El modelo de desarrollo de América Latina y el Caribe (ALC) ha promovido la expansión de las fronteras agroindustriales, el crecimiento continuo de la extracción de recursos mineros, el agotamiento de los recursos forestales y pesqueros y la intensificación de las emisiones de CO2. Este modelo ha impactado negativamente al medioambiente, ha mantenido a la región en una posición de dependencia y desventaja frente a las cadenas globales de producción y ha seguido un patrón de producción y consumo que acentúa las desigualdades y la propia degradación. Este patrón articulado se reproduce continuamente, lo que genera un círculo vicioso.
Las condiciones para el cierre de las brechas de desarrollo, ambientales, territoriales y sociales existen y han sido formuladas por la CEPAL como un cambio estructural progresivo sobre la base de un Gran Impulso Ambiental (GIA), el producto de una reorientación coordinada de políticas, inversiones, regulaciones y régimen de impuestos. Este impulso debe producir una trayectoria convergente de diferentes actores, sectores e inversiones, para permitir innovaciones y procesos sinérgicos entre los suministros, habilidades, equipamientos, servicios, distribuciones, redes, demandas y patrones. El GIA requiere, así, una intervención articulada de múltiples actores y coherencia de políticas para garantizar al mismo tiempo el crecimiento económico, la adopción de innovaciones tecnológicas, la generación de empleo, la reducción de emisiones y la preservación y uso sostenible de los recursos naturales.
Implementar un paquete coordinado de inversiones y políticas hacia un gran impulso ambiental es parte de la respuesta necesaria —en términos de estrategia e instrumentos— para la construcción de un desarrollo sostenible, junto con la implementación de la Agenda 2030, el Acuerdo de París y la Nueva Agenda Urbana.
El Programa CEPAL-BMZ/giz apoya a países seleccionados de la región para que estén en condiciones de diseñar sus estrategias de implementación de la Agenda 2030 al tenor de un GIA. Para ello, es necesario ampliar sus capacidades hasta promover en forma participativa e intersectorial un crecimiento económico con menos emisiones, un uso eficiente de los recursos y socialmente inclusivo (ODS 8, 12 y 13). Al involucrar al sector privado y a la sociedad civil, el módulo también hace una importante contribución al desarrollo de nuevas alianzas público-privadas al tenor del ODS 17.
Actualmente, el programa apoya a Costa Rica en el plan nacional de descarbonización y en la elaboración de la estrategia nacional de bioeconomía, a México en el área de electromovilidad, a Brasil en uso de energías renovables, y a la Republica Dominicana en estrategias de adaptación al cambio climático.