contraposición al 17% regional) para 2018. En relación al ingreso, en 2018 un 59% de los mexicanos afirmaba que los ingresos familiares permitían cubrir sus necesidades, un porcentaje cercano al nivel regional de 52%. A nivel nacional, se observaba que en 2018 40% de las personas no se encontraban preocupados de perder el empleo (sobre el 39% regional), ello en un contexto nacional con un 32% de los ocupados aportando a un sistema previsional (y menor en 10 puntos porcentuales al nivel regional de 42%). Finalmente, en la evaluación de la justicia social para 2020 un 55% afirmaba que el trabajo a largo plazo traía beneficios sobre las conexiones o suerte (percepción sólo mayor en Ecuador (57%) y Perú (67%)). En consonancia, para 2018 un 69% afirmaba que el Estado debía implementar políticas para reducir la desigualdad de ingresos entre ricos y pobres (próximo al 71% regional).
Gráfico 13
México: evolución de la tasa de homicidios y confianza en la Policía Nacional 2009-2019
(en porcentajes y tasa por 100.000 habitantes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro, y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
Nicaragua
Por su parte, el porcentaje de personas que dice confiar en la gente de su comunidad ha descendido de un 65% en 2012 a un 51% para 2020. La asistencia a reuniones grupales de mejoras para la comunidad ha sufrido la misma suerte. En 2014 dicha asistencia llegaba a 35%, la cual ha disminuido a un 26% en 2018. Por su parte, la participación cívica ha mostrado también una disminución significativa. En 2012 la tasa de votación alcanzó un 80%, cifra que ha venido disminuyendo constantemente a través de las votaciones en los años siguientes hasta llegar a un 58% en 2020.
Junto con la disminución de la pobreza, Nicaragua destaca por mantener tasas bajas de desempleo en los últimos años con bajas de cerca de cinco puntos porcentuales entre 2012 (10%) y 2018 (5%), pese a que la cifra ha vuelto a subir en 2018 a un 8%. En concordancia, la satisfacción con la cobertura de las necesidades básicas con el total del ingreso familiar ha crecido desde 2010 a 2020, desde un 30% a sobre un 43% respectivamente (ver gráfico 14). Resulta positivo también el alza en el porcentaje de ocupados que aporta a un sistema previsional ha subido de 17% en 2006 a cerca de 23% para 2014 – pese a que aún se mantiene en niveles preocupantemente bajos. Nicaragua posee la mayor percepción de inestabilidad laboral en la región, con tan sólo un 29% de los ocupados que indican no estar preocupados de quedar desempleados en los próximos doce meses, en comparación a un promedio de 40% para el resto de los países de la región. A aquello se suma una baja percepción de satisfacción de necesidades básicas con el total del ingreso familiar (40%), por debajo del promedio regional (52%), y de países como Ecuador y Costa Rica, con 63% en ambos. Al igual que el grueso de los países de América Latina y el Caribe, Nicaragua es un país ampliamente desigual en donde apenas el 25% indica que la distribución de ingresos es justa, aunque en este indicador se ubica por sobre el promedio regional de 17%. El país destaca también por un muy bajo acceso a dispositivos digitales, con el porcentaje de hogares que tienen computadora más bajo de la región, de tan sólo 14%, muy por debajo 40% promedio para el resto de los países.
Gráfico 14
Nicaragua: tasa de desempleo promedio trimestral y cobertura satisfactoria de sus necesidades con el total del ingreso familiar, 2009-2020
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y CEPALSTAT.)
Panamá
Al igual que otros países en América Latina y el Caribe, Panamá muestra signos de una crisis de confianza institucional que afecta, en este caso, principalmente a los partidos políticos (12%) y al gobierno (23%). La confianza también es baja tanto para el poder judicial (24%). Resalta en el país la confianza en la policía que llega a un 41%, por sobre el promedio regional de 35%; así también como las instituciones electorales (40%), que contrasta con un 30% a nivel regional. Con respecto a los afrodescendientes, Panamá destaca por tener una alta inclusión y reconocimiento de derechos de este grupo de población. En comparación con otros países latinoamericanos y caribeños, Panamá destaca como uno de los más inclusivos al comparar diversos indicadores de bienestar según afrodescendencia. A partir de datos censales se ha podido indicar que los afrodescendientes no poseen grandes brechas en materia de salud, acceso al mercado laboral y la educación en comparación a la población panameña no afrodescendiente, con la excepción de la mayor frecuencia con la que las personas afro se ven afectados por discapacidades mentales o físicas en relación a otros grupos.
Uno de los principales desafíos de inclusión de Panamá se encuentra en la dimensión de género, en especial con respecto a la participación política de las mujeres. En concreto, sólo un 23% de los escaños parlamentarios es ocupado por mujeres, por debajo del promedio regional de 33%, y lejos de países cercanos a la paridad parlamentaria como Nicaragua, México, o el vecino Costa Rica. El país mejoró el porcentaje de escaños parlamentarios ocupados por mujeres desde un muy bajo 8% en 2013 a cerca de un 25% en 2021, luego de haber llegado a un 45% en 2020. En contraste, la brecha salarial de género se ha mantenido oscilante entre un 12% a un 14% entre 2013 y 2019, sin claras señales de mejoría. Por otro lado, el porcentaje de mujeres sin ingresos propios en Panamá ha sufrido un leve descenso en los últimos años, pero continúa ubicándose en porcentajes elevados. En 2014 el porcentaje de mujeres sin ingresos propios era de 28%, el cual ha descendiendo levemente hasta llegar a un 24% para 2019 (Ver gráfico 15).
