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Impacto económico del cambio climático en el Caribe
La agricultura representa una décima parte del PIB y casi un tercio de las fuentes de empleo en el Caribe. Para 2050, esto podría haber cambiado de manera drástica debido al cambio climático, como se expone en el documento The economics of climate change in the Caribbean (La economía del cambio climático en el Caribe), publicado por la CEPAL como el tercer volumen del Caribbean Development Report (Informe de desarrollo del Caribe). El informe evalúa el costo del cambio climático en cinco sectores, agrícola, costero y marítimo, energético y de transportes, salud, y turismo, en nueve países de la subregión. La agricultura en el Caribe, ya sea destinada a los mercados nacionales o a la exportación, aún hace uso de métodos agrícolas intensivos que dependen de los sistemas de secano. Las frutas, la mandioca y la nuez moscada son algunos de los productos cultivados para el consumo nacional, mientras que aquellos que tradicionalmente se han cosechado para la exportación incluyen el plátano, la caña de azúcar y el café. Una evaluación de los sectores en Guyana, Jamaica, Santa Lucía y Trinidad y Tabago concluyó que, si bien los cambios en las temperaturas y las precipitaciones serán mínimos, estos tendrán un impacto significativo en la agricultura y, especialmente, en los agricultores a pequeña escala. Dada la menor dimensión económica de estos países, la frecuencia e intensidad cada vez mayores de las condiciones meteorológicas extremas, por ejemplo, los huracanes, las inundaciones y sequías por causa del cambio climático, son causas de preocupación. Además de la erosión del suelo causada por los huracanes y las inundaciones, la sequía puede generar como resultado una incidencia mayor de incendios y una reducción de los rendimientos agrícolas. Ya que gran parte de la tierra para la agricultura se encuentra en las planicies costeras, el aumento del nivel del mar podría elevar la salinidad de los mantos acuíferos, lo que dificultaría los cultivos. En el Caribe, los ingresos por exportación de plátano podrían reducirse 5,1%, mientras que aquellos derivados de la pesca 20% para 2050, todo como resultado del cambio climático. En Guyana, la agricultura sola podría mostrar pérdidas acumulativas de más de 1.900 millones de dólares en dicho periodo. Considerando los costos económicos y sociales del cambio climático, se tienen que encontrar maneras de minimizar sus impactos. El Caribe es responsable de menos del 0,1% de las emisiones mundiales totales de gases de efecto invernadero; por consiguiente, las medidas de adaptación, las cuales se enfocan en las maneras de ajustarse a las repercusiones previstas del cambio climático, pueden ser la única opción viable. Si se toma en cuenta la importancia del agua para la agricultura, una irrigación que conserve el uso del agua, así como instalaciones para su almacenamiento in situ pueden reducir la dependencia de los sistemas de secano. La mejora de la investigación y desarrollo podría permitir la introducción de variedades vegetales más resistentes a la sequía, la salinidad y las plagas, así como una mejor diversificación de los cultivos. Por otro lado, será crucial la mejora en el flujo de información entre investigadores, agricultores y gobiernos, así como la inversión en infraestructura (por ejemplo, muros de contención en zonas costeras). Al implementar algunas de las medidas de adaptación propuestas, los países del Caribe podrían ser capaces de minimizar el impacto del cambio climático en sus economías y, posiblemente, encontrar oportunidades para avanzar en sus procesos de desarrollo. Más SUBSEDES
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