Gráfico 15
Panamá: proporción de escaños parlamentarios ocupados por mujeres y porcentaje de mujeres sin ingresos propios, 2013-2021
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones de CEPALSTAT.
Paraguay
Paraguay ha alcanzado grandes avances en su reducción de la pobreza en los últimos años y mejorar la calidad de vida de sus habitantes en varios ámbitos de bienestar y brechas. No obstante, el país destaca por mantener una alta inestabilidad laboral pese a que ha podido reducirla notoriamente desde el año 2013 al 2018. En materia de desigualdad, entre 2015 y 2019 se redujo en 0.021 el coeficiente de Gini mientras que la percepción de justicia en la distribución se ha mantenido muy baja, manteniéndose en sólo 9% en 2020 (véase gráfico 16) – la tercera más baja a nivel regional seguido de Argentina y Chile. Junto con ello, entre 2015 y 2019, la pobreza disminuyó en cuatro puntos porcentuales (alcanzando un 19% en 2019) y la tasa de hacinamiento en nueve puntos porcentuales alcanzando un 39%. Por su parte, la percepción de seguridad laboral venía decreciendo desde 2013 a 2018, pero en 2020 tuvo un importante repunte y se sitúa en 43%. En consonancia, entre 2014 y 2018 el porcentaje de encuestados que evaluaba que el Estado debía implementar políticas para reducir la desigualdad de ingresos entre ricos y pobres, disminuyó en 15 puntos porcentuales, alcanzando un aún mayoritario 64% en 2018.
El país destaca por un aumento de la solidaridad en los últimos años, pese a la disminución de la confianza institucional y en los miembros de su comunidad. En específico, entre 2014 y 2020, la confianza en las personas de la comunidad disminuyó en 15 puntos porcentuales, (alcanzando un 65% en 2020), mientras que la confianza en personas externas se mantuvo en un 18% entre 2015 y 2019, y descendió abruptamente a 9% para 2020, en el marco de la pandemia. La mayoría de las instituciones analizadas mantienen niveles de confianza entre los más bajos de la región, entre los cuales se encuentra un 9% en los partidos políticos, y un 10% en el congreso nacional para 2020. Junto con ello, entre 2014 y 2020 se observó un aumentó de siete puntos porcentuales en la solidaridad cuantificada con la asistencia a reuniones para mejorar la comunidad (que alcanzó un 41% en 2020) y una ligera disminución en la participación electoral. No obstante, lo anterior, Paraguay ha visto disminuida la valoración de la democracia durante los últimos años. Desde el año 2014 hasta 2020, la valoración de la democracia como mejor forma de gobierno descendió en ocho puntos porcentuales (alcanzando un 51% en 2020), mientras que su evaluación positiva disminuyó entre 2015 y 2020, alcanzando un 26% en 2020. La misma tendencia se observa en los niveles de confianza institucional.
Gráfico 16
Paraguay: Población en situación de pobreza, percepción de justicia en la distribución del ingreso y percepción de seguridad laboral
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base CEPALSTAT y de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro.
Perú
El Perú presentaba para 2020 un perfil democrático frágil, pues sostenía una valoración de la democracia del 49% por debajo del promedio regional (58%), así como una baja evaluación positiva de esta del 21%, también por detrás del promedio regional (33%). En Perú, la ciudadanía identificaba para 2018 como la principal problemática que enfrentaba el país a la seguridad pública y delincuencia, sin embargo, para 2019 contaba con una tasa de homicidios de 8 casos cada 100,000 personas -menor a los 18 a nivel regional- y en 2020 sostenía una confianza en la Policía Nacional del 31% - por debajo del 35% regional-. Junto con ello, el país contaba en 2018, con un bajo orgullo por el sistema político (26%) (únicamente menor en Brasil con un 24% y en Haití con un 23%) y un bajo respeto por las instituciones ubicado en 37% en comparación al nivel regional de 56%.
Perú posee grandes retos en materia de bienestar y reducción de brechas. El país andino destaca por la muy baja percepción de una distribución de ingresos justa en el país, y una decreciente opinión general de que los derechos básicos están protegidos. Entre 2015 y 2019, el Perú avanzó en la reducción de la pobreza en casi cuatro puntos porcentuales (alcanzando un 15% para 2019), mientras que la tasa de hacinamiento disminuyó en cinco puntos porcentuales, alcanzando un 40% en 2019. En contraposición, entre 2015 y 2020, se redujo en 15 puntos porcentuales el porcentaje de personas que afirmaba que sus ingresos eran suficientes para cubrir sus necesidades (llegando a 45% en 2020), en 38 puntos porcentuales la percepción de la distribución del ingreso como justa (alcanzando un 16% en 2020) y en cinco puntos porcentuales la percepción de que los derechos básicos estaban protegidos (alcanzando un 20% para 2018) (véase gráfico 17). Ello, en el contexto de un aumento de un punto porcentual en la tasa de desempleo (alcanzando un 7% para 2019), que se acompañó de una reducción de cinco puntos porcentuales en la percepción de estabilidad laboral (alcanzando un 37% den 2020).
Gráfico 17
Perú: Percepción de la distribución del ingreso y de la protección de los derechos básicos protegidos, 2008-2018
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro y el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP).
República Dominicana
La República Dominicana, en línea con otros países analizados, sostiene el desafío de mejorar la confianza en su sistema político, en que destaca una baja confianza en los partidos políticos cercana a 24%. El país caribeño mantiene una valoración de la democracia como el mejor sistema de gobierno del 59% - levemente por sobre el promedio regional (57%). Al mismo tiempo, la República Dominicana posee una baja proporción de escaños parlamentarios ocupados por mujeres, con sólo un 28% que contrastan con Bolivia, Costa Rica, o México que están cerca de la paridad. No obstante, en contraste con países como Honduras (44%), el país caribeño presenta sólo 18% de mujeres sin ingresos propios – siendo una de las proporciones más bajas, sólo detrás de Uruguay con 13,2% y Argentina con 16,8%.
Al igual que otros países de América Latina y el Caribe, el país presenta un alto nivel de desigualdad de ingresos, con un coeficiente de Gini de 0,43. Frente a ello, tan sólo un 17% menciona que la distribución de ingresos le parece justa, a la par del promedio regional. De igual forma, un 75% estima que el Estado debe implementar políticas para reducir la desigualdad de ingresos, ligeramente superior al promedio regional (71%). En línea con ello, solamente un 25% sostiene que los derechos básicos están protegidos en el país, ligeramente por debajo del promedio regional de 28%. El país caribeño ha mantenido una distribución desigual de sus ingresos durante las últimas dos décadas, aunque con una leve disminución del coeficiente de Gini de 0,49 a 0,43 entre 2010 y 2018. La opinión acerca de si la distribución del ingreso es justa, por su parte, ha mostrado una gran variabilidad en los últimos años, aunque en conjunto presenta una baja de 30% a 17% en 2008-2018. En cambio, la tasa de pobreza ha mantenido una sostenida tendencia a la baja desde el año 2004, pasando de casi 50% de la población en el año 2004 a cerca de un 20% para 2019 (ver gráfico 18).
Gráfico 18
República Dominicana: coeficiente de Gini de ingresos, población en situación de pobreza, y porcentaje de acuerdo con que la distribución del ingreso en el país es justa
Fuente: elaboración propia sobre la base CEPALSTAT y de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro.
Uruguay
El Uruguay destaca como uno de los países mejor posicionados en materia de sentido de pertenencia, institucionalidad y brechas. Es el país que más valoraba la democracia a nivel regional para 2020, dado que el 76% de los encuestados señalaba a la democracia como la mejor forma de gobierno y un 77% tenía una percepción positiva del funcionamiento de la misma. También contaba con un amplio respeto por sus instituciones del, y un orgullo por su sistema político del 49% -aún favorable en comparación al promedio regional de 40%-. El país destaca también en su avance en temáticas de género en varios aspectos. Primero, con relación a la autonomía económica de las mujeres, entre 2014 y 2019 e observó una leve mejora de casi 5 puntos porcentuales en la reducción de la brecha salarial de género -alcanzando un 22%-, mientras que entre 2014 y 2019 disminuyó en 0,3 puntos porcentuales el porcentaje de mujeres sin ingresos propios, llegando a un 13,2%. Luego, en la autonomía física, entre 2015 y 2019 disminuyó en 0.24 la tasa de muertes de mujeres ocasionada por su pareja o expareja íntima por cada 100.000 mujeres, alcanzando un 1,22 en 2019.
Por otro lado, en materia de bienestar, entre 2014 y 2019 se identificó una leve mejora, representada por una reducción en el porcentaje de la población que vive en situación de pobreza de 1,5 puntos porcentuales (alcanzando un 3% para 2019), de 2,4 puntos porcentuales en la tasa de hacinamiento (alcanzando un 15,6%), y de 4,3 puntos porcentuales en la conclusión de la educación secundaria completa (con un 41% para 2019). No obstante, estas condiciones no se plasmaron en una mayor suficiencia subjetiva del ingreso, pues entre 2015 y 2020 esta disminuyó en tres puntos porcentuales (alcanzando un 65% en 2018), ni en una mayor percepción de justicia en la distribución del ingreso, pues esta bajó 10 puntos porcentuales entre 2015 y 2020, llegando a un 23% en 2020 (véase gráfico 19).
Gráfico 19;
Uruguay: Percepción de justicia en la distribución del ingreso, de la estabilidad laboral y de la suficiencia del ingreso, 2008-2018
(En porcentajes)
Fuente: elaboración propia sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas realizadas por la Corporación Latinobarómetro.